Antes de los no convencionales había un centenar de puestos de venta de mercadería y la actividad se desarrollaba en la informalidad. Hoy la localidad duplicó su población.
Pensar que un pueblo de apenas 6.000 habitantes pueda contar con dos bancos, un local de una cadena nacional de electrodomésticos y un paseo de compras con 30 locales es casi imposible, pero en Añelo, la localidad que marca la puerta de acceso a la zona caliente de Vaca Muerta, es toda una realidad.
Hace poco más de cinco años, en diciembre de 2011 Darío Díaz asumía la intendencia con cerca de 3.000 habitantes y muy lejos de todo tipo de boom, los comercios que subsistían lo hacían en su mayoría en la informalidad.
“Cuando asumí había menos de cien comercios, y la mitad no estaban regularizados, era como una cuestión de costumbre que la gente abría un comercio y no hacía ningún trámite”, explicó.
Tras el proceso de regularización, devino el crecimiento explosivo de la ciudad de la mano de Vaca Muerta en 2014. La crisis del valor internacional del crudo puso una pausa a ese crecimiento descontrolado y según el intendente “nos permitió avanzar de forma más planificada y llegar un poco mejor con la infraestructura que con el crecimiento explosivo que tuvimos antes era imposible de hacer”.
Actualmente, Añelo cuenta con más de 300 comercios habilitados y a pesar de que el paseo de compras que desarrolla una firma privada aún no está terminado, trascendió que la mitad de los locales ya estarían reservados.
Señaló que entre ellos “hay locales de ropa, puede ser uno de alquiler de vehículos y uno de una conocida cadena de electrodomésticos”.
Para el jefe comunal “estos comercios, así como fue la apertura del supermercado hace pocos días, nos permiten bajar los precios que se pedían acá a valor más razonables y también evitar tener que ir a Neuquén, por ejemplo para comprar un televisor”.
En los poco más de cinco años que Díaz lleva a cargo de la intendencia Añelo duplicó su población, pasando a 6.000 habitantes, pero el crecimiento en los comercios fue aún más grande, y alcanzó a triplicarse.
La localidad pasó de contar una subdelegación de un banco, que atendía en horario reducido, a dos sucursales. También en el Parque Industrial se ve el cambio ya que se pasó de 7 empresas a las 50 que actualmente están habilitadas. “Y tenemos acuerdos con otras 150 empresas”, agrega Díaz.
En Salud se pasó de un plantel de 15 personas en la salita a un hospital con 120 agentes, la construcción de una nueva comisaría y el proyecto para crear un delegación en un predio de 9 hectáreas cedidas por el municipio y un plan de 180 viviendas a través del IPVU.
“Esta pausa que tuvimos nos permitió acomodarnos, poder proyectar y hacer planes de crecimiento e infraestructura”. Darío Díaz hace mención al parate que tiene la actividad desde el 2015.
12.000 habitantes se espera que vivan dentro de tres años en la localidad cabecera de los no convencionales.
100 millones de pesos podría tener el Municipio cuando crezca la población. Dejará de funcionar en una casilla de madera.
“Puertas adentro de la municipalidad también hemos tenido que crecer”, explica el intendente Darío Díaz y recuerda que “cuando ingresé tenía el plan de reducir personal, y al final terminamos ampliando la planta”.
El jefe comunal explicó que en diciembre de 2011 la comuna tenía 109 empleados de planta permanente, que tras un proceso de revisión se redujeron a 98. Pero el achique duró poco. “Hemos abierto nuevas áreas y direcciones como catastro, por ejemplo, y fue necesario tomar 40 empleados más”, detalló.
El crecimiento de la planta comunal fue posible gracias al engrosamiento de las arcas del municipio que según contó Díaz pasó de apenas 1 millón de pesos en 2011 a 45 millones el año pasado.