Ecuador trata de superar la sequía de inversiones extranjeras en el sector minero durante toda la década del gobierno de Rafael Correa y de alcanzar hasta 2021 -con nuevas garantías- los 4.500 millones de dólares con los que potenciar una industria aún en pañales, reconoció el ministro Javier Córdova
"Se ahuyentó al inversionista y eso nos ha costado sudor y lágrimas para volver a posicionar al Ecuador como país que no te cambia las reglas del juego y que tiene las condiciones para invertir", admitió el titular de la cartera de Minería.
En una entrevista con Efe, en la que pasó revista a la situación del sector minero ecuatoriano, Córdova indicó que en este momento la minería aporta al Producto Interno Bruto (PIB) del país un mero 1,2 ó 1,3 %, cuando geológicamente tiene un potencial mucho mayor que espera poder traducir a un 4 % al término del actual periodo de Gobierno en 2021.
El origen de esa sequía, que el país trata de resolver desde 2014, se debió a decisiones erróneas del anterior gobierno que ahuyentaron a los inversores al imponerles todo tipo de regulaciones proteccionistas y fiscales.
"Cuando llegamos al Gobierno había una ley de minería que estaba en el extremo, no había regalías (..) no se podía sancionar por incumplimientos ambientales, la entrega de concesiones era 'first come, first take'", explica sobre la situación del sector en 2007.
Pero agrega que el gobierno de Correa, en sus decisiones, se fue "de un extremo al otro y no encontró un punto medio justo".
Ello supuso que las empresas perdieran interés en el país y que las inversiones oscilaran entre 39 y 49 millones entre 2009 y 2014.
"No éramos un país atractivo para invertir, (..) teníamos una carga impositiva muy alta (al extraccionismo)", recuerda el ministro, a cargo del sector en los últimos tres años de Correa y que renovó su mandato en mayo pasado con el nuevo presidente, Lenín Moreno.
En un giro de estrategia, Ecuador trata ahora de recuperar al inversor extranjero en un proceso que se inició en 2015 y que en 2016 ya se traducía en 281 millones de dólares.
El objetivo, declara el ministro, es alcanzar los 4.599 millones de dólares en 2021 y llegar a los 8.000 millones en 2025.
En otras palabras, que la minería se convierta en el segundo motor económico del país por detrás únicamente del petróleo y que su aporte al PIB sea eventualmente parecido al de otros países como Perú y Chile.
Un objetivo para el que Ecuador ha tenido que readaptar su legislación y reconocer que tenía una ley de minería "muy compleja", con cargas fiscales de hasta el 30 % que no la hacían atractiva.
"Modulamos para la aplicación de ciertos impuestos y entre ellos el de (empezar a contribuir) una vez recuperada la inversión", explica Córdova.
La respuesta de los inversores, asegura, "ha sido muy positiva" y "ha vuelto a posicionar al país como un país interesante para invertir en minería, que tiene potencial".
Una de las medidas cruciales introducidas es la aprobación de un "contrato de estabilidad tributaria" por quince años renovables -hasta 30-, que era importante para crear confianza en la industria porque garantiza que las condiciones pactadas con el inversor seguirán vigentes toda la vida útil del proyecto.
Una medida destinada a corregir la imagen de inestabilidad legal y financiera que tenía el país entre los inversores, y que hasta hace solo dos o tres años cerraba las puertas del ministro en todo tipo de encuentros internacionales.
La inversión en el sector minero ecuatoriano proviene en su totalidad del extranjero ("no hay capacidad local ni empresa pública"), por lo que la "percepción internacional" es vital.
Con estas promesas, Córdova acudirá el próximo lunes en Toronto al evento "Mines and Money", donde su país está nominado a varios premios como mejor destino de capitales en el sector.
Los dos proyectos abanderados que lleva como ejemplo son los de Mirador (cobre) y Fruta del norte (oro), en esta última donde ha alcanzado un reciente acuerdo con la canadiense Lundin Gold con una inversión proyectada de unos 800 millones de dólares.
Otra medida introducida es la apertura a finales del año pasado del catastro minero, cerrado siete años.
"Hemos logrado 237 concesiones ya entregadas, de un universo de más de 500 que han solicitado", señala sobre ese nuevo aperturismo de su Gobierno.
Un aperturismo que empieza a despertar la curiosidad de grandes empresas como la BHP Billiton -que regresa a Ecuador después de muchos años-, las australianas NewCrest y Hancock, o la Anglo American plc.
"Hoy vemos algo que no veíamos hace tres años", asegura el ministro ecuatoriano. "En 2015 las grandes empresas no nos recibían, hoy nos buscan".