RICARDO ALONSO
En primer lugar el cobalto es un elemento químico, el número 27 de la Tabla Periódica. Y también un color. Muchos habrán escuchado hablar del azul cobalto y basta recordar el impresionante vestido azul que usó Máxima de Holanda en la ceremonia de coronación de su esposo. Y también ese azul profundo que se encuentra decorando porcelanas, vidrios y cerámicas finas.
Los persas, los chinos y los egipcios lo usaron desde la antigedad y mucho más tarde los artesanos franceses que buscaban superar el azul de ultramar. En la actualidad sigue siendo un pigmento importante. También es posible haber escuchado hablar de él, en igual sentido, para la esterilización de instrumental médico y en la eliminación de microorganismos de alimentos.
Y algo más cercano -y de todos los días- tiene que ver con la buena salud y los procesos fisiológicos en donde el cobalto interviene principalmente en la vitamina B-12, también llamada cianocobalamina. Esta vitamina, hidrosoluble, es esencial para el funcionamiento normal del cerebro, del sistema nervioso, y para la formación de la sangre y de varias proteínas. Ayuda a reparar la mielina, y actúa en la síntesis del ADN, en las células sanguíneas rojas, en la absorción del hierro y en el tratamiento de la anemia. Se incorpora al organismo cuando se consumen pescados, mariscos, huevos, leche, hojas verdes, porotos, garbanzos, carnes rojas, quesos, hígado y nueces. O sea todos los productos animales o vegetales que contengan vitamina B-12, son además portadores de cobalto que el organismo lo necesita como un oligoelemento o micronutriente. También viene incorporado en los suplementos vitamínicos farmacéuticos.
El cobalto fue descubierto en 1735 por el químico y mineralogista sueco Georg Brandt (1694-1768) quien se convirtió en el primer científico en descubrir un metal que era desconocido en la antigedad.
Se le dio el nombre de cobalto por Kobold o Kobald, un duende de las minas o gnomo en las mitologías germánicas. Los mineros medievales pensaban que estos duendes se dedicaban a cambiar los metales valiosos de las vetas por otros de naturaleza tóxica que los asfixiaban, envenenaban y llevaban a la muerte. Igualmente ocurría con los metalurgistas cuando tostaban el mineral en los hornos. En realidad el veneno provenía del arsénico con el cual el cobalto forma algunos minerales.
Si bien el cobalto es un elemento químico común y ampliamente distribuido en la corteza terrestre, sus acumulaciones formando depósitos minerales económicos son escasas. El cobalto no se encuentra libre en la naturaleza sino que lo hace formando sulfuros, arseniuros, arseniatos, óxidos e hidróxidos. Se conocen algo más de un centenar de minerales que llevan cobalto en su fórmula química, pero la mayoría son raros. Generalmente se asocia a níquel, hierro, cobre, manganeso, azufre, arsénico y selenio.
Algunos de los minerales importantes de cobalto son la linnaeita (sulfuro de cobalto), la carrollita (sulfuro de cobalto y cobre), la cobaltita (sulfoarseniuro de cobalto), la skutterudita (arseniuro de cobalto), la eritrina o "flor de cobalto" (arseniato hidratado de cobalto), el asbolane (un óxido de níquel, cobalto y manganeso) y la heterogenita (hidróxido de cobalto), entre otros.
En Argentina se descubrió una especie nueva para la ciencia, la cobaltomenita, identificada en 1882 por el francés Emile Bertrand en el depósito selenífero de Cacheuta en Mendoza. Independiente de los yacimientos naturales ricos en cobalto, en su mayoría se lo obtiene como un subproducto del procesamiento de menas minerales de cobre y níquel.
En la naturaleza el cobalto se encuentra en cuatro tipos mayores de yacimientos. Uno de ellos es en depósitos sedimentarios de cobre como aquellos de la "faja cuprífera centro africana" con grandes yacimientos en la República Democrática del Congo y en Zambia. Esos depósitos se forman cuando las soluciones ricas en cobre y otros elementos que fluyen por una formación sedimentaria cambian de un ambiente oxidante a otro reductor y precipitan los metales que transportan.
Otro tipo importante son los yacimientos de segregación magmática que se forman cuando sulfuros ricos en níquel y cobalto, se hunden y se acumulan en el fondo de cámaras magmáticas como ocurrió en Sudbury (Canadá) y en Norilsk (Rusia). Aunque en Sudbury también se piensa que el responsable fue un meteorito que se estrelló contra la Tierra unos 2.000 millones de años atrás.
Otro tipo de yacimiento lo constituyen las lateritas niquelíferas, con cobalto asociado, que se forman cuando rocas que contienen esos minerales se encuentran en ambientes de climas tropicales o subtropicales, muy cálidos y húmedos. La roca se lava en forma natural y quedan los metales como residuos terrosos de donde se los extrae.
Los yacimientos más conocidos de ese tipo son los de Nueva Caledonia y Cuba. También en los fondos marinos se forman nódulos de manganeso, ricos en cobalto, pero ellos están aún lejos de ser aprovechados.
¿Por qué es un metal de moda? Porque a escala global el uso principal del cobalto tuvo un crecimiento notable gracias a las baterías recargables de teléfonos celulares, computadoras portátiles y los vehículos híbridos y eléctricos. Dichas baterías contienen además litio, cobre y grafito. El cobalto entra en la composición de los electrodos y ayuda a aumentar la vida útil de la batería, la estabilidad y la reducción de la corrosión.
Asimismo el cobalto tiene impresionantes propiedades magnéticas a las que retiene a temperaturas tan altas como 1.121 grados centígrados. De allí su valor como un componente importante de los imanes y medios de grabación magnéticos utilizados en los discos duros de las computadoras y en los motores eléctricos a los que ayuda a operar eficientemente en una amplia gama de temperaturas. También en los imanes de los altavoces de alta fidelidad. Otro uso muy importante es en aleaciones, más concretamente en las llamadas “súper-aleaciones”, las que se caracterizan por su resistencia a la corrosión, al desgaste y por conservar su resistencia a muy altas temperaturas. De allí que se las utilice en turbinas de aviones comerciales, turbinas y propulsores de vehículos espaciales, motores a reacción de aviones de combate, turbinas a gas, catalizadores en plantas químicas y en refinerías de petróleo, quemadores de grandes calderas y en donde sea imprescindible la resistencia de los metales a las altas temperaturas.
Metal clave de la industria aeroespacial y de defensa tiene además aplicaciones esenciales en el campo de las tecnologías de energías limpias. También se utiliza para hacer los airbags en automóviles, neumáticos radiales de acero, agentes secantes para pinturas, barnices y tintas, colorantes y pigmentos, revestimientos para esmaltes de porcelana, herramientas de diamante con aceros especiales, etcétera. Las aleaciones de cobalto se usan en algunas articulaciones artificiales de cadera y de rodilla para hacerlas fuertes y resistentes al desgaste. En medicina además se lo usa como un poderoso antídoto contra el envenenamiento con cianuro. En la Argentina solo hay pequeñas manifestaciones en La Rioja (minas King Tut, San Santiago y La Peregrina), en Salta (mina La Niquelina), y Virorco-Las Águilas en San Luis.