Los precios del oro se han desplomado hasta mínimos de cuatro semanas este jueves pues el dólar ha repuntado después de que la Reserva Federal indicara la posibilidad de otra subida de los tipos de interés este año.
Los futuros sobre oro del Comex se han negociado a 1.298,70 USD por onza troy a las 10:00 horas (CET), dejándose en torno a un 1,34 % o 17,61 USD, su cota más baja desde el 28 de agosto.
La Fed decidió mantener inalterados los tipos de interés al término de su reunión de dos días de política monetaria el miércoles, tal y como estaba previsto.
Sin embargo, el banco central ha indicado que es probable que implemente una subida más de los tipos de interés este años, incluso aunque ha reducido sus previsiones de inflación del 1,7% al 1,5% para este año, y del 2% al 1,9% en 2018.
La Fed también ha anunciado que comenzará a reducir su balance general de 4,5 billones de USD en octubre. La mayoría de los activos consisten en bonos del Tesoro y bonos hipotecarios adquiridos en el marco del programa de expansión cuantitativa del banco.
El índice dólar, que sigue la evolución de esta moneda con respecto a una cesta de otras seis divisas principales, se mantuvo estable en 92,25, su cota más alta desde el 14 de septiembre.
El oro es muy sensible a los movimientos del dólar. El fortalecimiento del dólar encarece el oro para los titulares de las demás divisas.
Sin embargo, el metal precioso se ha visto también fortalecido ante las potencialmente elevadas tensiones entre Estados Unidos y Corea del Norte tras las agresivas declaraciones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
En su primer discurso ante la Asamblea General de Naciones Unidas el martes, Trump declaró: "Estados Unidos tiene gran fuerza y paciencia y pero si se ve obligado a defenderse o a defender a sus aliados, no tendremos otra opción que destruir totalmente a Corea del Norte”.
Por otra parte, los futuros de la plata del Comex se situaron en 17,03 USD por onza troy, apuntándose un alza un 1,78%.
El banco central estadounidense prevé una nueva subida del precio del dinero antes de que acabe el año.
La Reserva Federal (Fed) ha decidido mantener los tipos de interés de Estados Unidos en el rango de entre el 1% y el 1,25% en el que quedaron fijados en junio, cuando el banco central subió las tasas por segunda vez en el año.
Sin embargo, el equipo que dirige Janet Yellen considera que aún hay margen para un nuevo incremento antes de que acabe el año, previsiblemente en el encuentro de diciembre, tal y como se recoge en la actualización de las previsiones hecha pública tras la reunión de dos días que ha mantenido la Fed.
La Reserva Federal reconoce que la inflación aún no ha alcanzado el objetivo del 2% y advierte de que los efectos devastadores de los huracanes Harvey, Irma y María podrían afectar a la economía en el corto plazo. Sin embargo, el mayor banco central del mundo calcula que las consecuencias desaparecerán a medio plazo. "Consecuentemente, la Fed espera que, con ajustes graduales en la política monetaria, la actividad económica se expanda a un ritmo moderado", dicen desde el organismo.
La Reserva Federal calcula que los huracanes tirarán de los precios de manera temporal, pero entiende que la inflación se mantendré por debajo del 2% en el corto plazo. Una inflación persistentemente baja en un entorno de recuperación económica y de fortaleza del mercado laboral es el factor que más le está haciendo meditar a la Fed sobre su política monetaria, puesto que no tiene precedentes en anteriores ciclos económicos.
Pese a las dudas, la Reserva Federal ha elevado su previsión de crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) americano este año. La Fed calcula ahora una subida del 2,4%, frente al 2,2% que vaticinó en junio. Para 2018, la cifra se mantiene en el 2,1%.
Además, tal y como los mercados confiaban, la Reserva Federal ha anunciado que comenzará a reducir en octubre su balance, que pasó de apenas un billón de dólares en 2008 a los 4,5 billones de dólares actuales. A la espera de la comparecencia de Yellen, la Fed no ha dado nuevos detalles sobre sus planes, que ya explicó en su reunión de junio, cuando adelantó que la reducción de balance se llevará a cabo de forma pasiva, es decir, rebajando las reinversiones en bonos para dejar que una parte alcance su vencimiento de forma controlada.
La desinversión de los bonos adquiridos entre 2009 y 2014 (periodo en el que se desarrolló el programa de compras) se realizará de forma progresiva, reduciendo las reinversiones en un volumen de 10.000 millones de dólares netos mensuales.