Los mejores precios de los metales fortalecen a la minería. ¿Se viene una nueva ola de proyectos?
Los precios de los metales se recuperan y la minería comienza a experimentar un nuevo ‘miniboom’, en palabras del economista Elmer Cuba.
“Las cotizaciones del cobre, oro y zinc están mejorando y los términos de intercambio se ubican en los mismos niveles del 2007, cuando ya eran altos. Esa es la mejor señal para que la minería avance con el desarrollo de nuevos proyectos y ampliaciones”, apunta Cuba.
Así lo espera también el Gobierno, deseoso de relanzar los grandes proyectos, paralizados por factores financieros durante la crisis minera (2012-2016). ¿Cuáles son las perspectivas de reactivarlos? ¿Y cuándo sucederá esto?
El Ministerio de Energía y Minas (MEM) tiene motivos para alegrarse. En los primeros siete meses del año, la inversión en minería creció 1,5%, su primer resultado positivo en los últimos tres años.
Las inversiones en el sector minería de Perú mostraron números positivos a partir de abril, por expansiones puntuales en la mina Antapaccay, del grupo Glencore, y los desarrollos en Buenaventura.
“La posibilidad es que el próximo año ya tengamos algún detalle más claro sobre Marcona, Pukaqaqa, eventualmente Mina Justa ya mirando para 2020”, dijo Héctor Collantes, Head de Research Renta Variable de Credicorp Capital.
Estas, junto a expansiones en Toromocho y Toquepala “son algunos de los hitos que terminarían de pronto de perfilar una sensación de recuperación un poco más extendida”.
Más ilustrativo aun: la exploración minera creció 25,2%, indicio de que las empresas del sector vuelven a mirar con buenos ojos sus proyectos de inversión ‘greenfield’ (de mayor riesgo).
“Las estadísticas acumuladas a julio muestran que se ha llegado a un punto de inflexión favorable para la inversión minera”, anota el viceministro de Minas, Ricardo Labó.
Por esta razón, el Gobierno confía en que las empresas con megaproyectos en estado de desarrollo más avanzado, como Quellaveco (US$5.000 millones), Mina Justa (US$1.300 millones) y Pampa de Pongo (US$1.500 millones), iniciarán labores de construcción el próximo año.
“Somos optimistas y esperamos que Anglo American anunciará en el 2018 el inicio de actividades en Quellaveco (cobre). Actualmente, tiene aprobados los permisos para iniciar la operación del tajo, así como la autorización para la construcción de la planta concentradora”, señala Labó.
El funcionario también confía en que la peruana Minsur adoptará una decisión final de inversión en Mina Justa (cobre) durante el primer trimestre del 2018.
Y en lo que respecta a Pampa de Pongo (hierro), remarca que su operador, la china Zhongrong, se ha comprometido a comenzar la construcción en el 2018, razón por la cual viene acelerando la ingeniería de detalle y realizando perforaciones adicionales.
Los analistas del mercado de metales dudan, empero, que las empresas puedan cumplir con las expectativas del Gobierno de forma tan rápida, afirmó El Comercio.
En el caso de Michiquillay, señaló que no ve un problema puntual al proyecto, y que incluso en la iniciativa privada que desarrolló Milpo se vio la oportunidad de hacer el proyecto más pequeño y más fácil de desarrollar, una “aproximación” que estarían tomando “todos los proyectos mineros”.
No obstante, luego de que sea licitada este año no tendrá los problemas operativos de antes. “Independientemente de quién termine tomando el control de Michiquillay, no parece ser tanto más difícil de hacer como cuando se planteaba una inversión mucho más grande de casi US$ 4,000 o US$ 5,000. Hoy en día se dice que podría ser un proyecto de hasta US$ 2,000 millones y eventualmente podría ser un poco más chico”, indicó. Señaló que el plan cuando el proyecto era iniciativa privada “era hacer una mina muy pequeña y luego hacerla crecer, que sean US$ 500 millones como máximo, y que todo lo demás sea un potencial para seguir avanzando. Si eso se diese tampoco sería una mala noticia”, dijo a Gestión
Sebastián Cruz, analista de minería de Kallpa Securities, apunta que Minsur podría demorar la construcción de Mina Justa, en Ica, pues aún no ha completado la factibilidad y debe recabar otros estudios y licencias.
Además, preferiría avanzar su proyecto de recuperación de relaves B2, en Puno, el cual es más barato (US$350 millones) y menos complejo de desarrollar.
“El 2018 arrancarán producción dos megaproyectos: la ampliación de Toquepala (US$1.200 millones) y la ampliación de Marcona (US$1.500 millones), pero no se iniciaría la construcción de ninguno parecido, solo proyectos más chicos. Decir que entrarán Quellaveco, Mina Justa y otros similares el próximo año es muy optimista”, advierte Cruz.
La explicación es que las empresas mineras han aprendido a proceder con cautela, una lección obtenida con sudor y lágrimas de los excesos cometidos durante el ‘boom’ (2004-2011). De allí que prefieran aprovechar el ‘miniboom’ que recién se está gestando para hacer caja, fortalecer sus hojas de balance y volver a invertir en grande, pero en mejores condiciones financieras.
“Es inevitable que la minería va a mejorar, pero va a ser cauta con el desarrollo de sus proyectos”, anota Juan Carlos Guajardo, CEO de la consultora Plusmining.
Si los precios de los metales se mantienen, volveríamos a ver -allí sí- nuevas fusiones y adquisiciones, así como el relanzamiento de grandes proyectos. Mientras tanto, las mineras optimizan sus inversiones y esperan el momento apropiado.
ara la reactivación de la economía, el Gobierno no solo apuesta por las obras de infraestructura para la reconstrucción del país, sino que nuevamente posa gran parte de sus proyecciones en la actividad minera.
Según el INEI, en el mercado internacional la cotización de los metales básicos se encuentran en alza permanente desde inicios del año, en julio 2017 con variaciones superiores al 20% en el caso del zinc, plomo y cobre. Bajo esa premisa, el Ejecutivo considera que los proyectos mineros en cartera se ejecutarán uno a uno o destrabarse –de ser el caso–, aunque el factor precios no sería suficiente.
Rómulo Mucho, ex viceministro de Minas, considera que los anuncios que hace el Ejecutivo, como la priorización de algunos proyectos, son importantes porque se traducen en confianza al inversionista, pero no bastan.
“El Ejecutivo debe ensuciarse los zapatos y conversar con las empresas para ver qué necesitan y en qué puede ayudarle. Con que ingrese en operación solo un gran proyecto, eso tendrá un fuerte impacto y ayudará a que salgan los demás”, previó.
Mucho pone como ejemplo al proyecto Tía María (ubicado en Arequipa), el cual, en su opinión, encuentra la resistencia solo de algunos a pesar de ser un proyecto que cuenta con financiamiento y estudios y aguarda solo una orden para ponerse en marcha.
Vale precisar que este proyecto de US$ 1.400 millones de inversión carece de licencia social. Justamente, la empresa Southern, a cargo de Tía María, será una de las grandes ausentes en las exposiciones de la edición 2017 del Perumin, aunque no se descarta la llegada de Óscar González, CEO de la empresa.
“Aquí –en la reactivación de la inversión minera– se trata de diálogo y confianza entre la empresa, las comunidades y el Estado, quien debe actuar de garante en que no habrá contaminación. Debe haber acompañamiento”, manifestó Mucho.
En opinión de Jorge Merino, ex ministro de Energía y Minas, el horizonte de precios es positivo para el país, así como lo es la favorable proyección del consumo de minerales (de cobre en especial) hacia el 2021 empero ello amerita desafíos y una agenda puntual para captar la mayor cantidad de inversiones mineras.
De acuerdo con la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE), en lo que va del año, los niveles de inversión minera vienen registrando una ligera recuperación.
En los primeros siete meses del 2017 se invirtió US$ 2.371 millones, cifra mayor en 1,5% respecto a similar periodo del 2016 (US$ 2.335 millones).
Al respecto, Merino indicó que aunque estas cifras no son óptimas, la contribución de la actividad minera al producto bruto interno (PBI) sigue siendo la más importante.
“Sin embargo, tenemos algunos problemas y este Perumin se centrará en analizar cuáles son los puntos más débiles para mejorar la competitividad global del Perú para atraer inversiones mineras”, anotó.
Uno de estos aspectos, precisó, es la conflictividad social que se incrementa, lo que supone reforzar la seguridad jurídica para las actuales operaciones así como para las que vendrán.
“Se necesita un marco más promotor y facilitador que garantice que las operaciones que ya están incrementen su producción. Se debe revisar la normativa vigente para que los beneficios de la minería estén en fórmulas adecuadas, pues se advierte retrasos y las comunidades no sienten las inversiones en el corto plazo. La población debe ver más rápido los beneficios”, dijo, según La República
Entre el 2012 y 2016 las empresas mineras pagaron la suma de32 mil 242 millones de soles al Estado por concepto de impuesto a la renta, regalias y gravamen minero, según el reporte de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía.
En este quinquenio la minería aportó con el 10% al PBI del país, pues las empresas formales pagaron 24 mil 888 millones de soles por concepto de Impuesto a la Renta (IR) y 3 mil 027 millones de soles por regalías mineras.
En el reporte también se indica que las empresas abinarin mil 596 millones de soles por Impuesto Especial a la Minería y otros S/. 2 mil 731 millones por el Gravamen Especial.
Con estos pagos se concluye que pese a la caída de los precios de los metales y la paralización de proyectos, el sector minero peruano es uno de los principales contribuyentes del país, pubicó Correo.