Los otros tres fondos que junto a Brookfield tienen la propiedad de la transmisora, se plegarían en la operación por lo ventajosa de la oferta.
A tres meses desde que se hizo pública la intención de la canadiense Brookfield Asset Management de desprenderse del 27,7% que poseen en Transelec, la operación ya estaría en la recta final.
Trascendió que tras los acercamientos de varios interesados, en el proceso donde Santander y Scotiabank actúan como asesores financieros, finalmente el líder del consorcio de fondos norteamericanos se habría inclinado por el precio y las condiciones más ventajosas que una de las firmas chinas en competencia puso sobre la mesa. Así, la balanza se está inclinando por la China Southern Power Grid, quedando atrás State Grid Corp.
Ahora los equipos de asesores trabajan en la redacción del acuerdo vinculante que sería suscrito en los próximos días.
Trascendió que el cierre final de la compra tomaría un tiempo más, ya que estaría sujeto al cumplimiento de una serie de condiciones, habituales en este tipo de transacciones.
Conocedores del proceso comentaron que, aunque en algún momento la firma finalista perdió posiciones en la puja por el principal actor del transporte de energía eléctrica del país, en la última fase de la operación logró distanciarse a punta de una agresiva oferta.
De hecho, los términos del acuerdo propuesto habrían convencido también a Canada Pension Plan Investment Board, British Columbia Investment Management y Public Sector Pension Investment Board, los otros tres integrantes del consorcio que tiene el 100% de la propiedad de Transelec, quienes se plegarían a la operación.
De esta forma los cálculos apuntan a que la transacción podría rondar los US$ 3 mil millones, ubicando a esta operación entre las de mayor magnitud materializadas en el país.
Lo mismo sucedió en 2006 cuando este grupo de inversionistas canadiense le compró Transelec a su connacional Hydro Québec en unos US$ 1.500 millones, la cifra más alta desembolsada hasta ese momento por una empresa en Chile.
Una década después de esa mega operación, el entorno de la transmisión eléctrica es distinto. No sólo hay más competencia y el hecho de que actores de talla mundial miran con interés al país y han concretado inversiones, sino que las condiciones de desarrollo de este tipo de infraestructura ya no son las mismas, con plazos más largos y costos más elevados.
A esto se sumó la modificación del marco legal para la transmisión, iniciativa que fue denominada como la reforma más importante de las últimas tres décadas para la industria eléctrica. Durante la tramitación de esta ley, Transelec acusó el impacto económico que esta regulación tendría para la empresa.
Por otra parte, en la industria se comenta que la restricción directa e indirecta que las transmisoras tienen para participar en generación y distribución eléctrica, sería otro de los elementos que habría motivado a Brookfield para desinvertir, ya que durante la discusión de la Ley de Transmisión le pidieron al gobierno derogar esa prohibición, lo mismo que hicieron otros actores.
La suma de estos factores, dicen en el sector, amenazaría con reducir los márgenes que la norteamericana puede obtener en esta actividad.
Los inversionistas chinos han estado activos en la región. State Grid Corp, por ejemplo, destinó más de US$ 20 mil millones en Brasil y por estos días se alza como el mayor actor en generación y distribución eléctrica de ese mercado.