La libra de cobre superó los US$3,10 y volvió a tocar un máximo en tres años. Según el MEF, cada subida de 10% en el precio del metal significa al menos S/700 millones adicionales de recaudación
La escalada del precio internacional del cobre no tiene freno. Ayer, el metal rojo cerró en US$3,118 por libra en la Bolsa de Metales de Londres, su mayor cotización desde setiembre del 2014. Con ello, suma un alza de 25% en lo que va del año y más de 40% desde que Pedro Pablo Kuczynski asumió la presidencia en julio pasado.
Esta tendencia ha dado pie a que surjan voces optimistas, que ven el rally extendiéndose en el futuro, y pesimistas, que apuntan a una pronta corrección. Entre las primeras, una de las más avezadas ha sido la del banco de inversión chileno Larraín Vial.
Según un reporte publicado el 23 de agosto por su economista jefe, Leonardo Suárez, el metal rojo tendría el camino abierto para alcanzar los US$4,25 en el 2020.
Según Suárez, existen dos tendencias de mediano plazo que apuntalarán la demanda por cobre en los próximos años: el crecimiento de la demanda por autos eléctricos y el mayor uso de energías renovables.
Ambas industrias son intensivas en el uso del cobre: por ejemplo, una planta solar o eólica puede demandar más del doble del metal que una generadora eléctrica que use carbón. De hecho, el economista ve estas tendencias generando un nuevo “superciclo” en las décadas de 2020 y 2030.
Algunos inversionistas, de carácter especulativo, ya están poniendo su dinero en esta interpretación.
“Creemos que varios ‘hedge funds’ [fondo de cobertura] están comenzando a apostar a que los carros eléctricos demandarán más cobre que el que está considerado en los modelos de oferta y demanda vigentes”, afirma Héctor Collantes, jefe de Equity Research de Credicorp Capital Perú.
Los modelos actuales, según Collantes, se enfocan sobre todo en el dinamismo industrial de China, el principal consumidor de cobre del mundo. Y en dicho frente también ha habido buenas noticias, pues se conoció que el crecimiento del sector manufacturero se aceleró en agosto, sorprendiendo a los analistas que esperaban una caída.
Sebastián Cruz, analista de Kallpa SAB, pone sobre la mesa un tercer factor que da soporte a los precios: la estrechez de la oferta ante una demanda china más sólida que lo previsto. “No hay nuevos proyectos agregándose en los próximos años”, recuerda.
En la vereda de enfrente, están quienes creen que el alza de las últimas semanas no se sostiene en fundamentos, sino en factores especulativos y financieros.
“Las explicaciones del alza reciente del cobre basadas en argumentos del mercado físico carecen de sustento”, afirmó el economista de BBVA Research Chile, Hermann González, en un artículo publicado en “El Mercurio” a finales de agosto.
“El incremento tiene mucho más que ver con la evolución del dólar en los mercados internacionales y la mayor actividad especulativa que ha generado una política más laxa de la FED, ante la ausencia de presiones inflacionarias”.
El presente y el futuro del precio del cobre son una variable clave para el crecimiento del Perú y de la recaudación fiscal.
En el Marco Macroeconómico Multianual (MMM) 2018-2021, el MEF calcula que un alza de 10% de esta cotización puede aumentar los ingresos del Estado en un rango de 0,1% y 0,2% del PBI, es decir, entre aproximadamente S/700 millones y S/1.400 millones.
En ese contexto, la proyección de precio promedio del cobre para este año del MMM es conservadora: US$2,60 por libra. Sin embargo, según el Consejo Chileno del Cobre (Cochilco), el precio promedio acumulado en lo que va del 2017 ya es de US$2,669.
Esa diferencia implica ingresos fiscales adicionales a los estimados por entre S/180 millones y S/360 millones. La brecha positiva se ampliaría a medida que el cobre no sufra una corrección brusca que lo ubique nuevamente bajo los US$2,60 por libra.
Por ello, el MEF afirma que sus proyecciones de balance fiscal tienen un “riesgo a favor”.
El cobre retrocedió el miércoles desde los máximos de tres años que alcanzó en la sesión previa por toma de ganancias tras las subidas de las últimas semanas basadas más en compras especulativas que en una demanda física subyacente.
El cobre retrocedió el miércoles desde los máximos de tres años que alcanzó en la sesión previa por toma de ganancias tras las subidas de las últimas semanas basadas más en compras especulativas que en una demanda física subyacente.
Las pérdidas fueron limitadas por la caída del dólar luego de que el vicepresidente de la Reserva Federal, Stanley Fisher, anunciara su salida de la entidad. Un dólar más bajo abarata las materias primas para los tenedores de otras monedas.
El cobre a tres meses en la Bolsa de Metales de Londres (LME) cerró sin cambios en 6,901 dólares la tonelada, tras avanzar el martes a un máximo de tres años de 6,970 dólares.
Hasta el lunes el índice de la LME de seis metales industriales había escalado 21% desde comienzos de junio. Sin embargo, muchos analistas habían advertido que los precios estaban moviéndose sobre los niveles justificados por los fundamentos de la oferta y la demanda.
Operadores dijeron que la expiración de las opciones de la LME el miércoles también estaba pesando sobre el mercado.
“Es probable que veamos algo de toma de ganancias”, comentó Caroline Bain, economista jefa de materias primas en Capital Economics. “Dado que todos los analistas, incluyéndome, están diciendo que hemos ido demasiado lejos, puede que algunos inversores estén algo nerviosos”.
Podría ser que los precios sean apoyados por los estragos de la tormenta Harvey, pero “es bastante difícil decidir ahora si eso llevará a un auge en la demanda o la construcción”, agregó Bain, en referencia a los dos segmentos que impulsan la demanda por metales.
En tanto, el zinc cayó 1.4% a 3,095 dólares la tonelada y el níquel subió 0.7% a 12,165 dólares la tonelada, rebotando tras caer a un mínimo intradía de 11,910 dólares.