Colombia está agotando a pasos agigantados sus reservas petroleras, tanto que los 1.650 millones de barriles que tiene probadas, las mismas alcanzarían solo para 5,1 años, y las de gas para 11 años.
Por eso, la tecnología del fracking para explorar pozos no convencionales, es considerada como una solución. Sin embargo, los ambientalistas la califican como un serio riesgo para las fuentes de agua, además de que, según ellos, podría causar microsismos y otros perjuicios en las zonas de explotación.
La controversia se polarizó aún más cuando el ministro del Medio Ambiente, Luis Gilberto Murillo, dijo que para adoptar el fracking habrá que esperar hasta cinco años (hacia el 2021) mientras se expiden las reglamentaciones y fortalecen los controles.
A esto el ministro de Minas, Germán Arce, respondió que el país no debe desaprovechar esta técnica pues ya “hemos desarrollado los estudios para poder controlar sus impactos”.
El funcionario invitó incluso a los grupos de ecologistas a discutir el tema, “pero con pruebas científicas” bajo altos estándares ambientalistas.
El fracking permite extraer crudo tras romper mantos rocosos a gran profundidad utilizando potentes taladros con agua a alta presión mezclada con aditivos químicos, cuya toxicidad es lo que preocupa a los ecologistas.
Lo cierto es que el país con esta técnica podría aumentar entre 250.000 y 400.000 barriles diarios su producción de hidrocarburos en unos pocos años, superando así los 950.000 barriles que se extraen hoy. Y garantizar así una autosuficiencia superior a los 16 años.
Por lo menos, así lo estima Julio César Vera, presidente de la Asociación Colombiana de Ingenieros de Petróleos, Acipet. “Si no lo utilizamos estamos en riesgo de perder la autosuficiencia, y abocados a pagar una factura de $30 billones al año en importaciones”, enfatizó el dirigente.
Otra ventaja es que este tipo de explotación traería inversiones por más de US$30.000 millones que le darían impulso a la economía del país, sostiene el Presidente de Acipet.
Estados Unidos es actualmente el líder mundial de esta tecnología, aunque tiene regiones como el Estado de Nueva York donde se ha prohibido.
Pese a los beneficios que se plantean, Camilo Prieto, presidente de la ONG Movimiento Ambientalista Colombiano, pide que el fracking se aplace hasta tanto se defina una reglamentación para proteger las fuentes hídricas.
Por su parte, Gloria Amparo Rodríguez directora de la especialización en derecho ambiental de la Universidad del Rosario, señala que “infortunadamente no hay armonía entre los funcionarios de las mismas instituciones del Gobierno” frente a este tema, ya que en “otros países se declarado una moratoria mientras se establecen los riesgos o no para el medio ambiente”.
El asunto es complejo. Y aunque desde el 2012 se abrió la puerta para el fracking al ofrecerse los primeros bloques, las medidas jurídico-ambientales siguen bajo estudio. El próximo Gobierno tendrá la palabra.
¿Qué ventaja tiene para el país explotar petróleo con fracking?
En momentos en que las reservas petroleras del país vienen bajando a pasos agigantados, estamos a unos años de perder la autosuficiencia, esta tecnología se necesita. No tendría sentido no aprovechar un recurso que está en el subsuelo y que por razones geológicas no logró ascender a niveles y formaciones donde era más asequible.
¿Porqué la demora en aplicarla?
Colombia ha preferido ser cautelosa con el acceso a esta tecnología, y eso no está mal. Por eso el país se ha tardado ocho años para adoptarla a través de una regulación que nos permite adelantar una actividad exploratoria de manera sostenible con el medio ambiente. Colombia ya está preparada.
¿Qué explica el rechazo de algunos ambientalistas?
La respuesta no es otra de que se trata de una tecnología que se puede aplicar de manera sostenible y amigable con el medio ambiente. Desde hace ocho años se trabaja en esos lineamientos.
Hoy, el 10% del petróleo que se produce en el mundo proviene de esta técnica. La aplican más de 22 países, entre ellos Canadá y Australia, muy rigurosos en lo ambiental. Estamos entre los países de mayor potencial.
¿Porqué el Ministro del Medio Ambiente dice que antes de cinco no habrá fracking en Colombia, pues según afirma, falta un plan de contingencia y una reglamentación para reducir los riesgos?
Creo que existe una confusión al respecto. La misma se deriva en la diferencia que hay entre exploración y explotación o desarrollo de los hidrocarburos en yacimientos no convencionales. Colombia en el año 2012 ofreció unos bloques a nivel internacional para realizar ambas tareas. En ese momento el país ya había tomado la decisión de explorar ese tipo de recurso, y lo que ha ocurrido es que Colombia ha avanzado de manera gradual en establecer los términos de referencia de carácter ambiental para adelantar esos procesos, que son, repito, de los más exigentes a nivel internacional, lo que debe generar mucha tranquilidad para este tipo de actividad exploratoria. Por otro lado, se viene estudiando la futura explotación de los hidrocarburos (por esta vía) una vez se cumpla la etapa exploratoria teniendo en cuenta la importancia de fortalecer las instituciones que se encargan del tema ambiental.
¿Es decir, que hay socializar más el tema?
Esto implica unos procesos de socialización y también de capacitación sobre el tema. Así se ha entendido el pronunciamiento del Ministro (Murillo). Pero Colombia ya tomó hace varios años la decisión de desarrollar este tipo de yacimientos, y se dio un paso importante para que esta tecnología se pueda adelantar, pues en Colombia existen empresas con suficiente experiencia que pueden adelantar en el corto plazo esta producción de una manera responsable.
¿Porqué el rechazo al fracking?
Lo primero, es que en numerosas oportunidades hemos insistido ante los Ministerios del Medio Ambiente y de Minas, que Colombia no cuenta con un mapa geológico adecuado, como tampoco con uno de aguas subterráneas que permita aplicar de manera segura esta técnica de hidrocarburos.
Lo segundo, es que nunca nos han respondido sobre cuál será el destino de las aguas residuales producto del fracking. Nos preocupa que no se haya establecido una metodología técnica para el tratamiento de estas aguas para su posterior vertimiento seguro a las fuentes hídricas.
¿Qué hacer entonces?
Hemos pedido al Ministerio del Medio Ambiente aplicar el principio de precaución. La razón es que numerosos estudios científicos internacionales muestran que no solamente hay riesgos ambientales, sino problemas vinculados con la salud pública. La razón por la que el fracking se prohibió en el Estado de Nueva York es porque hay una posible relación entre la alteración endrocrinológica y potenciales malformaciones fetales.
¿Qué tantos países se oponen hoy?
Países como Alemania, Francia y otros estados han prohibido esta técnica, a la vez que muchas otras naciones la tienen en moratoria. Por eso es equivocado que Colombia insista en desarrollar esta tecnología para explotar y explotar hidrocarburos.
El Minambiente dice que no habrá fracking antes de cinco años. ¿Cree en ese anuncio?
Las declaraciones del Ministro (Murillo) son absolutamente contradictorias. Por un lado, dice que vamos a tomarnos un plazo de cinco años, pero en la misma declaración afirma que se va a realizar una prueba piloto. Pero cómo va a realizar esta prueba, si ellos mismos están reconociendo que no tienen estudios de línea base para poder hacer este tipo de explotación de hidrocarburos no convencionales.
Adicionalmente, cuando revisamos el mapa de la Agencia Nacional de Hidrocarburos, ANH, sobre la distribución de los bloques para no convencionales, vemos como existen los mismos en áreas de cordillera.
¿Eso es entonces un serio riesgo para las reservas naturales?
Colombia sería el primer país del planeta que realizaría esta técnica de explotación petrolera en las cordilleras sin tener en cuenta que el 70% de nuestra agua proviene de los páramos. Eso es un riesgo ambiental enorme para el país, y la salud pública. Esto no es solo un debate ambiental, sino de salud pública de Colombia.
¿Dónde según usted serían esas pruebas piloto o ensayos?
Ya hay exploración en San Martín, Cesar, es decir, en el Magdalena Medio. En la zona hay un río y otras fuentes hídricas próximas. Nos preocupa no solo la cantidad de agua a utilizar en esos pozos. Un solo pozo de fracking utiliza entre 15 y 26 millones de litros de agua al año, y lo peor es que, insisto, es que no existe una alternativa que permita tratar las aguas residuales para verterlas luego a las fuentes hídricas naturales de una manera segura.