La sede de Arkema está bajo el agua. Las autoridades indicaron que sale humo negro del lugar. Los residentes a dos kilómetros a la redonda habían sido trasladados por el temor a que los materiales del lugar entren en combustión
Dos explosiones fueron registradas en una planta química de Texas, a 40 kilómetros de Houston, durante la madrugada de este jueves, en una situación que había sido prevista por las autoridades locales por las inundaciones causadas por la tormenta Harvey.
La planta de Arkema, en Crosby, se quedó sin electricidad y sus generadores de emergencia dejaron de funcionar tras varios días de intensas lluvias. El nivel del agua llegó hasta 1,8 metros.
"Aproximadamente a las dos de la madrugada (7 GMT), fuimos notificados por el Centro de Emergencia del Condado de Harris de dos explosiones y la salida de humo negro de la planta", indicó la compañía en un comunicado.
"Queremos que los residentes estén advertidos que los productos están almacenados en múltiples locaciones, y la amenaza de explosiones adicionales se mantiene", agregó, pidiendo a los vecinos que no regresen a la zona hasta que las autoridades anuncien que es seguro hacerlo.
La empresa cerró las instalaciones antes de que Harvey tocara tierra la semana pasada, pero había dejado un equipo de 11 empleados. Ese grupo fue desalojado y el martes se pidió a los residentes en 2,4 kilómetros a la redonda que evacuaran después de que la planta se quedara sin electricidad, dejando sin refrigeración a productos químicos que se vuelven inestables sin ella.
Arkema fabrica peróxidos orgánicos, una familia de compuestos con multitud de usos, desde materiales de construcción a fármacos.
La planta está obligada a desarrollar y presentar un plan de gestión de riesgos a la Agencia de Protección Medioambiental de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés) porque tiene gran cantidad de dióxido de azufre, un producto tóxico, y metilpropeno, un gas inflamable.
Según los planes de contingencia de la planta, analizados por un grupo sin fines de lucro y subidos a un sitio web alojado por el Houston Chronicle, en el peor caso posible (en el que fallaran todos los controles y el viento soplara directamente y con fuerza hacia Houston) 1,1 millones de personas podrían verse afectadas a una distancia de 37 kilómetros.
"Al subir la temperatura, el estado natural de estos materiales se descompondrá. Producirá un humo blanco, y eso entrará en combustión", había advertido la vocera Janet Smith. "Será similar a un fuego de gasolina. Será de naturaleza explosiva e intensa", agregó.