El economista Rodrigo Valdés Pulido oficializó este jueves su renuncia al Ministerio de Hacienda de Chile tras las diferencias surgidas por el rechazo al proyecto minero Dominga.
En una breve rueda de prensa, el ahora ex secretario de Estado indicó que “quiero informar que he presentado mi renuncia a la Presidenta de la República y ella la aceptó”.
“Quiero agradecer la confianza y la oportunidad de aportar al proyecto que ella lidera, (pero) una serie de consideraciones impiden que siga cumpliendo con mi rol como ministro”, precisó.
Según Valdés, “las cifras comienzan a mostrar un mayor dinamismo, avanzar sostenidamente hacia mayores niveles de crecimiento requieren disciplina y convicción del Gobierno y abrir espacio al sector privado para que pueda desplegarse con reglas claras y estables. Pero no logré que todos compartieran esta convicción”.
“Creo en un proyecto progresista, que busca más libertad, equidad y desarrollo compartido. Para lograr estos objetivos resultan claves la responsabilidad, el crecimiento y buen funcionamiento de las instituciones. Como sugerí el mes pasado, algunas instituciones pueden mejorar hacia adelante”, cerró, informó Economía Y Negocios.
Desde la Sociedad Nacional de Minería, su presidente Diego Hernández, junto con lamentar la renuncia de Rodrigo Valdés y Luis Felipe Céspedes a las carteras de Hacienda y Economía, respectivamente, indicó que “la inversión y el crecimiento deben estar en el foco de las prioridades de nuestro país, especialmente considerando que la economía lleva cuatro años de modesto desempeño. La inversión y la protección del medio ambiente son compatibles y la adecuada y responsable aplicación de la legislación ambiental cumple con ese objetivo”.
Hernández, además, expresó su deseo que “los nuevos secretarios de Estado coincidan que sin crecimiento no se recuperarán las condiciones necesarias para mejorar la calidad de vida de todos los chilenos y, en ese sentido, la inversión minera juega un rol fundamental”.
Por su parte desde la Cámara Chilena de la Construcción, su titular subrogante Patricio Donoso, valoró el desempeño de los ministros salientes e indicó que la renuncia de los secretarios de Estado y del ex subsecretario Alejandro Micco “es una mala noticia para todos, pues ellos se esforzaron por impulsar el crecimiento económico y mantener la disciplina fiscal, lo que en un país como el nuestro -con numerosas necesidades insatisfechas y altas demandas sociales- no es una opción sino un deber moral”.
Donoso añadió que “lo cierto es que este cambio generará al menos algún grado de incertidumbre y una discontinuidad en las estrategias, políticas y planes que ambas carteras han estado liderando para dar un nuevo dinamismo a nuestro muy debilitado crecimiento económico”.
En tanto, en la Asociación de Industriales Metalúrgicos y Metalmecánicos indicaron que el cambio de gabinete deja una”preocupante sensación de incertidumbre respecto del rumbo que va a tomar la economía”, según señaló el presidente del gremio, Juan Carlos Martínez.
El líder gremial agregó que es una “pésima señal” para los inversionistas, lo que conspira más aún contra la posibilidad de retomar el crecimiento.
“Para los empresarios, la presencia de ambos ministros en el Gobierno nos daba cierta tranquilidad y entusiasmo, porque siempre se manifestaron a favor del crecimiento, que para ellos era una prioridad”, sostuvo Martínez.
Desde la Cámara Nacional de Comercio (CNC) no ven con buenos ojos el hecho de que, según las palabras de su presidente Manuel Melero, “saquen a todo el equipo económico” agregando que es una señal que “provoca incertidumbre”.
“Este inédito escenario, unido al presente clima electoral, hace necesario que el debate a efectuarse sea serio, sobre base técnica y no política en temas tan relevantes como la Reforma a las Pensiones y la Ley de Presupuesto”, comentó Melero.
“Lo que necesitamos los chilenos hoy es una pronta recuperación de la economía y del empleo, poniendo en el centro del quehacer gubernamental el crecimiento del país”, agregó, según la información de Pulso.
Voto de mayoría de Comité de Ministros fundamenta en ocho puntos rechazo a Dominga
Voto de mayoría de Comité de Ministros fundamenta en ocho puntos rechazo a Dominga
Entre los aspectos destacados se indica que Andes Iron no habría entregado los fundamentos que “permiten descartar efectos sobre la salud de la población por emisiones atmosféricas”.
Polémica generó la decisión del Comité de Ministros de rechazar el proyecto minero-portuario Dominga. Desde diversos sectores se acusó una politización de la instancia, sin embargo, desde Medio Ambiente recalcan que la decisión estuvo fundamentada en aspectos técnicos.
Si bien el Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) de Coquimbo recomendó la aprobación del proyecto, la instancia regional lo rechazó, decisión que el Comité de Ministros decidió respaldar, fundamentado en los nuevos informes que indicarían falencias en el proceso de análisis.
De acuerdo con una minuta realizada por el SEA, en la que se resume la argumentación del voto de mayoría del Comité de Ministros, sí hubo motivos suficientes para que, en marzo pasado, la Comisión de Evaluación de Coquimbo optara por rechazar la iniciativa de US$ 2.500 millones.
El voto de la mayoría fue liderado por el ministro del Medio Ambiente, Marcelo Mena, quien es también el presidente del Comité. En esta línea también estuvieron los titulares de Salud y Agricultura. La minoría la representaron Minería y Energía, mientras que el ministro de Economía, Luis Felipe Céspedes, decidió retirarse antes de la votación producto de lo intempestivo de la citación.
Andes Iron, compañía dueña de Dominga, reclamó ante el Comité que la decisión a nivel regional no fue fundamentada. Sin embargo, en la minuta que resume la argumentación de los ministros, se incluyen ocho puntos clave que fundamentan la negativa en aspectos técnicos.
Sobre estos últimos deberá extenderse el documento de acuerdo que emitirá el Comité de Ministros en los próximos días y que, una vez notificada la empresa, le permitirá a Andes Iron recurrir a los tribunales ambientales.
En la minuta se destaca que las medidas propuestas por Andes Iron no se hacen cargo de los principales impactos en el medio marino, principalmente, por la construcción de un puerto para exportar el mineral en la zona costera de la Región de Coquimbo.
El documento señala que la construcción de obras marítimas altera el proceso de nidificación del Pingüino de Humboldt. También, señalan que se fragmentaría parcialmente el hábitat costero de especies de fauna marina, como el Chungungo.
Las mismas obras en el área costera, indica la minuta, ahuyentarían el tránsito de cetáceos costeros al interior de la bahía de Totoralillo Norte.
Otro de los puntos que formará parte de la resolución del Comité de Ministros en la argumentación del voto de mayoría se refiere a los efectos en la calidad del aire.
La minuta establece que Andes Iron no presentó “los fundamentos que permiten descartar efectos sobre la salud de la población por emisiones atmosféricas”.
El documento añade que el titular del proyecto minero no acredita la inexistencia de impactos en grupos humanos asociados a las actividades marítimas de transporte, sin proponer medidas adecuadas de mitigación, reparación y compensación.
“Esta actividad es susceptible de causar impactos sobre los recursos naturales que sustentan las actividades productivas de las áreas de manejo de los recursos bentónicos”, añade la minuta.
Otro aspecto en el que se fundamenta el voto de mayoría del Comité de Ministros es, a su juicio, la falta de evaluación de efectos sinérgicos que se pudiesen generar con otros proyectos similares en evaluación para el sector costero.
Este es un punto controvertido, puesto que en declaraciones posteriores a la reunión, el ministro Mena indicó que este fue uno de los aspectos considerados para rechazar Dominga; sin embargo, desde la empresa respondieron en su momento que existe un capítulo completo en el estudio en el que se analizó el efecto sinérgico con el puerto de CAP que fue aprobado, incluso, más cercano a la reserva del Pingüino de Humboldt.
Agregan que la operación del puerto, que implicaría la presencia de 56 barcos al año, contribuiría a la introducción en ambientes marinos de “especies exóticas invasoras”.
En flora y vegetación, la minuta sostiene que Andes Iron no logró descartar posibles intervenciones de bosque nativo de preservación. Estas observaciones fueron hechas por Conaf, pero no se consideraron en el informe que hizo el SEA de Coquimbo, que recomendó la aprobación del proyecto.
El documento señala que se hizo un reconocimiento tardío de las rutas de navegación y dentro del proceso “no se determinan adecuadamente los impactos asociados a esta nueva área de influencia”.
Añaden que el proyecto no define adecuadamente el área de influencia y tampoco la línea base, “derivando en una deficiente identificación de impactos”.
Planteamientos realizados por la Conaf fueron claves en la fundamentación del no a Dominga, por parte de la mayoría del Comité de Ministros.
Entre estos aspectos se incluye, dice Conaf, la identificación del área de influencia de manera inadecuada o la insuficiente línea de base complementaria de la ruta de navegación realizada en invierno con un esfuerzo de muestreo de solo dos días. Asimismo, la “incorrecta identificación y evaluación de impactos ambientales” o la “integración de las rutas de navegación solo a nivel de declaración, sin identificar adecuadamente sus impactos”.
La opinión del organismo, que fue recogida por el Comité, indicó que las medidas presentadas no daban certeza de hacerse cargo de todos los impactos, los que podrían “llevar a la extinción de la especie Pingüino de Humboldt”.
La minuta sostiene que, a juicio del Comité de Ministros, el titular de Dominga no caracterizó de manera adecuada los efectos sobre recursos naturales.
“No se identifican adecuadamente las especies protegidas, como los cetáceos, ni se evalúa el impacto que puede tener el proyecto en estas poblaciones por el tránsito de naves mayores en la zona”, se lee en el documento.
La Presidenta Michelle Bachelet y el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, abordaron cara a cara sus diferencias, pero guardaron silencio. La continuidad del equipo económico está en duda. Ayer se ausentó de una habitual reunión del Consejo de Estabilidad Financiera, que preside. Su salida podría reinstalar una crisis de proporciones en la recta final del gobierno.
Treinta minutos duró una conversación a puertas cerradas entre la Presidenta Michelle Bachelet y el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés. A las 9.30 horas del miércoles este último llegó hasta La Moneda. Minutos después abandonaba el despacho de la Mandataria de regreso a su oficina en Hacienda, camino durante el cual, ante el asedio de los periodistas, optó por un inexpresivo silencio.
A las 10.15, la Presidenta Bachelet se trasladó al Salón Montt Varas, en La Moneda, donde firmaba el proyecto que garantiza el fomento de las artes escénicas y, como ocurre en la presentación de todas las iniciativas, Valdés formaba parte de la puesta en escena. Pese a ello, el titular de Hacienda se excusó de asistir, dejando, eso sí, su firma estampada antes de retirarse del Palacio de gobierno.
Tampoco asistió horas más tarde al almuerzo de recepción del primer ministro de Jamaica, Andrew Holness, al que llegó el grueso de ministros del gobierno, menos Valdés y el ministro de Economía, Luis Felipe Céspedes.
El titular de Hacienda se encerró durante todo el día en el ministerio de calle Teatinos y ordenó a sus equipos seguir trabajando. Por la tarde, eso sí, se ausentó de una habitual sesión del Consejo de Estabilidad Financiera, que se realizó en las dependencias del ministerio y que preside.
Pese a las señales de normalidad, el de ayer no fue un día cualquiera en el gobierno. El estricto protocolo diplomático desplegado por la presencia del mandatario jamaiquino se convirtió en una fachada: la reservada conversación entre la Mandataria y el jefe del equipo económico de su gobierno habría sido crucial.
Por primera vez, la Presidenta y su ministro de Hacienda abordaron la polémica desatada esta semana a propósito de las circunstancias en que el Comité de Ministros rechazó el proyecto minero Dominga.
Valdés le habría expresado a la mandataria que se encontraba sin respaldo político, dicen quienes conocieron el contenido de la privada conversación, requiriéndole a la presidenta un gesto para revertir su precaria situación al interior del gabinete. Bachelet, dicen las mismas fuentes, le habría hecho ver que las decisiones sobre el gabinete son de su exclusiva atribución y que se tomaría un tiempo necesario para evaluar la situación.
El encuentro no necesitaba de mayores señales: Valdés se retiró de Palacio sin el respaldo que buscaba para él y los ministros de su área.
La cita venía precedida de desencuentros públicos entre el equipo económico que dirige Valdés y los ministros políticos del gabinete, diferencias que se fueron haciendo más visibles con el paso de los días .
El ministro Céspedes y el subsecretario de Hacienda, Alejandro Micco, criticaron públicamente la decisión de rechazar el proyecto, siendo reprendidos -también públicamente- por el subsecretario del Interior, Mahmud Aleuy. En privado, los dardos apuntaban al corazón político del gobierno: en el equipo de Valdés consideraban que se había tomado una decisión apresurada, política y no técnica, de la cual no formó parte el jefe de las finanzas públicas, y en las que la influencia de la jefa de gabinete de la Presidenta, Ana Lya Uriarte, del propio Aleuy y el ministro de Medio Ambiente, Marcelo Mena, fueron preponderantes.
Pero fueron las palabras del propio Valdés, quien el lunes cerró filas con sus colaboradores en el área económica, las que agudizaron la crisis. “Algunos no tienen el crecimiento dentro de sus prioridades”, dijo, evidenciando la profundidad de las diferencias. El martes, la propia Mandataria respondió con gestos públicos: en una actividad sobre recambio de calefactores en Curicó, apareció junto al ministro de Medio Ambiente, a quien sentó deliberadamente su lado, antes de reivindicar el crecimiento sustentable como un sello de su gobierno frente a la prensa y reforzando el mensaje más tarde por Twitter. Las señales fueron leídas de inmediato como una desautorización pública a su ministro de Hacienda, escalando inevitablemente el conflicto al interior de su gabinete.
Tras las actividades protocolares, y después de almuerzo, Bachelet cruzó ayer el entrepatio desde su despacho hacia el Ministerio del Interior, en el ala noriente de La Moneda, para reunirse con el jefe del gabinete, Mario Fernández, y el ministro de la Segpres, Nicolás Eyzaguirre, donde discutieron sobre el complejo escenario. Después, la presidenta asistió a una actividad programada en Pudahuel y no regresó al palacio presidencial.
En La Moneda comentaban ayer que la situación de quiebre era total y profunda en el gabinete: cercanos a la mandataria señalaban que la jefa de Estado no estaba dispuesta a hipotecar el sello de su gobierno para entregar señales al empresariado y menos con un proyecto que representa un impacto menor de lo que se piensa en el crecimiento, según el análisis de Palacio. Otros, atribuían al propio diseño político de la mandataria, cuyo poder descansa mayoritariamente en su jefa de gabinete y en el subsecretario Aleuy -y también en su jefe de contenidos, Pedro Güell-, las razones de esta nueva crisis. Es ahí donde el ministro Eyzaguirre ha jugado un rol de mediador, aunque sin mayor éxito: el jefe de la Segpres es muy cercano a Valdés y fue quien lo instaló a cargo de la billetera fiscal. En La Moneda dicen que ambos se reunieron durante el fin de semana, encuentro en el que Valdés le habría hecho ver la situación límite en la que se encontraba y le habría notificado que no le quedaba margen y que saldría a respaldar (el lunes) la posición común de las autoridades de su área.
Es esta misma razón por la que, según dicen en el gobierno, si se concreta una eventual renuncia o salida, entre hoy y mañana, Valdés no se iría solo: saldría junto a Céspedes y Micco.
Toda esta trama recordó en La Moneda la bullada tensión de Bachelet con su ex ministro del Interior, Jorge Burgos, quien tras ser marginado y ni siquiera informado de un viaje de Bachelet a La Araucanía, presentó su renuncia. Aunque Bachelet no se la aceptó, la relación se quebró para siempre y Burgos se mantuvo en el gabinete un par de meses más.
El propio Burgos solidarizó el martes con Valdés, con quien en el pasado formaron una dupla a la que se le atribuye haber instalado el concepto de “realismo sin renuncia” y de haber empujado la moderación de un gobierno que, hasta antes del estallido del caso Caval -en febrero de 2015- venía marcando el tranco reformista original del segundo mandato de Bachelet.
La crisis salpicó a los partidos oficialistas desde donde habían apostado a permanecer al margen de la polémica concentrados en el inicio de las campañas parlamentarias y presidenciales. Es precisamente este último factor el que alertó ayer a las colectividades del oficialismo desde donde advertían los costos electorales de que de manera inédita, Bachelet resigne por segunda vez a su ministro de Hacienda.
“La señal de eso (eventual renuncia de Valdés) sería que se le pavimenta el camino a la derecha y no creo que Rodrigo Valdés quiera hacer eso”, dijo ayer a La Tercera el senador, Guido Girardi, del PPD, partido en el que milita Valdés. En esta misma línea, ayer el ex presidente Sebastián Piñera, no desaprovechó tampoco la oportunidad para hacer evidentes los problemas del gobierno.
En tanto, la situación del ministro de Hacienda dividió a los parlamentarios oficialistas: el secretario de Estado recibió el respaldo de varios parlamentarios DC e incluso el senador PPD, Ricardo Lagos Weber, integrante de la comisión de Hacienda del Senado, quien junto al presidente del Senado, el DC Andrés Zaldívar, criticaron directamente a la presidenta. “Espero que la máxima autoridad del país aquilate adecuadamente lo que está ocurriendo. No es un tema de divergencias entre dos carteras, tiene que ver con la capacidad de conducción de nuestra política económica y desarrollo”, señaló Lagos Weber. Una postura más crítica predominó desde el PS, donde el senador Carlos Montes, también de la comisión de Hacienda y de habitual trato con Valdés, y el ex presidente del PS, Osvaldo Andrade, lideraron las críticas.
Los abanderados oficialistas también tomaron partido ayer. Mientras la candidata DC, Carolina Goic optó por criticar a la presidenta y su comité político, el senador Alejandro Guillier, se limitó a pedir que el gobierno “se ponga de acuerdo”.
No hubo versión oficial sobre el futuro de Valdés en el ministerio. Sin embargo, a través de Twitter desmintieron una información que señalaba que el secretario de Estado habría presentado su renuncia. Hasta anoche, la agenda del ministro seguía sin cambios. Desde el punto de vista práctico, la principal complicación que generaría la salida de Valdés radica en la tramitación del Presupuesto 2018, que está en pleno proceso de elaboración y que debe ser enviado al Congreso a más tardar el 30 de septiembre.
Entrevista con ex jefe del Servicio de Evaluación Ambiental. Ex directivo habla por primera vez de sus roces con el ministro Marcelo Mena; defiende el proyecto de Andes Iron y denuncia la politización del Servicio de Evaluación Ambiental.
Se formó en la Comisión Nacional de Medio Ambiente donde llevó una carrera en ascenso; fue director regional y pasó a formar parte de la dirección ejecutiva, y tras sus buenos resultados pasó a liderar el poderoso Servicio de Evaluación Ambiental (SEA). Era la cúspide de la carrera profesional del ingeniero Jorge Troncoso hasta que ésta se vio truncada tras evaluar favorablemente el proyecto minero Dominga y presentar diferencias irreconciliables con quien reemplazaría a su entonces jefe el biólogo marino Pablo Badenier. El proyecto rápidamente se transformó en la piedra en el zapato del ministro de Medio Ambiente, Marcelo Mena, quien lideró su rechazo en el Comité de Ministros y desautorizó el trabajo de evaluación ambiental que había realizado Troncoso y su equipo directivo de 34 profesionales, respecto al proyecto que inyectaría en la comuna de La Higuera, región de Coquimbo, más de US$ 2.500 millones.
En esta entrevista el ex director del SEA, y actualmente gerente técnico en gestión ambiental en ANAGEA, habla por primera vez de los motivos de su salida del servicio en abril, sus roces con el ministro Mena y los atributos técnicos ambientales que tiene Dominga para su construcción.
¿Su partida del SEA se debió a diferencias por Dominga?
-Dominga es un proyecto de desarrollo minero, como tanto otros que el Servicio ha evaluado. El SEA hizo su trabajo y, desde nuestra mirada, se hizo bien, apegado a lo que establece la norma.
Algunos sostienen que fue porque rechazó revertir la opinión técnica del servicio sobre Dominga.
-La opinión del Servicio respecto de ese proyecto fue presentada en la Comisión de Evaluación por el equipo del SEA Región de Coquimbo. Como Director estuve de acuerdo con ese análisis y al día de hoy lo sigo compartiendo, y me hago responsable de esa posición. Si hubiese seguido como director, no podría haber llevado al Comité de Ministros una propuesta de rechazo al recurso presentado, pues ética y profesionalmente hubiese sido impresentable. Hubiese correspondido que el Servicio haya seguido sosteniendo esa posición.
¿Pero se le pidió revertir la opinión técnica del servicio?
-Hubo una diferencia de criterios sustantiva respecto de cómo entender el funcionamiento del Sistema de Evaluación Ambiental.
¿Sufrió presiones por parte del ministro Mena por Dominga?.
-Las conversaciones personales no las comento.
Desde el Ministerio de Medio Ambiente dicen que su salida responde a un mal desempeño profesional.
-Los resultados del trabajo realizado por el Servicio en los años que yo lo lideré, están en el Acta de Entrega del Cargo y en los resultados del cumplimiento de cada uno de los objetivos y metas que nos trazamos. No veo qué es lo cuestionable de la gestión que hizo el equipo que lideré durante más de tres años. Además no es el actual ministro de Medio Ambiente quién, con fundamento y prestancia, pudiera hacer alguna observación a mi gestión.
Entonces descarta presiones por parte de Medio Ambiente.
-Con el Ministro tuvimos claras diferencias de criterio respecto de cómo debiera operar el sistema de impacto ambiental en Chile, pero mi cargo era de índole técnico. En la medida que uno reciba presiones, claramente esas presiones intercedieron en las decisiones y lo que corresponde es retirarse cuando uno se ve sometido a esa situación.
Funcionarios del SEA han señalado que actualmente existe una intervención política en el servicio por parte del ministro Mena.
-El ministro Mena no pudo nombrar a un director ejecutivo de su confianza, razón por la cual descabezó tres departamentos técnicos claves para la gestión de la Dirección Ejecutiva del SEA y conformó un gabinete político al interior del Servicio, trasladando al SEA a tres funcionarios de su confianza para ocupar esas posiciones claves. Estos departamentos descabezados debían resolver la propuesta del SEA en el Comité de Ministros. El gabinete político asumió las funciones del Departamento de Asuntos Estratégicos que lideraba la ingeniero Mayra Barrero, quien fue despedida, además de tomar las funciones de los departamento de Control de Gestión y del departamento de Regiones. Además, el ex jefe de gabinete del ministro, llegó a hacerse cargo de la división de Evaluación Ambiental y Participación Ciudadana, que era liderada por el biólogo Marino Christian Betancourt. Esas decisiones configuran una intervención política.
¿Dirigida al proyecto de Andes Iron?
-Esa nueva configuración modificó la opinión que tenía el servicio por otra contraria. Es muy raro lo que pasó tanto en el Ministerio de Medio Ambiente, a través del informe de la subsecretaría, como en el SEA.
¿Qué diferencias mantenía con Mena?
-Con el ministro alcancé a trabajar un par de meses. Nos reunimos en unas 5 o 6 oportunidades. Teníamos apreciaciones o análisis distintos respecto de la judicialización de proyectos y respecto de cómo abordar determinadas evaluaciones ambientales de algunos proyectos.
El ministro Mena apuntó a la deficiente información de línea base.
-Decir que no hay antecedentes de línea base refleja un desconocimiento evidente de los antecedentes que existen en el expediente.
¿Dominga cumplía con las exigencias medioambientales?
-Desde el punto de vista de lo que obraba en el expediente en el momento en que el SEA emite el ICE, el proyecto cumple con los requisitos ambientales.
Medio Ambiente no opinó lo mismo.
– La determinación del Comité de Ministro es una decisión absolutamente política. El SEA tenía una opinión madura y bien fundada de Dominga y esa opinión fue cambiada en un lapso de tiempo extremadamente corto y sin ningún fundamento serio o responsable.
¿Qué opina de Céspedes?
-Me parece legítimo y apropiado que el ministro Céspedes haya pedido extender el tiempo de evaluación del recurso, en tanto se cita a la reunión del Comité de Ministros con dos días de anticipación, lo que transgrede lo establecido en el reglamento de sala.