El ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, sostuvo que si bien hay que acatar la institucionalidad esto no significa que ésta funcione bien.
El ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, entregó su respaldo a su par de Economía, Luis Felipe Céspedes, luego que este último se abstuviera de votar en la reunión del Comité de Ministros que rechazó el proyecto minero Dominga, debido a que a su juicio no tuvo tiempo suficiente para analizar los antecedentes.
“Yo respaldo plenamente las preocupaciones del ministro Céspedes y el subsecretario Micco respecto del tema Dominga. Creo que tenemos que respaldar, no solo acatar, respaldar las decisiones que se toman dentro de la institucionalidad, y esto fue del caso”, dijo Valdés
Añadió que “eso no significa, sin embargo, que la institucionalidad esté funcionando bien y en esto tenemos responsabilidades los ministros. Por último me gustaría decir que yo constato que algunos no tienen el crecimiento dentro de las prioridades más altas, y les cuesta a veces tener una compatibilización de eso con otros objetivos que son muy importantes también y eso ciertamente hace más difícil nuestro trabajo”.
El lunes pasado el Comité de Ministros rechazó el recurso de reclamación presentado por la empresa Andes Iron en contra de la decisión del Consejo de Evaluación Ambiental de la Región de Coquimbo, que en marzo desaprobó el Estudio de Impacto Ambiental del proyecto minero Dominga.
La iniciativa fue rechazada por los Ministerios de Salud, Agricultura y Medio Ambiente y contó con el voto favorable de los Ministerios de Minería y Energía. En el caso de este último aprobó la parte minera del proyecto y rechazó la portuaria, mientras que Céspedes se abstuvo de votar.
Al explicar su decisión ese día el ministro dijo que “me retiré antes de que se procediera a la votación del proyecto, lo anterior producto de que dada la citación al Comité para ver este caso el día viernes, dado estos plazos, en mi caso, fue imposible poder realizar una análisis en profundidad de todos los antecedentes presentados, y en ese considerando fue que yo decidí el no participar de la decisión producto de que en realidad acá lo que se requería era una decisión fundada de cada uno de los puntos presentados”.
La semana pasada el subsecretario de Hacienda, Alejandro Micco, también había entregado su respaldo al Céspedes al señalar que hubo un “apresuramiento” en la decisión del Comité de Ministros.
PULSO
Los funcionarios emplazaron a la dirección regional del organismo a analizar su gestión dentro de este cuestionado proceso
Los funcionarios del Servicio de Evaluación Ambiental de Coquimbo (SEA) criticaron la forma en que se dio el proceso en que se rechazó el proyecto Dominga acusando al gobierno central de intervencionismo.
A través de una carta enviada a la directora regional del organismo, Claudia Martínez y al subrogante Óscar Robledo, los trabajadores expresaron su “desacuerdo con los procesos internos de esta Dirección Regional, tanto administrativo como de evaluación ambiental” relativos al proyecto. En especial, apuntan a las “injerencias” de la Dirección Ejecutiva.
En ese sentido, indican en la misiva que se usaron los criterios transmitidos desde el nivel central y el proyecto “fue admitido a trámite no habiendo el titular considerado a la comuna de La Serena desde y hacia dónde se desarrollaría la actividad de transporte de personal; y no se puso término anticipado a la evaluación del proyecto habiéndose constatado falta de información relevante y esencial para la evaluación del mismo”.
Por esto, los funcionarios solicitaron a la dirección regional analizar “nuestra gestión como Dirección Regional en la evaluación del proyecto Dominga, y sobre todo el ‘intervencionismo’ a nivel central, a nuestro juicio extralimitado”. Agregan que éste “no sólo se limitó a apoyar y colaborar en parte de nuestras acciones, sino que definitivamente a imponernos decisiones sobre temas fundamentales de la evaluación”.
Los trabajadores añaden que “una cosa es el apoyo y otra muy distinta es el que tomen ellos la dirección y/o administración de los proyectos y nos dejen sin voz ni voto”.
Bajo ese contexto, aclaran que “no tuvimos injerencia en la toma de decisiones finales de este proyecto tan complejo”.
Los movimientos ambientalistas tienen que ampliarse a decir algo más que “no” a proyectos de desarrollo y proponer opciones diferentes. La ciudadanía debe saber que no tiene que elegir entre el empleo y la protección del medio ambiente, porque si así se comprende nuestra posición, perderemos.
El fallo del Comité de Ministros que rechazó el proyecto minero-portuario Domingarepresenta un gran logro para el movimiento ambientalista en Chile y, de hecho, para el mundo.
El proyecto de la minera contemplaba intervenciones industriales en la zona cerca a la Reserva Nacional Pingüino Humboldt, la cual es una joya de biodiversidad con inmensa importancia para la conservación de especies emblemáticas y en peligro de extinción. Los pingüinos Humboldt que viven en la reserva superan los 21 mil individuos, lo cual representa un 80% del total de la especie. Otros animales habitan el sector también: lobos marinos, delfines nariz de botella, pingüinos patagónicos, tortugas marinas, ballenas azules, ballenas de aleta, ballenas jorobada, cachalotes y aves marinas como los cormoranes y los albatros.
Para quien pueda ir a conocer la reserva, es totalmente recomendado. Personalmente fui y me acuerdo muy bien de la experiencia de andar en caleta con los delfines pescando a nuestro lado y cómo se acercaban a mirarnos. Además, no hay nada más tierno que ver una pareja de pingüinos cuidando su cría.
El peligro del proyecto Dominga cuesta entenderlo al principio pero es innegable. Ahora, es importante dejar algo claro: ni la mina ni el puerto quedaría dentro de los limites de la reserva. No obstante, tendría efectos negativas para la fauna de la zona. El aumento en el flujo de buques amenaza directamente a los mamíferos acuáticos. Una de las mayores causas de muerte prematura para los delfines y las ballenas son justamente las colisiones con barcos. La construcción del puerto, además, interferiría con las zonas de abastecimiento de los animales de la reserva. Las islas que habitan los pingüinos, por ejemplo, están totalmente protegidas pero no pasan todo su tiempo allí. Tienen que salir de la reserva para buscar comida y es durante estas actividades cuando se verían afectados por el puerto. La planta de ósmosis que abastecería agua para la mina cambiaría la concentración de sales y minerales en el mar. También depositaría los químicos usados en el proceso de ósmosis, cambiando así las concentraciones salinas de las aguas.
No existe otro mar igual al que rodea la reserva porque la confluencia de corrientes es única y propicia para la vida marítima. Por otro lado, sin el puerto y la posibilidad de llevar los minerales al mercado internacional, no tiene sentido construir la mina.
Fueron estos argumentos los que acogió el Comité de Ministros. En la declaración publica después de llegar a su decisión, la ministra del medio ambiente destacó información deficiente y la falta de medidas de mitigación y reparación de los daños al medio ambiente en las propuestas de Andes Iron, el holding detrás del proyecto. La reacción del mundo empresarial y sus medios de comunicación se enfocó en la perdida de 10.000 nuevos puestos de trabajo y una eventual inversión que llegaría a US$ 2.500 millones. Mientras las ONG pro-medio ambiente celebraron, los desempleados de la región (con una tasa de desocupación de 7.7%, la cuarta mayor de Chile) y algunos pobladores de la comuna de la Higuera lamentaron la decisión. Es justamente esto el talón de Aquiles del movimiento ambientalista.
Si nosotros los “verdes” queremos seguir siendo exitosos a largo plazo, el movimiento ambientalista tiene que convertirse en un movimiento que diga algo más que “no” a proyectos de desarrollo. La ciudadanía debe saber que no tiene que elegir entre el empleo y la protección del medio ambiente. Si así se comprende nuestra posición, perderemos. Pensemos en la jerarquía de las necesidades humanas. ¿Qué importan los pingüinos para alguien que no tiene para dar de comer a sus hijos? ¿Cuánto le importan a alguien que está desempleado y con una deuda masiva para pagar la educación de sus hijos?
Los empresarios no se demorarán en echar la culpa por el desempleo a las ONG pro-medio ambiente y sus aliados en el gobierno. Ya tienen cierto nivel de apoyo social. Ha habido marchas recurrentes en la comuna a favor del proyecto. La empresa firmó un acuerdo marcocon más de mil habitantes y sus organizaciones sociales que prometeN traer beneficios concretos a la comuna, la cual carece de servicios públicos. La minería se ha dado cuenta de que tienen que mirar más allá de lo económico y pensar en lo social.
De similar manera, el movimiento ambientalista debe expandir el foco más allá de la conservación y empezar a vincularla con el desarrollo económico y la creación (o protección) de empleos. En el caso del proyecto Dominga, el gobierno no sólo debería hacer hincapié a las preocupaciones ecológicas, como hizo la ministra, sino también a los efectos positivos de esta preservación para el turismo, por ejemplo (que subió a 53.294 turistas para el año 2015) y la pescadería artesanal.
Porque si no, democraticamente la ciudadanía va a votar por candidatos que prometen empleos a costo de destrucción ambiental. Es una simple cuestión de matemáticas: ¿Quienes son más: los que salen ganando con la decisión de los ministros o los que pierden? Las ONG tienen más influencia al nivel élite que en las masas. Es un problema ineludible del movimiento ambientalista: lamentablemente, las ballenas y los pingüinos no votan.