Junto con apostar a un desarrollo de minería sustentable para el proyecto cuprífero ubicado en la II Región (norte de Chile), Antofagasta Minerals apuesta por fortalecer la internacionalización de sus operaciones.
Andrónico Luksic Abaroa, el desaparecido patriarca del mayor grupo financiero de Chile, años atrás adquirió un yacimiento que en su momento no le dio los frutos requeridos: Antucoya, ubicado a 125 kilómetros al norte de la ciudad de Antofagasta. En vista de ello, no encontró mejor oportunidad que venderlo a la Sociedad Química y Minera de Chile (SQM), compañía que durante varios años extrajo de allí salitre o mineral “caliche”.
Sin embargo, Antofagasta Minerals (AMSA) -el grupo minero privado más grande del país y ligado al Grupo Luksic- readquirió Antucoya a SQM y con ello aseguró el desarrollo de lo que llamó el distrito minero de Centinela (resultado de la integración de sus mineras El Tesoro y Esperanza) ubicado al norte de la región de Antofagasta y que consideró una inversión para la zona en que se ubica Centinela por US$1.900 millones. Lo anterior permitió a Antucoya producir un aumento en su producción en 85 mil toneladas, desde el comienzo de su explotación.
Cabe destacar que Antucoya posee nuevas características que la ponen a la vanguardia de los nuevos proceso de las distintas faenas mineras y lo que podría denominarse como el futuro de la minería en Chile- en cuanto a explotación- ya que procesa cobre de menor ley, usa agua de mar para su proceso y se abastece de energías no convencionales para su operación en cerca del 50%.
Ese interés por la sustentabilidad llevó a Antofagasta Minerals a ser miembro desde 2014 del International Council Mining and Metals (ICMM), organización mundial dedicada a promover la minería sustentable, desarrollando estándares e impulsando a sus empresas miembros a adoptar y compartir mejores prácticas socioambientales.
Y siempre con el objeto de fortalecer la sustentabilidad de sus operaciones, desde 2015 Antofagasta Minerals está incluida en FTSE4Good, el índice de sustentabilidad de la Bolsa de Valores de Londres. Este índice incluye a compañías que cumplan con los requisitos establecidos: demostrar sólidas prácticas ambientales, sociales y de gobierno corporativo, y una gestión transparente. Estos aspectos son evaluados sobre la base de 300 indicadores de FTSE (Financial Times Stock Exchange) International.
Paso a paso, de forma lenta, pero continua, Antofagasta Minerals ha ido incrementando su participación en el sector minero en el Perú.
Este año el conglomerado chileno planea abrir una oficina de exploración minera, dando pie a la opción de reafirmar una presencia más potente en el país incaico, que viene de la idea de diversificar internacionalmente los proyectos de la minera y que incluye países como Canadá, Estados Unidos y México.
En Chile la empresa-desde su puesta en marcha- tiene un portafolio de inversiones que sobrepasa los US$4 mil millones y su incursión y apuesta en el Perú se debe a la calidad del recurso geológico en dicho país, y al deterioro en las condiciones de inversión en suelo chileno, señalan desde la compañía a AmericaEconomía.com. También consideran en este escenario de mayor dificultad una permisología -u obtención de permisos correspondientes para la ejecución de la obra respectiva- más compleja. En ese escenario, al interior de la empresa señalan que un proyecto minero tarda cuatro años en el proceso, que contempla considerar alrededor de 500 permisos. Junto a lo anterior, se percibe como gran obstáculo o desincentivo para la actividad la reforma al código de aguas y la reforma tributaria recientemente puesta en marcha en Chile.
En contraposición, Antofagasta Minerals destaca que Perú muestra ventajas por su riqueza geológica -en cuanto al desarrollo de la minería del cobre-, apoyado por un marco institucional que promueve la inversión de nuevos capitales. Así, el brazo minero de los Luksic ejemplifica que la obtención de licencias tarda mucho menos que en suelo chileno, llegando solo a un periodo que no supera el año y medio de gestiones.
Cabe señalar que AMSA en la actualidad opera cuatro minas en Chile (Pelambres, Centinela, Antucoya y Zaldívar), y aspira que la producción en conjunto de las unidades se ubique sobre las 700 mil toneladas anuales. En cuanto a su proceso de internacionalización, su gran apuesta exterior para este año había sido la iniciada en Twin Metals, Minnesota (Estados Unidos), donde el gobierno federal no renovó la concesión minera, una decisión a la cual la compañía, por cierto, apeló a las autoridades correspondientes.