Luiz Claudio Sampaio* 

La sostenibilidad ya no es una opción en el actuar de las empresas. Algunos lo tienen que priorizar por la naturaleza de sus operaciones. Todas las actividades de explotación de hidrocarburos generan emisiones de CO2. Un subproducto particular de la producción de petróleo crudo es el gas asociado, cuya quema genera grandes cantidades de gases de efecto invernadero. Para las empresas del sector, esto se presenta como un reto, puesto que la eficiencia energética es una idea simple en teoría, pero difícil de poner en práctica.

 Para lograr objetivos tan ambiciosos, en un entorno empresarial y operacional cada vez más desafiante, se debe combinar la innovación con el tamaño. Por tal motivo, comprometidas a reducir los gases de efecto invernadero, las organizaciones están redoblando sus esfuerzos en cuanto a sus propias emisiones y la de otras industrias (incluyendo la producción de electricidad, plantas de cemento y acerías).

 Esta estrategia consiste en adoptar dos caminos: ayudar a mejorar y reducir el coste de la tecnología existente para tomar medidas rápidas y concretas; y, antes de las emisiones, reanudar la investigación para encontrar soluciones nuevas e innovadoras con una huella carbono limitada. 

Entre las nuevas alternativas, las organizaciones optan por impulsar estrategias corporativas, como mejorar la eficiencia energética de sus instalaciones y  minimizar la quema de rutina de gas. El despliegue de procesos especializados es cada vez mayor, y están orientados a ser transversales a todas áreas operativas, desde las extractivas hasta las logísticas de comercialización. En estas iniciativas, la gestión humana es un pilar importante, no solo porque tiene un nivel de sensibilización cada vez más alto, sino porque desarrollan y ejecutan los procesos con una visión más eco eficiente.

La gestión sostenible es urgente. Un aumento en el contenido de CO2 en la atmósfera, variando la concentración normal baja de gas, podría hacer que la temperatura media de la Tierra se eleve. Ello produciría cambios climáticos, cuyas consecuencias serían catastróficas: deshielo de los polos y elevación del nivel de los océanos, y la consecuente inundación de las zonas costeras bajas. Lo positivo que estamos en una industria en plena transformación, con liderazgos significativos que llevarán a que todos los actores se orienten a este cambio.

*Gerente General de TOTAL Perú