En todas partes a las compañías les ha costado cubrir la demanda en tanto los vehículos eléctricos pasaron de prácticamente ninguna venta hace una década a más de medio millón de vehículos el año pasado. La batería de un Modelo S de Tesla Inc., de Musk, usa unos 45 kilos de carbonato de litio. Está prevista la construcción de más minas, pero las dificultades de Olaroz –la primera mina de litio nueva en Sudamérica en los últimos veinte años- limitan la financiación de nuevos emprendimientos en Argentina, que alberga las terceras mayores reservas del mundo.
Ocultos en salares en las alturas de la Cordillera de los Andes hay enormes yacimientos del litio que Elon Musk podría necesitar para su revolución de los coches eléctricos. Pero extraer el mineral de los estanques de salmuera que creó Orocobre Ltd. ha resultado más difícil de lo que se esperaba.
El mal tiempo y dificultades en el bombeo hicieron que la producción de las instalaciones de Orocobre en el norte de Argentina fuera un 21 por ciento inferior al objetivo inicial de la empresa en el año hasta junio. Si bien las cosas vuelven a encaminarse, el máximo responsable, Richard Seville, dice que la compañía “subestimó la complejidad o sobreestimó su capacidad”.
En todas partes a las compañías les ha costado cubrir la demanda en tanto los vehículos eléctricos pasaron de prácticamente ninguna venta hace una década a más de medio millón de vehículos el año pasado. La batería de un Modelo S de Tesla Inc., de Musk, usa unos 45 kilos de carbonato de litio. Está prevista la construcción de más minas, pero las dificultades de Olaroz –la primera mina de litio nueva en Sudamérica en los últimos veinte años- limitan la financiación de nuevos emprendimientos en Argentina, que alberga las terceras mayores reservas del mundo.
“La incertidumbre respecto de la oferta hace subir los precios y pone nerviosos a los inversores”, dijo Daniela Desormeaux, responsable de la firma consultora en litio SignumBOX. “Necesitamos que entre en el mercado un nuevo proyecto por año para satisfacer la creciente demanda. Si eso no pasa, el mercado será muy tenso”.
Australia es el mayor productor de litio, si bien Chile y Argentina representan el 67 por ciento de las reservas globales, según el Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS por las siglas en inglés).
Extraer litio de los salares que salpican las regiones áridas del norte de los países sudamericanos es mucho más fácil y barato que perforar el suelo en busca de metales como cobre. Los productores no hacen más que bombear la solución salina en estanques de evaporación y recoger el mineral una vez desaparecida la humedad.
La experiencia de Orocobre en Argentina indica que el proceso no carece de desafíos, en especial para un recién llegado. La compañía de Brisbane, Australia, pronosticó en un primer momento una producción de 15.000 toneladas en el año hasta junio. Eso se redujo luego a 12.000-12.500 toneladas. La cifra terminó por ser 11.862. Temperaturas inusualmente bajas y nubosidad retrasaron la evaporación y restringieron el transporte de insumos, mientras que problemas de bombeo significaron que no siempre había suficiente salmuera en los lugares adecuados.
Desde entonces Orocobre ha invertido en mejorar el bombeo de un estanque al siguiente, a tiempo para el período clave de evaporación, dijo la semana pasada Seville en una entrevista.
“La producción de litio no es fácil”, dijo Juan Esteban Fuentes, que está al frente de CRU Group en Sudamérica, en una entrevista en Santiago. “Exige muchos conocimientos técnicos y químicos. Es evidente que habrá más problemas, dado que ingresan al mercado compañías mineras que nunca han extraído litio ni tienen los conocimientos técnicos necesarios”.
La creciente demanda de litio, que se usa en un nuevo tipo de baterías livianas recargables, ha tomado por sorpresa a los productores. La enorme planta de Tesla en Nevada apunta a fabricar alrededor de 500.000 baterías para autos al año para 2018. El metal se utiliza también en teléfonos celulares.