ÁLVARO BAYÓN
Parecía una bravuconada cuando Scott Sheffield, consejero delegado de Pioneer (uno de los gigantes del fracking en Estados Unidos) lo anunció en la presentación de resultados de 2016: podrían ser rentables incluso con un crudo por debajo de los 25 dólares. Lejos de los 40 que el sector situaba hasta hace pocos meses como umbral a partir del cual estas empresas eran viables, la mejora de las eficiencias en estas compañías o la explotación de nuevos yacimientos con una extración más fácil y rentable reducen el dato semana a semana. De tal modo que la rentabilidad con un petróleo a 25 dólares es ya una realidad.
Este nivel supone que al shale oil le queda un largo recorrido por tensionar a la OPEP en su frustrada intentona por presionar al alza el precio del petróleo. El acuerdo entre los países del cartel petrolífero y otros externos como Rusia para recortar su producción en 1,8 millones de barriles al día pretendía llevar al Brent de vuelta al entorno de los 60 dólares por barril. Sin embargo, ha sido la recobrada producción de técnicas extractivas alternativas –que ha llevado a las exportaciones de EE UU a máximos históricos este julio– las responsable de su fracaso . El petróleo de referencia en Europa hace equilibrios sobre los 50 dólares y, frente a la resistencia de los frackers, compromete la marcha de la economía de los países más dependientes del petróleo.
"La reducción en los costes nos hace poder competir con Arabia Saudí", indicó el ejecutivo de Pioneer y el jefe de investigación de Citi pronosticó que en esa guerra prevalcerá el petróleo alternativo. Lejos queda la época en la que el cartel copaba el 85% de la producción y abría y cerraba el grifo del petróleo. En 2014 en seis meses presionó el precio del crudo de los 110 dólares hasta los 60. Acabó con la época dorada de los frackers, congeló una era de inversiones y llevó a muchas compañías a la ruina. Es su turno para tomarse la revancha.
Los problemas que sufre hoy la OPEP para imponer su poder son herederos directos de aquella época en la que el barril de referencia en Europa cotizaba por encima de los 100 dólares. Era entonces cuando las petroleras estadounidenses realizaban grandes inversiones para abrir las primeras perforaciones. Las que sobrevivieron recogen ahora los frutos.
El Brent logró subir ayer un mínimo 0,25%, hasta los 50,86 dólares. Con todo, desde el cierre del pasado viernes cede un 2,4%. Los 50 dólares que recuperó el 25 de julio están en cuestión. La razón está, por el lado de la oferta, en que la OPEP reconoció el jueves que no solo había incumplido los recortes de 1,8 millones de barriles al día, sino que había incrementado sus exportaciones. Por otra parte, las principales dudas versan sobre el temor de que la demanda de las refinerías chinas crezca este año menos de lo esperado.
El mercado del petróleo espera un gesto de la OPEP antes de la cumbre ordinaria de noviembre para tratar de volver a equilibrar el precio del crudo. Si bien el cartel ha descartado profundizar en los recortes, sí ha abierto la puerta a incorporar a Libia y Nigeria y extenderlos más tiempo.
"Lo que la OPEP desconoce es que el mayor coste del fracking es hacer el agujero inicial. Después, los costes marginales de abrir y cerrar el grifo son muy bajos", explica Daniel Lacalle, analista jefe de Tresis. Superado ese periodo de fuertes inversiones, la viabilidad de los yacimientos mes a mes se hace más barata y acaba siendo más caro tenerla parada. Lacalle calcula que los costes se han reducido un 60% en año y medio.
No todos los frackers son iguales, sin embargo. Carsten Menke, analista de materias primas de Julius Baer, distingue compañías low-cost y high-cost en el sector. Algo que hace que ese umbral de rentabilidad oscile entre los 30 y los 60 dólares. Opina que esa mejora de los costes y de las eficiencias no ha sido uniforme. Algunas compañías han descontado un contexto demasiado alcista de los precios del petróleo y han retomado las inversiones en los últimos meses. Algo que ha reducido su flujo de caja y les ha hecho depender en exceso del interés de los inversores para proveerles liquidez.
En este sentido, juegan un papel crucial los subsidios del Gobierno estadounidense a los frackers. Gracias a ellas han reducido su umbral de rentabilidad incluso hasta los 20 dólares por barril, opina Diego Jiménez-Albarracín, responsable de Renta Variable de Deutsche Bank en España. La única esperanza a la que puede agarrarse la OPEP es que la Casa Blanca limite las inyecciones de dinero público sobre el sector. Vistas las repetidas muestras de apoyo a estas técnicas extractivas de Trump, parece que no va a suceder en el corto plazo.
Los precios del petróleo tendrán problemas para superar los US$ 60 por barril durante los próximos cinco años debido a la oferta abundante de la OPEP y del shale estadounidense, afirmó Citigroup Inc.
El crudo cotizará a entre US$ 40 y US$ 60 por barril hasta el 2022, sostuvo el banco, que así redujo su pronóstico anterior de un techo de US$ 65.
El shale es lo suficientemente flexible como para amortiguar el impacto de interrupciones en otros países y la necesidad de oferta nueva en esta década es limitada, mientras que la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) elevará la producción cuando venzan los límites actuales a la extracción, afirmó Citigroup.
“Se necesita un crecimiento limitado del shale debido al repunte de la producción tras el fin de los recortes de la OPEP y otros países”, escribieron en un informe los analistas Ed Morse y Eric Lee.
El crudo Brent ha caído 11% este año en Londres y cotiza a cerca de US$ 50 por barril, en tanto la OPEP y Rusia luchan por eliminar un excedente creado por el boom de producción en Estados Unidos esta década.
Aunque Arabia Saudita, el miembro más grande de la OPEP, advirtió acerca de una posible escasez de petróleo en los próximos años en tanto los precios más bajos sofocan las inversiones, Citigroup sostuvo que se muestra “escéptico”.
“En un mundo con shale, los impactos constantes a la oferta pueden hacer que el impacto de los precios se disipe en cuestión de un año”, escribieron los analistas.
Aunque probablemente los precios se atengan a una franja, presentarán cierta volatilidad, sostuvo Citigroup. El crudo podría dispararse a US$70 por barril o hundirse a US$ 30, dependiendo de que se interrumpa o restablezca la oferta.
Más de un millón de barriles de petróleo producidos diariamente corren peligro debido a incertidumbres geopolíticas, y una oferta inactiva de más de 500,000 por día podría volver.
La restauración de la producción de dos miembros de la OPEP, Libia y Nigeria, implica que ahora hay más probabilidades de que se reduzca la oferta, declaró el banco.