El gerente ejecutivo de Yacimientos del Litio Bolivianos (YLB), Juan Carlos Montenegro, informó ayer que hasta la fecha seis empresas internacionales calificaron para construir la Planta Industrial de Carbonato de Litio, en el salar de Uyuni, departamento de Potosí.
"A la fecha tenemos seis empresas con las que estamos avanzando en este tema y esperamos tener novedades y que, hasta fines de este año, o hasta mediados del próximo año, ya tengamos un contrato o la conformación de una sociedad mixta para la instalación de una fábrica de baterías en Bolivia con el litio boliviano", informó a la Red Patria Nueva.
Recordó que la legislación boliviana permite al Estado la formación de una sociedad mixta para la industrialización del litio, siempre y cuando participen empresas nacionales e internacionales que tengan alta capacidad tecnológica en el ámbito.
No obstante, aclaró que las empresas interesadas en ser socias de Bolivia para la industrialización del litio deben cumplir tres requisitos principales, como aceptar una participación mayoritaria del Estado, demostrar alta capacidad tecnológica en el rubro y garantizar el mercado de las baterías fabricadas en Bolivia.
El Gobierno boliviano invirtió hasta la fecha 66,6 millones de dólares para instalar las plantas piloto de litio y prevé invertir 875,5 millones de dólares más para construir las plantas industriales en los bordes del Salar de Uyuni, considerado el desierto de sal continuo más grande del mundo, según fuentes oficiales.
Durante su mensaje del 6 de agosto, el presidente Evo Morales aseguró que cuando Bolivia consolide su industria del litio, “mandará en el mundo” como Arabia Saudita con el petróleo. “No estamos lejos de eso” sentenció, al comparar su magnitud hidrocarburífera y nuestras posibilidades con el litio.
Hubo exageración, tal como una década atrás, cuando pronosticó que “en 15 años estaremos como Suiza” y el nivel helvético aún sigue muy lejano. En lo que hace al reino del Golfo, sus diferencias con Bolivia son notables. El programa www.nationmaster.com provee datos comparativos. En uso comercial de energía, Bolivia está en el lugar 85 y saudíes, en el 17. La producción nacional de crudo es de 56.570 barriles día y en Arabia Saudita, 11,7 millones de barriles, 207 veces más y primero en el mundo. En reservas de gas y de petróleo, las diferencias son enormes. En el primer caso, Bolivia ocupa el lugar 39 y Arabia Saudita, el 4. Y con respecto a las reservas de petróleo, las saudíes son 1.277 veces mayores.
Sabemos que el presidente hizo la comparación dado que Bolivia podría ser la Arabia Saudita del litio. Y no es banal la expresión. Bolivia tiene el 43% de reservas de ese mineral liviano tan demandado hoy. Pero aquí también andamos lejos. Tener la mayor reserva no garantiza nada, como tampoco nos ha garantizado nada hasta ahora disponer en el Mutún de la mayor reserva de hierro. Lo no explotado ni vendido, no vale. Es la dura realidad.
El mayor productor de litio es Australia, con 14.300 toneladas; le siguen Chile, con 12.000; Argentina, con 5.700; y en el puesto 7 está Brasil, con solo 200 toneladas. En 2016 Bolivia exportó sus primeras 10 toneladas de carbonato de litio por valor de $us 70.000, cantidad y suma esmirriadas en verdad.
Si Bolivia no crea incentivos para invertir en el litio, las multinacionales optarán por otros caminos, como ya lo vienen haciendo desde hace tiempo. Cerca de Uyuni -en el interior del llamado Triángulo del litio- hay yacimientos en Chile (Salar de Atacama) y en Argentina (Salar del Hombre Muerto).
En la zona yace el 85% de las reservas del planeta. Los dos vecinos generaron buen clima para los inversores, acá hasta ahora sucede lo contrario.
Al igual que el sueño del acero, el del litio puede quedarse ahí, sin llegar a ser real. Hablar es fácil, hacer lo que debe hacerse no tanto. La inversión en Bolivia para el litio bordea $us 900 millones, muy poco. De no haber cambios, Arabia Saudita seguirá lejos, Suiza será inalcanzable y ¡ah! Bolivia seguirá teniendo una gran reserva inexplotada…