Odebrecht y Petrobras, los socios controladores de Braskem, trabajan en una gran operación de mercado para la petroquímica, con la transferencia de la sede de la empresa a Estados Unidos y la apertura de capital con oferta de acciones en la Bolsa de Nueva York.
Odebrecht y Petrobras, los socios controladores de Braskem, trabajan en una gran operación de mercado para la petroquímica, con la transferencia de la sede de la empresa a Estados Unidos y la apertura de capital con oferta de acciones en la Bolsa de Nueva York. El plan, según informes conseguidos por el diario Valor Económico, considera la pulverización del capital de la compañía y la rescisión del acuerdo de accionistas.
Esa no es la única alternativa en la mesa para la cuestión societaria de Braskem, pero es la que va ganando cada vez más fuerza. La estructura agrada especialmente a Petrobras, que solicitó al banco Santander profundizar los estudios en esa dirección. El banco estaba montando una operación semejante (pero con un propósito totalmente distinto) para JBS.
Con un valor actual de 28,000 millones de reales (8,952 millones de dólares), los dueños de la petroquímica quieren desbloquear su valor y ampliar la internacionalización
En la bolsa, Braskem está valuada en R28,000 millones de reales. Odebrecht y Petrobras controlan la empresa a partes equivalentes, pero poderes diferentes. Odebrecht tiene 50.1% de las acciones ordinarias y Petrobras 47 por ciento. Ambas poseen también acciones preferenciales (sin derecho a voto) y las partes en el capital total de cada una es de 38% y 36%, respectivamente. La gestión está en manos de Odebrecht, garantizada por el acuerdo de accionistas vigente.
Consultadas, ninguna de las tres compañías comentó el asunto.
El mes pasado, las socias anunciaron que están conversando sobre el repaso del acuerdo de control. El contrato ha sido un obstáculo para que Petrobras venda su participación en el negocio como desea, pues la resulta menos atractivo por el poder limitado de la estatal.
La relación entre las compañías, que nunca fue fácil, empeoró mucho con la Operación Lava Jato. Pero ahora ambas firmas tienen una meta común, aunque con finalidades diferentes: aumentar el valor de Braskem. Es esa perspectiva la que hace al modelo de migración de sede y oferta en los Estados Unidos atractiva a ambas partes, aunque con entusiasmos diferentes.
La operación tendría potencial, en las previsiones de los dueños, de aumentar el valor en el mercado de Braskem, sin la presión que la cuestión societaria impone actualmente.
Braskem ha sido negociada en bolsa con múltiple de Ebitda (que relaciona el valor en bolsa con el resultado antes de intereses, impuestos, depreciación y amortización) en torno a 5 veces, abajo del nivel de 7 veces exhibido por sus pares internacionales. Si la empresa fuera equiparada a sus competidoras, la valorización potencial sería de un mínimo de 40 por ciento.
El mayor desafío de ese modelo es encajar una solución para las acciones listadas en la B3. Hay diversos caminos posibles, pero no perjudicar la evaluación del mercado es considerado crucial.
Sin añadir ningún premio de control, la participación de Petrobras vale en la bolsa 10,000 millones de reales, y a de Odebrecht, 11,000 millones de reales, montos considerados bajos por ambas compañías.
Con el precio justo por papel, Petrobras y Odebrecht podrían llevar al frente sus respectivos planes: la estatal, el de vender su participación; y Odebrecht, el de renegociar las deudas del grupo, cuyas finanzas fueron duramente afectadas por la Operación Lava Jato.
La valorización de Braskem ampliaría la fuerza del activo como moneda para Odebrecht. Las acciones de la petroquímica (incluyendo dividendos) están en garantía para préstamos, en una línea de 4,000 millones de reales con bancos brasileños. Pero el plan del grupo es que la compañía fomente mayores captaciones.
El grupo ha repetido que no pretende deshacerse de Braskem. Pero el modelo en debate permitiría a Odebrecht considerar la venta de una parte de sus papeles.
La operación aún está siendo diseñada y debatida entre los socios y, por ello no ha sido llevada aún al consejo de administración de Braskem. Pero existe flexibilidad, sujeta a aceptación, para una oferta mixta: además de la venta secundaria de acciones de los socios, de una emisión primaria para captación de recursos. No está descartada la adopción de una sola clase de acciones.
La colocación tendría un impacto potencialmente positivo sobre el valor de Braskem con el aumento de liquidez. Sólo 25% del capital está en circulación en la bolsa, y el resto está en manos de los dueños.
La transferencia de la sede a Estados Unidos apunta a diversos frentes, de acuerdo con información recogida por Valor Económico de varias fuentes. La medida permitiría la reforma del gobierno y alejaría el mando de donde ocurrieron los problemas de corrupción: Petrobras y la política local. El gobierno es tema esencial a los inversores, después de que el Lava Jato llevó la empresa a aceptar una multa de casi 1,000 millones de dólares, fijada por Ministerio Público Federal de Brasil (MPF) y el Departamento de Justicia de Estados Unidos (DoJ).
La petroquímica de Braskem en México, inaugurada en el 2016, elevó la exposición en el exterior y equilibró la balanza comercial entre Brasil y México. Comercialmente, la medida también tiene relevancia estratégica.
Braskem divulgó datos no auditados del primer trimestre, con ganancias netas de 1,900 millones de reales y Ebitda de 3,600 millones de reales. En ese periodo, la unidad brasileña vendió 844,000 toneladas de resinas en Brasil y exportó 430,000 toneladas. En las operaciones internacionales, vendió 534,000 toneladas en Estados Unidos y Europa y 264,000 toneladas en México.
En junio, la compañía anunció el plan de invertir 675 millones de dólares en una unidad de polipropileno en Estados Unidos, con capacidad de 450,000 toneladas, operación prevista para el 2020.
De entre las alternativas que están siendo discutidas con la finalidad de desbloquear valor de Braskem, está el uso del cajero en una adquisición relevante, dijeron fuentes al corriente del asunto, lo que haría a una oferta primaria aún más interesante.
Braskem tenía en caja 2,200 millones de dólares en marzo. La deuda líquida ajustada, con la multa del acuerdo de indulgencia, estaba en 6,000 millones de dólares o 1.82 veces el Ebitda.
La cuestión societaria envuelve también el futuro operacional de Braskem. Forma parte del conjunto de temas relacionado un nuevo contrato de suministro de nafta con Petrobras. En la discusión societaria, la fuerza de la estatal está en la dependencia de Braskem de la materia prima, mientras que Odebrecht usa su fuerza política, aceptando o no modelos que agradan a Petrobras ya que su posición en el acuerdo es más confortable.