Dentro de los nuevos beneficios para la estatal estará el acceso preferente a los dividendos generados por la faena, de la cual conserva el 10%.
Sólo detalles restan definir sobre las nuevas condiciones que existirán en el contrato que mantienen la Empresa Nacional de Minería (Enami) y la canadiense Teck, respecto a la participación de ambas en Quebrada Blanca, yacimiento ubicado en la Región de Tarapacá.
La estatal posee el 10% de la operación, pero a diferencia de Inversiones Mineras (filial del grupo Hurtado Vicuña) que cuenta con 13,5%, y de la propia Teck, tiene una cláusula especial para no concurrir con capital en caso de desarrollar proyectos de inversión, sin diluir su participación.
A pocos meses de que la firma tome una decisión de inversión en la expansión de Quebrada Blanca, la que se espera para mediados de 2018, ambas compañías decidieron hacer ajustes al pacto, lo que traerá beneficios para conseguir financiamiento al que será uno de los desarrollos más relevantes de la minería local, ya que involucra más de US$ 4.700 millones.
Lo principal será la confirmación de que, en caso de la entrada de un socio, la estatal mantendrá íntegramente el 10% de los títulos, tal como sucede ahora, y no tendrá que correr con parte de los gastos.
Pero además, la novedad es que en caso de que Enami decidiera enajenar su propiedad, el comprador del paquete accionario mantendrá los mismos derechos preferentes que tiene la estatal.
También estarían concretando cambios en cómo se calculan los dividendos. Esto implicaría, en la práctica, que Enami tendría una base más estable sobre la cual se determinan los recursos que recibe. Según trascendió, con este movimiento la estatal podría conseguir aún más réditos de su participación en la faena, lo que no siempre ha ocurrido en los últimos ejercicios.
Consultada Teck, prefirieron no entregar mayores detalles, pero confirmaron las tratativas y señalaron que “se han acordado ciertos temas que potencialmente facilitarán el financiamiento del proyecto Quebrada Blanca Fase II”.
“El acuerdo clarifica cómo funcionará la relación societaria entre Teck y Enami si el proyecto Quebrada Blanca Fase 2 avanza y proporciona mayor claridad en torno a los derechos respectivos”, agregó la oficina de la canadiense en Chile.
Fuentes del gobierno explican que para la minera internacional la sociedad tiene un valor simbólico, ya que equivale a tener como socio al Estado de Chile.
Consultada Enami, prefirieron no hacer comentarios respecto de la modificación del contrato.
La participación de Enami en Quebrada Blanca data desde 1982, año en que fue transferida la propiedad desde Codelco, y es similar a lo que sucede en Carmen de Andacollo, en la región de Coquimbo, donde la compañía también posee 10% de la propiedad.
En la segunda fase de Quebrada Blanca están concentrados los esfuerzos de Teck, principalmente por el potencial que presenta el proyecto, que con sus reservas probadas se encuentra entre los cuatro más grandes del continente, luego de Radomiro Tomic, Nuevaunión (donde también participa Teck junto a Goldcorp), y El Arco (EEUU).
Con todo, las proyecciones de la firma canadiense son que con la expansión del yacimiento se logren cerca de 275 mil toneladas del metal rojo anuales, más siete mil toneladas de molibdeno, volúmenes que situarían a Quebrada Blanca entre las 15 iniciativas más grandes del mundo.
“Se espera que el proyecto genere sólidos beneficios económicos con costos en efectivo totales muy bien situados en la curva de costos”, comentaron desde la empresa en una presentación ante inversionistas.
Actualmente, la iniciativa se encuentra en la fase de aprobación del estudio de impacto ambiental, luego que en octubre pasado reiniciaran el proceso ante el Servicio de Evaluación Ambiental (SEA). “Continuamos avanzando el proyecto a través de la obtención de permisos y hacia una decisión potencial de desarrollo”, dijeron en la empresa.
Las proyecciones apuntan a que el tema esté resuelto a comienzos de 2018, para dar inicio a la construcción de las obras durante el segundo semestre de ese año. De no existir mayores contratiempos, se espera que el procesamiento de mineral pueda comenzar en la segunda mitad de 2021.