El titular de Energía Nuclear de Nación, Julián Gadano, reveló que “Sierra Grande es la hipótesis cercana para instalar la Central Nuclear”; lo dijo tras la confirmación del gobernador rionegrino Alberto Weretilneck anunciara que se descartaba a Viedma como sede. Estaría emplazada a escasos 44 kilómetros del límite con Chubut y de Península Valdés declarada Patrimonio de la Humanidad.
El próximo 9 de agosto se prevén movilizaciones, en todo el país, en contra de las instalaciones atómicas, y en Puerto Madryn anticiparon que la convocatoria será a las 17 horas en la plaza central, donde se espera una amplia participación.
“Es una decisión técnica, no política”, aclaró Julián Gadano, a cargo de Energía Nuclear en Nación, para referirse a dónde se ubicaría la central nuclear que se intenta instalar en Río Negro.
Conocida la decisión del gobernador Alberto Weretilneck, quien descartó a Viedma como posible sede, Gadano confirmó que habló con el mandatario y ratificó las expectativas deque Sierra Grande sea una alternativa. “Hay un equipo” evaluando, dijo el funcionario, y “hay que dejarlos trabajar”, pidió.
“Para nosotros siempre las regiones de la costa cercanas a la localidad de Sierra Grande fueron una de las posibilidades más cercanas”, dijo, aunque evitó dar certezas para no interferir con “la soberanía de la provincia” sobre la decisión.
El proyecto cosechó el rechazo de organizaciones ambientales, gremios y vecinos particulares de distintos puntos de la provincia, aunque Nelson Iribarren, el jefe comunal de esa ciudad apela a que se apruebe la localización.
Basados en las consecuencias que puede generar una central nuclear en el territorio, ambientalistas de toda la Patagonia acompañan al rechazo de la iniciativa y se expresaron a través de una Carta Abierta en la que se expone “la decisión de impedir, bajo todoslos medios dentro de la legalidad, la instalación de la antedicha planta de generación eléctrica”.
Después de que se conociera de parte del propio gobernador de Río Negro Alberto Weretilneck, la posibilidad de emplazar en esa provincia la quinta central de energía nuclear de Argentina, teniendo como meta su construcción para el año 2020, asambleas ambientalistas de todo el sur del país expresaron su rechazo a la misma.
A poco de asumir, el gobierno de Mauricio Macri impulsó una exitosa licitación de energías renovables que superó todas las expectativas y llevó a una segunda ronda de ofertas. Sin embargo, ahora enfrenta las críticas ambientalistas por dos ambiciosos proyectos, pues a las ya resistidas represas de la Patagonia ahora se sumaron las centrales nucleares que se construirán en las provincias de Buenos Aires y Río Negro. Entre las organizaciones sociales hay críticas por la falta de consulta y el tipo de energía elegida, mucho más peligrosa y costosa que las renovables.
Con los nefastos antecedentes de Chernobyl y Fukushima en el curriculum de la energía nuclear, el Gobierno mantuvo el tema en secreto, al punto que hasta hace unos días en Bahía Blanca todavía especulaban con la posibilidad de que una de las centrales se instale en esa ciudad. Ayer se supo que los proyectos son la postergada Atucha III, que al igual que sus “hermanas” estará a orillas del río Paraná, en el partido bonaerense de Lima, y otro que no tiene nombre y que se ubicará en Río Negro.
La polémica que despertó el anuncio no es sólo ambiental, sino también económica. Primero que nada, hay que dejar en claro que las energías renovables funcionan de forma intermitente y dependen de las condiciones ambientales, mientras que las centrales nucleares operan las 24 horas. De instalarse en Sierra Grande, la central nuclear quedaría a pocos kilómetros de Península Valdés, sitio declarado como Patrimonio de la Humanidad por parte de la UNESCO.
Al margen de ello, según Greenpeace, “los 12.500 millones de dólares del presupuesto nacional que Macri quiere gastar en plantas nucleares comprarán 1871 megavatios de capacidad, mientras que los 59 proyectos de energía solar y eólica otorgados por el plan RenovAR ofrecerán una capacidad de 2400 megavatios que estarán disponibles mucho más rápido y no costarán más de 4.000 millones de dólares, cuatro veces menos que las centrales nucleares”.
Ese es un cálculo muy conservador, ya que habría que agregarle que la inversión total por las centrales sería de 14 mil millones de dólares. Pero, además, habría que sumar los enormes costos previos a la construcción de una central nuclear (el uranio se paga, mientras que el sol y el viento, no) y la gestión de residuos a perpetuidad (cuesta más la gestión de los residuos radioactivos que la energía misma).
“La vida media del plutonio, por ejemplo, es de 24 mil años. O sea que esos residuos hay que gestionarlos durante todos esos años, porque una millonésima parte de un gramode plutonio podría causar cáncer. Y con 10 kilos se podría matar la vida en la Patagonia”, describió ante la consulta de Infobae el chubutense Pablo Palicio Lada, uno de los referentes del movimiento antinuclear. “El mundo se está replanteando la cuestión nuclear, porque no es competitiva. Japón lleva gastados más de 100 mil millones de dólares sólo en contener el desastre en Fukishima”, añadió.
Tras advertir que la energía nuclear es “sucia, peligrosa y obsoleta”, Paul Horsman, especialista en energía de Greenpeace Argentina, explicó que “existen alternativas más limpias, baratas, rápidas y mucho más seguras”. Mientras los defensores de Atucha III aseguran que hay más de 4 mil puestos de trabajo en juego, el especialista recordó que en los Estados Unidos “las industrias solar y eólica están creando empleos 12 veces más rápido que otras, e incorporando más gente que los sectores de petróleo, carbón o gas”.
En la Patagonia hubo una fuerte reacción de un nutrido grupo de 35 organizaciones sociales que se adelantaron al anuncio del Gobierno y el lunes le enviaron una carta al embajador chino Yang Wanming. Allí manifestaron su “oposición categórica a la instalación de cualquier tipo de central nucleoeléctrica en ningún lugar del territorio patagónico”.
“Más allá de la decisión de los gobiernos argentino y rionegrino, los habitantes patagónicos rechazamos dicha acción por inconsulta, arbitraria e ilegítima. Por considerar esta fuente de energíacomo sucia, peligrosa y costosa”, advirtieron.
Además, aclararon que también están en contra del “circuito completo del uranio, desde la prospección hasta los residuos, la infraestructura asociada y los usos que se le quiere dar a esa energía, especialmente porque cada uno de esos procesos contradice los objetivos y (sobreactuados) compromisos de atender el cambio climático”.
Este último punto es clave. Desde hace tiempo el Gobierno no esconde sus ambiciones de aplicar una técnica parecida al fracking para obtener uranio en el yacimiento Bajo de Santa Rosa, en Río Negro, a través de la minera de capitales canadienses Cielo Azul. Es la llamada “lixiviación in situ”, que se realiza con agua y ácido sulfúrico, y es ambientalmente más riesgosa que la que se usa en la minería de oro y plata. También Cambiemos busca quitar la prohibición que rige en Chubut para habilitar la explotación a cielo abierto del Cerro Solo. El objetivo es abastecer a las centrales de Atucha I y II, y Embalse, además de las dos que se construirán, y sustituir importaciones, ya que la minería de uranio fue interrumpida en 1997. Desde ese entonces, todavía se trabaja en la remediación de yacimientos como Los Gigantes, en Córdoba, y Sierra Pintada, en Mendoza, que han dejado lo que Pablo Palicio Lama calificó como “un desastre radioactivo”.
El gobernador redefinió su discurso tras “la caída” de Viedma como sede. Pero todavía sostiene el proyecto para la provincia pese a la resistencia que genera.
El gobernador rionegrino Alberto Weretilneck ratificó ayer que el “ejido de Viedma fue excluido del análisis” de la localización de la central nuclear, pero insistió en que la planta, que genera enorme resistencia, se hará en Río Negro. Es más, reafirmó que la instalación será en “la ciudad, pueblo o paraje –de la provincia– que la gente lo pida” y en el que la “mayoría esté de acuerdo”.
Pese a esta afirmación, dijo que no piensa en la realización de una consulta o plebiscito, aunque agregó que va a escuchar a la población.
Tras el descarte de Viedma, ahora el propósito oficial es buscar un consenso social de aceptación de parte de la nueva región elegida, Sierra Grande, que viene golpeada por el cierre de la mina de hierro.
Los lineamientos para “construir consenso social” para la instalación de la planta nuclear fueron repasados por Weretilneck y el intendente serrano, Nelson Iribarren cuando se juntaron el lunes pasado en la localidad minera.
Desde hace un tiempo, el jefe comunal lidera el movimiento en favor del asentamiento en Sierra Grande.
El oficialismo provincial nucleado en Juntos Somos Río Negro está inquieto por el firme rechazo originado en Viedma con nutridas movilizaciones y su posible daño electoral.
En San Antonio Oeste, el presidente del bloque de concejales de Juntos, José María Clemant, supeditó el respaldo al resultado de una consulta popular. “Los políticos no podemos desconocer lo que dice la gente y tenemos claro que con datos y encuestas no alcanza”.
Reconoció la situación provocada por la planta nuclear, que “partió de la decisión previa de un acuerdo firmado por (la ex presidenta) Cristina Kirchner y que recientemente reafirmó Mauricio Macri con el gobierno chino, ambos sin escuchar la opinión pública, como sí lo plantea Weretilneck.”
Ayer, en un inusual mensaje grabado a los viedmenses, Weretilneck anunció el apartamiento de Viedma al reconocer que la “gran mayoría de esa comunidad se manifestó rotundamente en contra” mientras “muchos hicieron silencio y pocos a favor”.
El lunes, en Sierra Grande, Weretilneck había adelantado que no se instalaría una “central de prepo donde no la quieren” y reiteró que “hay que escuchar a la gente”, pero desestimó un plebiscito. “Tenemos que estar seguros que en el transcurso de la obra exista respaldo de la comunidad”.
La opción serrana se ubica en un área ubicada entre Playas Doradas y Las Grutas.
El candidato de Juntos, Fabián Gatti, que acompañaba a Weretilneck, le dijo a “Río Negro” que le “gustaría que sea en Sierra Grande porque despertaría el desarrollo que la gente quiere”.
Tampoco faltaron expresiones de rechazo. Un grupo de ambientalistas irrumpió en la Escuela N° 11 cuando se entregaban títulos de propiedad y microemprendimientos, ubicándose con banderas y carteles contrarios a la planta nuclear. Entre los manifestantes había integrantes de la Unter, ambientalistas del PCB y referentes de la senadora Magdalena Odarda.
El Bolsón: especialistas exponen sobre “los riesgos”
“La Patagonia no nuclear” será el tema a debatir el próximo sábado en el Instituto de Formación Docente de El Bolsón, en una jornada abierta a la participación de la comunidad.
Organizada por la asociación Árbol de Pie, el programa contará con las siguientes expositores y temáticas: Silvana Bujan: “Centrales nucleares: una historia de engaños, ocultamiento y abandono”; Roberto Ochandio: “Producción de uranio para plantas nucleares”; Mauricio Scheneebeli: “Energías renovables de baja potencia” y Pablo Lada: “Patagonia: ¿hogar o basurero nuclear?, los riegos y problemas del ciclo del combustible nuclear. Del extractivismo uranífero a la fusión del átomo”.
En la previa, Claudia Rivero (Sociedad Ecológica Regional) recordó que El Bolsón “fue el primer municipio del país en declararse como zona no nuclear, a través de una ordenanza sancionada en 1984”.
Tras rechazar una central “aquí ni en ningún lado”, la ecologista convocó a la movilización de militantes de la Comarca Andina hacia Bariloche y Viedma “para sumarse a las marchas del 9 de agosto convocadas en oposición a la construcción de dos centrales nucleares, una de ellas en Río Negro”. Rivero valoró “la decisión del gobernador chubutense, Mario Das Neves, de oponerse, al destacar la cercanía de Península Valdés (patrimonio de la humanidad)” y que “en la costa marítima existen Areas Naturales creadas con el fin de proteger la biodiversidad marina”.
“La gente nuevamente está en la calle y es y será protagonista para que esta central nuclear no se construya”, sostuvo ayer Claudia Rivero, de la Sociedad