La corporación estadounidense Exxon Mobil anunció este martes que fue descubierto un segundo campo de petróleo en el embalse de Payara, costa del Esequibo reclamada por Venezuela, aumentando así el descubrimiento total de aproximadamente 500 millones de barriles de petróleo, informó lacomunidadpetrolera.
Estos resultados de pozos positivos incrementan el recurso bruto recuperable estimado para el Bloque de Stabroek a entre 2,25 Bbep y 2,75 Bboe. En el pozo, que fue perforado con éxito por la filial de Exxon Mobil, Esso Exploration y Production Guyana Limited, se encontró 18 pies de piedra arenisca de alta calidad en el campo de Payara.
Se perforó con seguridad a 19.868 pies (5.812 m) en aproximadamente 2.135 m (7.000 pies) de agua. El pozo está a sólo 12 millas (20 km) al noroeste del recién financiado proyecto Liza fase 1 en el Bloque Stabroek, que está aproximadamente a 130 millas de la costa de Guyana.
“Se confirma el segundo campo gigante descubierto en Guyana”, dijo Steve Greenlee, presidente de Exxon Mobil. “Payara, Liza y los descubrimientos satelitales adyacentes en Snoek y Liza Deep servirán de base para desarrollos petroleros de clase mundial y aportarán beneficios sustanciales a Guyana. Estamos comprometidos a continuar evaluando todo el potencial del Bloque Stabroek”.
El Bloque Stabroek es de 6.6 millones de acres (26.800 km2). Esso Exploración y Producción Guyana Limited es operador y tiene una participación de 45% en el Bloque Stabroek. Hess Guyana Exploration Ltd. tiene un 30% de participación y CNOOC Nexen Petroleum Guyana Limited tiene una participación de 25%.
YAGO GONZÁLEZ
La petrolera ha estado siempre envuelta en la polémica.
"Es un Estado empresarial dentro del Estado americano que tiene sus propias reglas de política exterior". Así define el periodista Steve Coll, dos veces ganador del Pulitzer, a Exxon Mobil, la mayor petrolera del mundo. "A veces sus intereses se corresponden con los del Gobierno de Estados Unidos, a veces se encuentran en oposición y otras sencillamente se quita de en medio", denuncia Coll, que puso al descubierto la faceta más oscura del emporio en el libro Private Empire: Exxon Mobil and the American Power (2013). Desde luego, hay indicios de que el periodista no anda desencaminado. Por ejemplo, Rex Tillerson, CEO de la compañía entre 2006 y 2016, es hoy el secretario de Estado de la Administración Trump.
La leyenda negra ha acompañado a este gigante empresarial, hoy valorado en 340.000 millones de dólares, desde sus orígenes, cuando se llamaba Standard Oil Company. Fundada en 1870 en Cleveland (Ohio) por John D. Rockefeller, la petrolera se extendió por todo el país gracias a un acuerdo con las compañías ferroviarias para obtener tarifas de transporte reducidas. En 1882 se transformó en una cooperativa de empresas, dando pie al primer trust de la historia, una fórmula que enseguida copiaron otros grupos industriales. Las autoridades reaccionaron con la promulgación de leyes anti-trust para favorecer la competencia, pero la Standard ya disfrutaba de una indiscutible hegemonía en el sector.
No obstante, tras numerosas pugnas judiciales, el Tribunal Supremo dictó en 1911 la disolución del grupo en diferentes empresas, de las que destacaban dos: Standard Oil de Nueva Jersey (que más tarde se convertiría en Exxon) y Standard Oil de Nueva York (más tarde Mobil). Con los años, la primera fue logrando los derechos de explotación en varios Estados del país, donde puso sus productos bajo la marca Esso, por la pronunciación en inglés de las siglas de la empresa ("S" y "O").
Por su parte, la Standard Oil de Nueva York (Socony) se fusionó en 1931 con otra petrolera, Vacuum, dando lugar a Socony-Vacuum. A su vez, esta compañía pasó a llamarse Mobil en 1955. Por entonces ya era uno de los vendedores de combustibles y lubricantes más importantes de Estados Unidos.
Hasta la creación de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) en 1960, el mercado del crudo estaba en manos de las conocidas como Siete Hermanas, las siete principales petroleras del mundo. Entre ellas estaban Esso (que en 1972 se renombró como Exxon) y Socony-Vacuum; además de la británica Anglo-Iranian Oil Company (que con el tiempo se convertiría en BP), Standard Oil of California (más tarde Chevron), Shell, Gulf Oil y Texaco (estas dos últimas se acabarían integrando en Chevron). Antes de la crisis del petróleo de 1973, las Siete Hermanas controlaban el 85% de las reservas de crudo del planeta.
En 1989, Exxon afrontó una de las peores crisis ecológicas de la historia reciente. El 24 de marzo, el buque petrolero Exxon Valdez encalló frente a la costa de Alaska, vertiendo al mar 37.000 toneladas de crudo. La catástrofe provocó enormes daños a la flora y fauna local y generó un intenso debate público sobre el poder contaminante de los hidrocarburos. El Gobierno estadounidense reaccionó aprobando una nueva ley medioambiental. Un tribunal condenó a Exxon a pagar una multa de 5.000 millones de dólares pero, tras varios recursos, en 2008 el Tribunal Supremo la rebajó a 500 millones.
Como un círculo que anuda el principio de una historia con su final, en 1998, después de 87 años de separación forzosa, las antiguas Standard Oil de Nueva Jersey y de Nueva York volvieron a abrazarse. Exxon compró Mobil por 77.200 millones de dólares, en la que fue la mayor operación industrial de la historia, que además relegó a la angloholandesa Royal Dutch Shell al segundo puesto en el sector petrolero.
Las redes de ambas compañías se complementaban: mientras Exxon dependía de sus yacimientos de crudo norteamericanos, Mobil lograba dos tercios de su producción fuera de esa región. Además, la actividad de refino y distribución de la primera era muy activa fuera de Estados Unidos, mientras que la segunda había reforzado sus operaciones en Europa. Respecto al gas natural, Exxon contaba con reservas cuantiosas en Europa, y Mobil en Asia. El CEO de Exxon, Lee Raymond, mantuvo su cargo en el nuevo grupo, mientras que Lucio Noto, CEO de Mobil, se convertía en vicepresidente del consejo de administración.
Al igual que el resto del sector, Exxon Mobil ha sufrido la caída de precios del petróleo de los últimos tres años. El año pasado, los beneficios de la compañía alcanzaron los 7.840 millones de dólares, un 51% menos que los obtenidos en 2015.
Una nueva polémica que afecta al gigante energético es la sanción de 2 millones de euros que le ha impuesto el Departamento del Tesoro estadounidense por presuntamente violar en 2014 las sanciones contra Rusia a raíz del conflicto en Ucrania. Según el Tesoro, varias empresas subsidiarias de Exxon Mobil firmaron acuerdos con el presidente de la petrolera rusa Rosneft, Igor Sechin, uno de los funcionarios que figuran en la lista de individuos sancionados por el Gobierno estadounidense.