El Gobierno australiano de Nueva Gales del Sur apuesta por recomprar las licencias de minería de grandes compañías en un intento de apostar por las energías renovables.
Australia es uno de los mayores exportadores de carbón del mundo, pero su relación con este combustible puede verse comprometida tras la decisión del Gobierno australiano de recomprar las licencias de minería y apostar por las energías renovables, aumentando la oposición popular hacia esta industria.
El miércoles, el Gobierno del estado de Nueva Gales del Sur acordó pagar a Shenhua, una compañía china del sector del carbón, 262 millones de dólares australianos (176 millones de euros) por la recompra de las licencias de explotación de carbón, siguiendo una campaña apoyada por granjeros y activistas contra la industria del carbón.
El año pasado, el Gobierno pagó a BHP Billiton 220 millones de dólares autralianos por la paralización de la actividad minera en la región de Liverpool Plains, una zona agrícola rica en carbón.
"Este Gobierno ha decidido que no debería haber actividad minera en las negras y fértiles tierras de Liverpool Plains", declaró Don Harwin, el ministro de Recursos de Nueva Gales del Sur, añadiendo que el futuro de la minería podría restringirse a la región próxima a Ridgelands, al noreste del país, y que será objeto de estrictas condiciones.
Las recompras supondrán un duro golpe para la industria de recursos naturales de Australia, que lucha actualmente contra una campaña global liderada por grupos ecologistas, que afirman que el combustible está provocando el catastrófico cambio climático. Una campaña internacional de desinversión centrada en el carbón está induciendo a que muchas compañías, como la minera anglo-australiana Rio Tinto, empiecen a abandonar el sector energético del carbón.
El conglomerado indio Adani lleva años inmerso en batallas legales en el estado de Queensland, donde los activistas se oponían al desarrollo del proyecto Carmichael -una de las mayores minas del mundo a cielo abierto-. Adani afirmó que la mina saldría adelante, pero tiene ante sí el reto de obtener financiación bancaría, ya que más de 20 bancos reusaron financiar el proyecto tras convertirse en objetivo de campañas activistas.
Sarah Maddison, profesora adjunta en la Universidad de Melbourne y exdirectora del grupo activista GetUp, explicó que "el activismo medioambiental está forzando a políticos y empresas a hacer frente a las realidades científicas sobre el cambio climático".
"Adani está dando pie a grandes movilizaciones activistas a nivel popular" afirmó Maddison. Hay signos de que el apoyo tradicional a nivel político del que han disfrutado las compañías de carbón, que han donado millones de dólares a políticos australianos durante décadas, se está perdiendo a nivel estatal.
En el sur de Australia, el Gobierno estatal que encabeza el partido laborista estableció el objetivo de conseguir que las energías renovables representen un 50% del total, y este mes firmó un acuerdo para la compra de baterías con el fundador de Tesla, Elon Musk, con el objetivo de comenzar la transición hacia una electricidad más limpia.
Junto a la recompra de licencias, el Gobierno de Nueva Gales del Sur ha endurecido las normas programadas para la industria minera del carbón. Hace poco, la compañía minera Anglo American perdió su apelación contra la decisión de Nueva Gales del Sur de bloquear la expansión de una mina en el valle de Hunter, debido a las quejas de los propietarios de criaderos de caballos cercanos. Aún tienen que tomarse decisiones sobre otras minas.
Clive Hamilton, profesor de ética pública de la Universidad Charles Sturt, afirmó que la cultura política del Gobierno de Nueva Gales del Sur había cambiado gracias a la alianza de grupos ecologistas y granjeros conservadores, unidos en su oposición a las minas de carbón y al gas de vetas de carbón. "Esto supone una enorme presión para los políticos de las zonas rurales que, anteriormente, apoyaban la minería", explicó Hamilton.
Sin embargo, la industria eléctrica del carbón australiana, que el año pasado generó ingresos por exportaciones de unos 15.000 millones de dólares australianos, sigue disfrutando de un fuerte apoyo del Gobierno federal. Matt Canavan, el ministro de Recursos de Australia, ha respaldado un plan para conceder un préstamo de 1.000 millones de dólares australianos a Adani con el fin de ayudar a la compañía a construir la mina Carmichael, y planteó la posibilidad de financiar la construcción de centrales eléctricas de carbón.
"El proyecto Carmichael de Adani supone un cambio revolucionario. Todos los australianos tienen que dar las gracias al sector por continuar asegurando puestos de trabajo, inversión regional e ingresos por exportación", declaró el ministro.