Aunque Enagás tenga los recursos, falta de usuarios para esa capacidad adicional echó por tierra el proyecto.
Al menos un año se diferiría la decisión en torno a la ampliación del terminal de regasificación de GNL de Quintero (GNLQ), tras la decisión de AES Gener y Colbún de no suscribir la opción para acceder a capacidad de tratamiento en el recinto, que se adjudicaron en 2015.
Y aunque el riesgo siempre estuvo sobre la mesa, la negativa a fines de mayo de AES Gener y Colbún para firmar los contratos cayó como balde de agua fría sobre Enagás, que tiene el 45% del recinto.
Lo anterior, porque tras un año de negociaciones adicionales, tras la adjudicación del segundo open season que la comercializadora del recinto, GNL Chile, realizó y del cual por motivos de competencia se marginaron los actuales usuarios, Enel, Aprovisionadora Global de Energía (antes Metrogas) y la Estatal ENAP, las dos eléctricas echaron pie atrás. La firma de capitales estadounidenses motivada por la eventual venta de Nueva Renca, su única central en base a gas natural, y la filial del grupo Matte porque suscribió un acuerdo con ENAP, aduciendo condiciones comerciales más ventajosas.
En ese mismo periodo la compañía hispana se había trazado planes bastante concretos para echar a andar la tercera y definitiva ampliación del terminal. Se trata de un proyecto ambicioso para alcanzar la capacidad máxima de diseño y así pasar de los actuales 15 millones de metros cúbicos diarios de gas natural que se obtienen actualmente a los 20 millones por jornada. Para concretarlo requiere construir un tercer estanque con capacidad de 150 mil m3 de GNL, igual a los dos que ya tienen.
Este proyecto involucra US$ 320 millones, de los cuales en febrero Enagás dijo tener considerados US$ 300 millones en su plan de inversión al 2020, que totaliza US$ 1.530 millones.
La estimación era completar la expansión hacia 2021. De ahí que trascendió que lo ocurrido con AES Gener y Colbún no los dejó contentos, aunque prefirieron no comentar. En abril incluso, durante una presentación, sus directivos dijeron tener aprobados 50 millones de euros para ejecutar este año.
Sin usuarios conocidos, toda esa planificación quedó en nada y según comentan cercanos, cualquier decisión en torno a si realizar un nuevo open season o postergar la ampliación, difícilmente se tomaría antes de un año.
Un factor que incide es la señal de mercado poco favorable hacia el gas natural, especialmente tras la última licitación eléctrica que tuvo precios muy inferiores al costo de desarrollo de las centrales en base a este combustible.
Por otra parte, los procesos de gasificación de la matriz residencial no representarán volúmenes de consumo suficientes como para gatillar la expansión del recinto, aunque conocedores del tema explican que bastaría comprometer 1 millón de m3 diarios de regasificación para poder pagar la inversión.
En medio de todo este proceso, en abril Omers, el fondo de pensiones de los empleados municipales de Ontario, Canadá, a través de su brazo de inversión en infraestructura Borealis, pagó US$ 341 millones por el 34,6% del terminal de Quintero. Ellos se toman con calma una potencial postergación indefinida de la ampliación.
“Nuestra tesis de inversión sigue siendo la misma: GNLQ es uno de los terminales más importantes de la región, brindando capacidad de regasificación y almacenamiento crítico a largo plazo a la zona central de Chile. GNLQ es un activo de calidad mundial, bien gestionado, y en línea con nuestra cartera global de inversiones en infraestructura”, explicó Neil Hrab, vocero de la norteamericana.