Jocelyn Zablit
Cansada del elevado coste de las facturas de electricidad y de que su lujoso coche gaste más de lo que deseaba, Jackie Barnbrook, una californiana de 52 años, se pasó hace un año a la energía solar.
Esta vecina de Los Ángeles forma parte del creciente número de personas que deciden usar este tipo de energía renovable no solo para ahorrar, también para proteger el medioambiente en un estado a la vanguardia en este sector.
“En esta época del año, mis facturas de electricidad y agua rondaban los 400 dólares al mes”, explica Barnbrook. “Ahora son de 150 dólares al mes”.
También decidió cambiar su vehículo por un híbrido que puede recargar en su casa. “Antes me gastaba 80 dólares cada tres o cuatro días y ahora no he puesto gasolina en mi coche nuevo desde principios de marzo. ¡Hace cuatro meses de eso!”, explica encantada.
Alrededor de 4,9 millones de casas han integrado la energía solar a su funcionamiento diario en California, el estado del país más poblado y que seguirá creciendo, según la Asociación de Industrias de Energía Solar.
Incluso el presidente, Donald Trump, un declarado escéptico del cambio climático, se plantea poner paneles solares en el muro que quiere construir a lo largo de la frontera con México.
Los expertos prevén la expansión del sector en California, donde brilla el sol casi todo el año, gracias a la caída del precio de los paneles -instalarlos cuesta entre 15.000 y 20.000 dólares para una casa de tamaño medio- y a la mejora de las baterías.
“Actualmente vivimos un cambio rápido de la industria solar”, afirma Rajit Gadh, director del UCLA Smart Grid Energy Research Center.
Alimentarse de esta energía “se generalizará” pronto y “la tendencia crecerá”, vaticina.
“Una nave espacial”
Hasta ahora, muchos californianos se habían resistido a lanzarse a este tipo de energía por el gran número de regulaciones y procesos burocráticos, barreras que desencantan al consumidor, apunta el experto.
“La energía solar es complicada y durante mucho tiempo no tenía sentido en términos económicos”, señala Ryan Willemsen, fundador y director general de la start-up Solar to the People.
En su opinión, su reputación no es buena por “algunas personas sin escrúpulos que se aprovechan” de este sector.
Ara Petrosyan, fundador de la consultora LA Solar Group, considera que es cuestión de tiempo que el mercado se convierta en “una nave espacial”.
“En los últimos cinco años se han creado muchas normativas y leyes, por lo que hay que ser un experto para quedarse en este negocio”, cuenta.
El sector no deja de expandirse, prueba de ello es la cantidad de encargos que tiene la empresa de Petrosyan. “Cuando comenzamos en 2012, hacía 10 instalaciones al mes. Hoy hacemos 120… y seguirá aumentando”, afirma.
Así, el estado tiene buenas perspectivas por delante, sobre todo teniendo en cuenta que en 2030 el 50% de su electricidad provendrá de energías renovables, incluida la solar.
“La tendencia general de la industria es que el precio de los paneles solares y otros componentes está bajando”, apunta Willemsen, de Solar to the People.
“Cada vez más gente piensa que es buena idea y en cuanto un vecino se pasa a la energía solar, le siguen otros”.