Rusia quiere mantener el actual acuerdo de la OPEP sin cambios, es decir, no aceptará más recortes en la producción de petróleo, según las declaraciones de cuatro cargos del Gobierno ruso. Los futuros del oro negro reaccionan a esta noticia con caídas que superan el 1,7%, lo que podría fulminar la racha de nueve sesiones consecutivas de alzas para el petróleo.
Los futuros de crudo West Texas, de referencia en EE.UU, caen alrededor de un 1,7% hasta los 46,24 dólares el barril. Por su parte, el barril de Brent, de referencia en Europa, corrige alrededor de un 1,5% hasta los 48,8 dólares la unidad.
Desde fuentes gubernamentales rusas creen que una reducción adicional de la oferta pocos meses después de haber extendido y reafirmado el acuerdo que se firmara en noviembre de 2016, enviaría un mensaje erróneo al mercado de petróleo, asegura una de las personas consultadas por Bloomberg.
Tal medida indicaría que la OPEP, Rusia y sus aliados están nerviosos y que su pacto para reducir la producción en 1,8 millones de barriles diarios hasta marzo de 2018 habría sido un fracaso, asegura el cargo ruso. Las cuatro personas hablaron con la condición de permanecer en el anonimato.
Rusia tiene previsto celebrar una reunión con algunos ministros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo y varios no pertenecientes a la OPEP en San Petersburgo el 24 de julio. Se hablará de los avances sobre la reducción del exceso de oferta mundial y de las dudas sobre si los recortes lograrán su objetivo.
El resurgimiento de la producción de shale estadounidense, mayor producción en Libia y Nigeria, y las previsiones de incrementos de la producción en países como Canadá, parecen estar complicando la vida a la OPEP y a sus aliados.
Los productores rusos de petróleo, tanto estatales como privados, han recortado voluntariamente la producción en unos 300.000 barriles al día después de que la producción alcanzase un récord post-soviético alcanzado en octubre de 2016. El ministro de Energía, Alexander Novak, acordó en mayo prolongar los límites al bombeo de crudo durante nueve meses, hasta el final del primer trimestre de 2018.
Parte del Gobierno se opone a más recortes y a una prolongación del acuerdo, según ha explicado otra de las personas. Cuanto más tiempo duren los recortes y más profundos sean, peor será la volatilidad una vez que los productores queden libres del acuerdo, según este experto ruso consultado por la agencia de noticias.
Por otro lado, Tamas Varga, analista de PVM Oil Associates, señala a Reuters que "la mayor producción de crudo por parte de la OPEP en junio, junto con la apreciación del dólar en estos dos últimos días, han supuesto un lastre significativo para el petróleo, que estaba en plena racha alcista".
La OPEP, a pesar de los recortes pactados, exportó en junio unos 25,92 millones de barriles por día, un incremento en 450.000 barriles diarios respecto al mes de mayo y una intensificación de 1,9 millones de barriles por día respecto a las cifras del mismo mes de 2016.
Canadá espera que el petróleo procedente de arenas bituminosas aumente la producción un 53% hasta 2030. Descartado por sus elevados costos, este tipo de crudo está empezando a llenar las reservas de Estados Unidos por primera vez en la historia. Los proyectos iniciados antes de la guerra de precios están generando los primeros barriles
EEUU no debe ser la única preocupación de la OPEP para intentar equilibrar el mercado del petróleo. El objetivo de recortar la producción está encaminado a intentar ahogar a los productores que necesitan el precio de crudo alto para seguir bombeando. La principal intención era perjudicar a las nuevas técnicas de extracción como el fracking, que utiliza agua presión para sacar el crudo a la superficie y permite alcanzar yacimientos antes improductivos.
Pero si la industria de la fractura hidráulica ha conseguido salir reforzada de los bajos precios, rebajando los costes de producción, el desarrollo del sector para hacer rentable la extracción de petróleo en arenas bituminosas también ha logrado mantener sus proyectos en pie. Canadá, el tercer país con mayores reservas de petróleo, es uno de los más interesados en explotar este tipo de crudo, que hasta hace poco era inservible por su mezcla.
La Asociación Canadiense de Productores de Petróleo (CAPP, por sus siglas en inglés) ha publicado sus previsiones a medio y largo plazo. Espera que la producción del país aumente en 2030 un 39% hasta los 5,1 millones de barriles diarios, pero lo significativo es que prevé que la producción convencional se mantenga estable en 884.000 barriles diarios de promedio durante todo el panorama y el incremento venga por las arenas bituminosas que aportarán 3,7 millones de barriles diarios.
La asociación resalta que el país se encuentra en máximos de bombeo, a pesar de reducir las inversiones en los últimos tres años, y que se mantendrá la misma capacidad al menos los próximos 18 de meses. El secreto hay que buscarlos en los proyectos iniciados antes de la crisis del petróleo en la que bajó desde los 100 dólares hasta los niveles actuales. La nueva producción está viendo ahora la luz. El volumen que saldrá al mercado de crudo extra pesado, como se conoce al extraído de las arenas bituminosas, se incrementará en 270.000 barriles al día en 2017 y en 320.000 para 2018, para acercarse a los tres millones de producción total.
El incremento del nuevo petróleo canadiense supone prácticamente un tercio de los recortes comprometidos por la OPEP y por sus aliados. Ello, sumado a las previsiones de producción de Estados Unidos, anula los esfuerzos del cártel. La Agencia Internacional de la Energía estima que el vecino del sur de Canadá alcance un de 430.000 barriles diarios en 2017 para rozar a final de año los 10 millones barriles diarios y pronosticaron que el aumento de 2018 será de 780.000 barriles diarios, sin descartar que pueda ser todavía mayor habida cuenta del "dinamismo" del fracking.
En un reciente informe de la consultora IHS Markit, Kevin Birn, analista senior de Energía apunta que en los próximos años el crecimiento de Canadá "sólo será superada por Estados Unidos y su máquina fracking", y destaca que por primera vez el mercado se ha dado cuenta del potencial de las arenas bituminosas. Este tipo de petróleo se extrae del bitumen, un hidrocarburo muy viscoso con alta concentración de carbón, que necesita ser separado de la arena y arcilla en el que está mezclado con costosas técnicas para que sea útil para la industria.
Como ocurrió con el fracking estadounidense, se pensaba que con los bajos precios del petróleo, a la industria canadiense no le interesaría seguir con los yacimientos. Pero Birn destaca que los proyectos pensados a 100 dólares el barril, han seguido adelante con un esfuerzo para disminuir los costes y elevar las tasas de producción. Una historia de resistencia de las compañías petroleras canadienses, que concluyó la semana pasada con los primeros envíos a Estados Unidos.
Sin embargo, Birn advierte que a partir de 2019 el crecimiento comenzará a reducirse porque se notará la caída de la inversión desde mediados de 2014. Espera que entrada la nueva década la producción no superará una aportación de 100.000 barriles diarios.