Los precios del crudo caían hoy por la preocupación ante el exceso de oferta. Precios más bajos en el barril desalientan a los inversores de participar en fondos de materias primas que incluyan metales.
Los precios del cobre, del plomo y del zinc caen tras tocar máximos de cerca de tres meses, ya que un dólar más bajo y señales de un menor suministro dieron paso a preocupaciones sobre el crecimiento económico y el descenso de los precios del petróleo.
A las 1315 GMT, el cobre a tres meses en la Bolsa de Metales de Londres (LME) perdía un 0.2%, a US$ 5,846 la tonelada. Más temprano en la sesión, el contrato llegó a los US$ 5,870, su nivel más alto desde comienzos de abril.
El martes, Wall Street tuvo una de sus peores sesiones del año luego que se postergó la votación de una ley de salud en el Senado estadounidense, lo que generó dudas sobre la capacidad de Donald Trump de impulsar otros compromisos de su agenda, como la bajada de impuestos y un mayor gasto.
El miércoles, los precios del crudo caían por la preocupación ante el exceso de oferta. Precios más bajos en el barril desalientan a los inversores de participar en fondos de materias primas que incluyan metales.
No obstante, los metales han sido apuntalados por señales de una menor oferta ante el descenso en los inventarios, y también por indicios de una demanda sólida en China.
Joaquín Alcázar
Este año, el precio del cobre viene respondiendo a dos factores principales: (1) la paralización de la producción de cobre en mercados clave como Chile, Indonesia y Perú, y (2) el incremento del gasto fiscal por parte de China y la posibilidad de que Estados Unidos lleve a cabo un ambicioso plan de inversión en infraestructura.
El precio del cobre es una variable que tiene un impacto considerable en la economía peruana, mayor de lo que algunos analistas quisieran reconocer. Cuando la cotización del metal rojo mejora, se generan nuevas exploraciones, se retoman inversiones, se crea empleo directo e indirecto, las minas en operación gastan más y aumentan la inversión en sus zonas de influencia, sus trabajadores reciben más utilidades, y el Estado percibe mayores ingresos por distintos conceptos. Todo esto genera un efecto multiplicador que termina teniendo un gran impacto en nuestra economía (que, desafortunadamente, todavía depende demasiado de factores externos como los precios de los commodities).
El precio de dicho metal ha tenido un alza importante a finales del año pasado, y todo pareciera indicar que los niveles actuales se mantendrían por un tiempo más, beneficiando a la economía y dándole un empujón después de un inicio de año cargado de malas noticias.
A nivel mundial, la producción de cobre refinado registrará un crecimiento sostenido en los próximos años. Según proyecciones de Business Monitor International (BMI), de FitchGroup, se espera una producción de 23.4 millones de toneladas para este año, la cual se incrementaría a 25.7 millones de toneladas al 2021, registrando una tasa de crecimiento promedio anual de 2.4%, menor al promedio de los cinco años anteriores (3.1%).
No obstante, el consumo del metal tendrá un crecimiento mayor, lo cual permitirá mantener el precio en los niveles actuales o inclusive impulsarlo ligeramente al alza. El informe “BMI Copper Report, Q2 2017” pronostica que la demanda mundial de cobre será 23.6 millones de toneladas en el 2017 y alcanzaría las 25.8 millones de toneladas en el 2021, registrando una tasa de crecimiento promedio anual de 2.8%. Según la entidad, en cada uno de los próximos cinco años, se experimentará un exceso de demanda, con el pico en 2021, en que el consumo superará a la producción en más de 130,000 toneladas.
Este año, el precio del cobre viene respondiendo a dos factores principales: (1) la paralización de la producción de cobre en mercados clave como Chile, Indonesia y Perú, y (2) el incremento del gasto fiscal por parte de China y la posibilidad de que Estados Unidos lleve a cabo un ambicioso plan de inversión en infraestructura.
Para el largo plazo se pueden sumar otras variables, como el interés de Donald Trump de evitar que el dólar se fortalezca, lo cual beneficia a los precios de los distintos commodities, así como la potencial demanda de cobre proveniente del naciente mercado de vehículos eléctricos. BMI espera que los precios del cobre fluctúen en el rango de US$5,000 – US$6,000 por tonelada en los próximos meses, y proyecta un precio promedio de US$5,500 por tonelada para el 2017 (actualmente se ubica cerca de los US$5,790 por tonelada), esperando para los próximos años una apreciación promedio de 2% anual.
Cabe mencionar que JP Morgan, con una visión contraria, redujo sus proyecciones para el precio del metal en el corto plazo, debido a mayores niveles de producción y a que se espera que la demanda empiece a contraerse. Ante este escenario, JP Morgan indicó que las acciones mineras tendrán un crecimiento bastante reducido.
Al respecto, Ford Equity Research, al 26 de mayo de 2017, ha emitido la recomendación de “mantener” las acciones de Freeport McMoran y Southern Copper Corporation. En ambos casos, se esperan desempeños positivos en los precios de sus acciones, a pesar de rendimientos negativos en los últimos meses. En el primer caso, el precio de las acciones se ha incrementado en 2.9% en los últimos 12 meses, decrecido 11.9% en el último trimestre y decrecido 13.6% en el último mes. En el segundo caso, el precio de las acciones se ha incrementado en 30.7% en los últimos 12 meses, decrecido 3.9% en el último trimestre y decrecido 3.2% en el último mes.
A pesar de existir opiniones encontradas, parece que hay fundamentos suficientes para pensar que al menos el precio del metal se mantendrá cerca a los niveles actuales en el mediano plazo, lo cual ya es una muy buena noticia para el Perú. A esta perspectiva favorable del precio se le sumaría el otro ingrediente, que es la producción del metal en el país, la cual se espera continúe creciendo en los próximos años, gracias a una cartera de proyectos relativamente atractiva y bajos costos de operación. De esa manera, se espera que la producción de cobre crezca de 2.6 millones de toneladas en el 2017 a 3.7 millones de toneladas para el 2021, lo que representará un crecimiento promedio anual de 10.2%. En este contexto, el sector minero seguirá siendo un driver de crecimiento clave para la economía local en los próximos años.