El ministro boliviano de Hidrocarburos, Luis Sánchez, informó ayer que estiman contar en el país con 10 trillones de pies cúbicos de gas, según las previsiones del proceso de cuantificación de las reservas de dicho recurso.
El proceso de certificación de los recursos del hidrocarburo se realizará hasta el 31 de diciembre del presente año para comprobar la existencia de otros 3,50 trillones de pies cúbicos (TCF, por las siglas en inglés), indicó.
Sánchez explicó que, con el objetivo de incrementar las reservas de gas, el Gobierno conformó un plan de exploración para los próximos cinco años, en el cual se identificaron las áreas con mayor potencial de dicho recurso y también de petróleo.
Recordó, además, que en el período 1996-2005, las inversiones en exploración y explotación fueron cuatro mil 500 millones de dólares, mientras que entre 2006 y 2015 estos montos se incrementaron a 11 mil 400 millones, destacó.
Asimismo resaltó la presencia en el país de las empresas petroleras más importantes del mundo en distintas áreas para la exploración y explotación de gas natural.
Según Sánchez, en Bolivia están presentes la compañía rusa Gazprom, la española Repsol, Shell Bolivia Corporation y PAE E&P Bolivia Limited, Petrobras de Brasil, entre otras.
En octubre de 2016 YPFB y el consorcio que opera el bloque Caipipendi, en el sur del país, conformado por Repsol, Shell y PAE, firmaron el Acta de Cierre de Negociación de la Adenda al Contrato de Operación Área Caipipendi para los prospectos Boyuy (Tarija) y Boicobo (Chuquisaca), ambos con un potencial gasífero que llegaría a tres trillones.
Semanas atrás, el principal ejecutivo de la compañía española Repsol, Antonio Brufau, firmó un acuerdo para exploración gasífera para el bloque Iñiguazú, ubicado al sur de la nación.
Dicho contrato establece inicialmente que la empresa europea, en sociedad con Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos-Andina, Shell y PAE, desarrolle el trabajo en el bloque a partir de la perforación del primer pozo exploratorio en el campo Boyuy.
Brufau ratificó el compromiso de Repsol de continuar colaborando con los proyectos de gas en Bolivia para fortalecer la producción y capacidad de exportación.
En lo que va de junio, la demanda del energético al vecino país no superó los 15 MMm3/d. Los analistas consideran que el efecto impactará en el ingreso de recursos al país. Brasilia es nuestro principal mercado
Las señales de una menor demanda de gas natural por parte de Brasil, nuestro principal comprador, fueron dadas en febrero de este año, hubo un leve repunte, pero la tendencia siguió hasta la actualidad, en donde al 18 de junio las exportaciones del energético a Brasil no pasaron de los 15 millones de metros cúbicos por día (MMm3/d), cuando el mínimo que debe comprar Brasil, según el contrato Gas Supply Agreement (GSA), es de 24 MMm3/d de gas natural y un máximo de entrega de 30,08 MMm3/d.
Desde el Ministerio de Hidrocarburos explicaron que esta situación es estacional y que si por algún motivo Brasil opta por pedir menos gas del acordado, en el contrato se establece que tendrá que pagar sí o sí por el gas que no consuma en su momento (take or pay) y Bolivia debe garantizar esos volúmenes.
Sobre las previsiones que se pueden hacer una vez que finalice el contrato de compraventa de gas con Brasil, desde Hidrocarburos remarcaron que es prematuro emitir una conclusión, pero lo que es concreto es que el gas boliviano seguirá siendo una necesidad para la industria de Brasil, eso si el volumen de demanda y su precio de venta todavía no están definidos.
Para el analista Álvaro Ríos, los actuales números de exportación de gas natural a Brasil ya indican una tendencia que será difícil de revertir, por lo que las autoridades bolivianas deben buscar otros mercados.
Ríos señaló que son tres los factores que provocan una menor demanda.
El primero es que el crecimiento de Brasil es lento, por lo que la necesidad de energía está estancada, el segundo aspecto tiene que ver con que las hidroeléctricas tienen suficiente agua y están funcionando en su plenitud, por lo que son más requeridas, debido a su menor costo y, por último, el tercer punto, está relacionado con la política de exploración y perforación de Brasil, que a criterio de Ríos, busca tener una menor dependencia del energético boliviano.
Para Gabriel Gaite, analista en hidrocarburos, la menor demanda de gas boliviano será una tendencia debido a que las necesidades de Brasil ya son otras, a lo que se debe sumar la inestabilidad del precio internacional del petróleo.
“Se consideraba que la menor demanda duraría uno o dos meses, pero ya estamos en junio y la situación es igual”, dijo Gaite.
Para el economista Jorge Ramos, a la menor demanda de gas se sumará un menor ingreso para el país, algo que las autoridades nacionales y regionales deberán sortear.