YPF inicia un proyecto de exploración en Bolivia. Apuesta a revisar las viejas carpetas que conserva de sus operaciones en ese país. El plan podría apuntalar la balanza energética.
Pese a que el ministro de Energía Juan José Aranguren dejó en claro en varias oportunidades que no buscan intervenir el mercado de los hidrocarburos y que, por el contrario, esperan que sea el sector quién decida su propia dinámica, YPF sigue siendo el principal instrumento para la política energética del país. Incluso cuando la relación entre el funcionario y la compañía de mayoría estatal no está del todo resuelta.
La petrolera nacional pondrá en marcha antes de fin de mes un estratégico plan de exploración sobre territorio boliviano. El proyecto, que busca redefinir estudios geológicos guardados en viejas carpetas que YPF mantuvo bajo llave por años, irá en busca de nuevas reservas de gas.
Para el plan se desembolsarán 25 millones de dólares, a cuenta y riesgo de la compañía nacional, y servirá para delinear el potencial dentro del bloque Charagua que tiene una superficie de 99.250 hectáreas y para el que se estiman recursos de gas natural de aproximadamente 2,7 trillones de pies cúbicos.
La propuesta fue sellada este año entre del presidente YPF, Miguel Gutiérrez, y su par de YPFB (Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos), Guillermo Acha. Además, el acuerdo fue ratificado por el parlamento boliviano. En caso de que los resultados exploratorios sean satisfactorios se activará, no antes de 2019, un desarrollo de exploración y explotación por más de 1.100 millones de dólares que se solventará en una proporción de 51% y49%.
El área Charagua tiene un enorme potencial gasífero, sin embargo las formaciones que le otorgan su riqueza son de alta complejidad. Requiere de perforaciones que sobrepasan los 5.500 metros, el doble de lo que se necesita por ejemplo para llegar hasta Vaca Muerta.
Según deslizaron altos directivos de la petrolera nacional, la llave para el optimismo pasa por recuperar el conocimiento que la operadora desarrolló hace décadas en los campos bolivianos, donde tuvo activos que luego fueron vendidos durante la gestión privada de la compañía.
La reinterpretación de los viejos estudios de sísmica y el análisis geológico de las líneas ya conocidas, serán clave para conseguir una operación eficiente y proyectar el primer campo de explotación fuera de las cuencas argentinas.
¿Más gas? ¿más barato?
El objetivo estratégico del desarrollo, el principal que YPF tiene afuera del territorio nacional, es sumar más gas para balancear la ecuación de importación que necesita el país en el abastecimiento interno. Los caños nacionales se llenan con producción propia y el ingreso de gas natural (vía Bolivia y Chile) y gas natural licuado (a través de barcos, principalmente desde Trinidad y Tobago).
Actualmente las cuencas del país producen unos 123 millones de metros cúbicos diarios de gas. Para cubrir las necesidades internas, el gobierno nacional debe importar alrededor de 25 millones de metros cúbicos diarios. Las proyecciones de producción interna anticipan que las importaciones se mantendrán, al menos, durante los próximos años.
La cuenta económica final tendrá cambios dependiendo de los volúmenes que lleguen desde cada destino. Años atrás el GNL, que llega en barcos, era el más caro que pagaba el país, sin embargo para este año el fluido más costoso será el que ingresará desde Chile. Los precios pueden variar, pero siempre la importación tendrá mayores costos para el Estado nacional.
Según informó Enarsa, la firma estatal encargada de las compras externas de gas, los cargamentos de GNL, que se gasifican a través de los puertos de Escobar y Bahía Blanca, llegarán a un valor de 6,98 dólares por millón de BTU. El precio supera al que se le paga a Bolivia (4,94 dólares), sin embargo será inferior al que llegará desde Chile (donde se contrató un volumen acotado) por el que se desembolsará 8,07 dólares.
Si el proyecto que busca desarrollar YPF llega a buen puerto, la producción de gas boliviano por parte de la petrolera nacional –que aún no fue estimado– podría suplantar al gas más caro que llega por barco o vía Chile. Sin embargo incrementar la producción vía la conexión boliviana llevará a un replanteo de la infraestructura disponible ya que los caños que conectan ambos países se encuentran casi al límite.
Otro punto es que Argentina monitorea de cerca las entregas bolivianas del fluido ya que en reiteradas oportunidades han señalado que la petrolera de la vecina nación incurre en incumplimientos cuando el mercado brasileño, con el que contrató un mejor precio, amplía su demanda.
Ya sea por precio o cumplimiento, la inyección de gas extranjero de la mano de la petrolera de mayoría estatal será clave para la balanza energética nacional.
Actualmente las cuencas nacionales entregan unos 123 millones de m³/día.
Se importan alrededor de 25 millones de m³/día.
En números
5.500 metros de profundidad tiene la formación que buscará explorar YPF en el bloque gasífero boliviano.
u$s 25 millones se destinarán al plan inicial. Para el desarrollo desembolsará u$s 1.100.
10,2 millones demetros cúbicos diarios es la estimación que podría obtenerse del campo Charagua si entra en producción masiva.
La mitad de todo el gas que se extrae en el país sale del subsuelo neuquino. Los no convencionales ya proveen casi el 40% del fluido provincial.