El banco central eleva el precio del dinero a entre el 1% y 1,25% y afina el mecanismo para desprenderse de los activos que acumuló durante la crisis.
La Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) vuelve a colocar los tipos de interés por encima del 1%, tras encarecer hoy un cuarto de punto el precio del dinero. La última vez que estuvieron a este nivel fue a final de octubre de 2008, dos meses antes del gran recorte que los dejó estancados al 0% durante siete años. El banco central de Estados Unidos detalla en paralelo el plan para desprenderse de los activos que acumuló durante la crisis para dar sustento a la economía.
La nueva banda de referencia está fijada entre el 1% y el 1,25%. Se trata del cuarto incremento en el proceso de retirada de estímulos monetarios. El primero llegó en diciembre de 2015, de ahí saltó a diciembre de 2016 y hubo otro más en marzo. Los miembros de la Fed ven posible un quinto antes de que acabe 2017, como pronto en septiembre para dar paso después a la reducción del balance.
Janet Yellen, presidenta de la Fed, insiste en que el proceso de retirada de estímulos que se inició hace año y medio será gradual. El hecho de que se combine con la venta de deuda podría provocar que el alza de tipos no sea tan rápida. A esto se le suma que está aún por ver que llega algún tipo de impulso fiscal de lado de las propuestas del presidente Donald Trump, lo que le da más margen.
La gran pregunta en este momento es cómo reaccionará el mercado a la reducción del balance. La Fed acumula activos por valor de 4,5 billones de dólares, en su mayoría deuda pública. Hasta ahora lo que hacía era reinvertirla en la compra de más bonos conforme iba madurando. En la práctica lo que hace es anunciar el nivel de deuda que piensa dejar espirar cada mes.
El futuro de Janet Yellen al frente de la Reserva Federal tiene cada vez más intrigado a Wall Street. El presidente Donald Trump, que es el encargado de nominar a la máxima autoridad del banco central, guarda silencio sobre cuál será su decisión y eso despista, porque esta posición neutral contrasta con el criticismo feroz que lanzó contra ella durante la campaña electoral.
El mandato de Janet Yellen espira a final de enero de 2018. Donald Trump no descartó en una entrevista hace dos meses que pudiera proponerla para que siga. Pero si finalmente opta por lo contrario, esta será su última rueda de prensa antes de que se conozca a su sucesor. La alternativa más factible en este momento sería la de Gary Cohn, su principal consejero económico.
Es una estrategia similar a la que se siguió al modular el programa de compra de bonos. Al principio arrancará soltando 6.000 millones en deuda pública y 4.000 millones en bonos hipotecarios cada mes. Estos límites se pueden elevar gradualmente cada trimestre, hasta un máximo de 50.000 millones entre ambas cosas. Yellen precisó que será un proceso que llevará "algunos años".
El balance de la Fed rondaba el billón antes de la crisis. Yellen evitó precisar el momento en el que empezará a ejecutarse el plan. "Tan pronto como sea posible", indicó en la rueda de prensa. La intención es que todo el proceso se haga de una manera meticulosa y discreta. "Será como ver secar la pintura", comentó. Eso anticipa que habrá una evaluación constante de la situación.
El acta de la reunión de marzo ya reflejaba que casi todos los miembros estaban de acuerdo con este enfoque. El objetivo es que el proceso sea gradual y predecible. De esta manera se quiere evitar tensiones en los mercados que provoquen un repunte inesperado de los tipos. Una vez en marcha, lo único que puede hacerlo descarrilar es un deterioro material en las condiciones económicas.
En su análisis de la coyuntura, la Reserva Federal certifica que la moderación del crecimiento en el arranque del año fue temporal y consideran que los datos económicos evolucionan conforme a lo previsto. La proyección de crecimiento para este año es del 2,2%. El paro bajó al 4,3% en mayo, el nivel más bajo en 16 años. La Fed señala en este punto que el mercado laboral sigue mejorando.
La inflación, entre tanto, se moderó por segunda vez en tres meses. Los precios cayeron una décima en mayo. La tasa anual de inflación bajó así al 1,9%. Hace solo cuatro meses estaba en el 2,7%. Eso crea un dilema a Yellen a la hora definir la estrategia a seguir e implica, en principio, que el alza de tipos no será tan automática a partir de ahora. Es lo que sugieren algunos miembros de la Fed.
Yellen justificó la decisión de subir tipos diciendo que “refleja los progresos” que se observan tanto del lado del consumo como de la inversión. Anticipa que la economía seguirá expandiéndose a un ritmo moderado y que el mercado laboral se reforzará. Eso, explica, permitirá que la inflación vuelva a subir y se estabilice en el entorno del objetivo del 2%.
El segundo dilema para la Fed está en lo bajos que están los tipos a largo plazo, que se mueven al 2,1% para las letras a 10 años, y todo esto mientras que Wall Street está en máximos. El mercado de divisas también refleja la posibilidad de una pausa, con el dólar cambiándose al nivel más bajo desde octubre del pasado año respecto al conjunto de la cesta de monedas.