El petróleo ha vuelto a vivir un nuevo episodio de caída-recuperación-caída. El efecto del acuerdo de recorte de producción al que la OPEP y sus aliados llegaron en noviembre se enfrió por el incremento del bombeo de crudo en EE.UU., que se temió llegara a anular al antes imbatible cártel. Pero comenzó a especularse sobre la posibilidad de que éste y sus socios circunstanciales dieran una vuelta de tuerca y prorrogaran el acuerdo. Ese rumor, alimentado por declaraciones de varios de los países miembros, llevó al crudo Brent a repuntar hasta recuperar los máximos previos en el entorno de los 54 dólares.
En la reunión de la OPEP del 25 de mayo se confirmó lo que el mercado descontaba: el recorte de producción se prolongará nueve meses más. El movimiento 'comprar con el rumor, vender con la noticia' llevó a los inversores a recoger beneficios. El Brent retrocedió hasta los 51 dólares. Como señala Diego Jiménez-Albarracín, de Deutsche Bank, el 'rally' de los días previos a la reunión descontaba lo que ocurrió, por lo que fue normal la caída. Según Norbert Rücker, de Julius Baer, la bajada se debió a que había quien esperaba mayores recortes de producción. También, el grado de escepticismo sobre la efectividad del acuerdo.
¿A partir de ahora qué ocurrirá con el petróleo? Según Daniel García, de XTB, hablando del West Texas, lo lógico es que se estabilice en el entorno de los 48,5 o los 50 dólares, para luego retomar los avances. En su opinión, el acuerdo de la OPEP tiene que pesar en el mercado, puesto que el suyo supone el 60 por ciento de todo el petróleo que se produce a nivel mundial. Neil Dwane, de Allianz Global Investors, cree que el precio debería ir al alza.
Aporta razones como una demanda saludable, factores que pueden limitar la oferta en países con problemas, que cada vez haya menos descubrimientos de yacimientos, los problemas de la industria del 'shale' y la menor producción en Asia. Según Jiménez-Albarracín, el crudo podría estar en los 58 dólares en doce meses.
Según Óscar del Diego, de Ibercaja Gestión, los inversores ven más probable que el barril de Brent caiga por debajo de los 48 dólares a que suba hasta los 60. «Ése es el ánimo que existe en el mercado y por eso el barril se muestra muy sensible a las malas noticias», comenta Del Diego. En opinión de este experto, si bien por fundamentales el crudo debería ir tendiendo hacia los 60 dólares, o situarse entre los 55 y los 60 dólares, el sentimiento del mercado está bastante feo.
Como apunta Del Diego, aunque a nivel global pueden estar reduciéndose los inventarios, en los americanos, los que más cotizan en los mercados porque son los que más frecuentemente se publican (semanalmente), sigue habiendo problemas porque la producción en EE.UU. ha aumentado. Daniel Lacalle, de Tressis, a este respecto, señala que el recorte de producción decidido por la OPEP ha sido el mayor regalo que podría recibir la industria americana del 'shale oil', que ya ha reducido la deuda y los costes, y es más eficiente.
Además, de acuerdo con Norbert Rücker, el bombeo de las plantas de 'fracking' superará este verano el récord marcado en 2015. El aumento de la producción americana elimina, según Lacalle, riesgo geopolítico sobre el precio del crudo y reduce el poder de la OPEP en el mercado de petróleo. De ahí que este experto considere que si bien el barril no caerá a los 25 dólares, sí podría retroceder hasta los 40 o 42 dólares. Como añade Jiménez-Albarracín, el cártel ha perdido la guerra que emprendió para evitar que EE.UU. llegara a la independencia energética.
Esa reciente conquista americana ha hecho posible que Donald Trump anunciara que el país liberará (para exportar) parte de sus reservas de Alaska. Esta decisión, que también es fruto de las necesidades presupuestarias de su Administración si quiere cumplir sus promesas de rebajas de impuestos e incremento del gasto, presionó a la baja el precio del barril.
Según Lacalle, ésta es una medida lógica, a la vista de la autosuficiencia energética del país, y, además, no debería ser malo para la cotización del crudo, dado que es petróleo que ya existe. Según Del Diego, si las reservas se venden en una década, a un ritmo de 70.000 barriles diarios, se diluirían entre los 90 millones que se consumen a nivel global.
Jiménez-Albarracín apunta que no sólo puede meter presión bajista en los precios la producción americana: hay que estar pendientes de la producción de explotaciones como Vaca Muerta. Según Jiménez-Albarracín, dado que muchos productores necesitan precios del crudo más altos (incluso Arabia Saudí para, por ejemplo, sacar a bolsa su petrolera Aramco a buen precio), no hay que descartar nuevas medidas de empuje a los precios, a no ser que la demanda crezca.
Daniel García da precios de entrada: en el West Texas, por debajo de los 48,40 dólares, y en el Brent, por debajo de los 50 dólares. Y aconseja operar el crudo con un ETF o con futuros. Pero otros expertos creen que es mejor operar con acciones. Jiménez-Albarracín es positivo con el sector petrolero: de las 64 compañías que forman parte de su universo de inversión, tiene a treinta con recomendación de compra y sólo tres con recomendación de venta (Statoil, por lo mucho que ha subido, Petrobras, por los escándalos de corrupción, y la polaca PGNIG).
Según Jiménez-Albarracín, es mejor apostar por una compañía petrolera que por el propio crudo porque las acciones van a tener menos volatilidad que la materia prima. Los expertos de ETF Securities estiman que el precio del barril podría oscilar en una horquilla comprendida entre los 40 y los 55 dólares.
Entre las favoritas del experto de Deutsche Bank se encuentran compañías que ya han hecho esfuerzos para mejorar su eficiencia y están realizando inversiones asumibles y razonables, como Shell, Total o British Petroleum. Señala valores que pueden beneficiarse de las políticas de Trump, como Anadarko, ConocoPhilips o Chrevron. Agrega el interés de las compañías rusas tras el castigo, como Lukoil o Rosnef. Por precio, le gustan la kazaja Kaz Munay o la tailandesa PTT.
Del Diego coincide en que el sector está interesante: a estos niveles de precio del crudo, genera caja y paga dividendo. Este experto aporta la idea de que se puede aprovechar la diferencia de precio existente entre el Brent y el West Texas apostando por alguna refinería americana o por las grandes compañías presentes en mercados a nivel global.
Además, cree que puede haber opciones entre las compañías que explotan el 'shale oil', pero en concreto en la cuenca de Permian (EE.UU.). Y añade otra opción: entre las empresas que prestan servicios petrolíferos, las poco apalancadas. Aunque 2017 no va a ser bueno y 2018, tampoco, se puede apostar por las globales y con menor riesgo financiero.
Lacalle apuesta por las empresas de servicios, sobre todo las ligadas a las explotaciones americanas. Entre las petroleras, Total es una de las pocas que le gustan, porque se ajustó y se preparó para los precios bajos. También dice que se pueden buscar oportunidades entre las refineras, que salen ganando con precios deprimidos. Señala el caso de OMV, aunque está un poco apalancada, para su gusto.