La adjudicación, en marzo pasado, de ocho contratos para la exploración y producción de yacimientos localizados en aguas profundas del Golfo de México fue un hito para México, toda vez que esos proyectos requerirán de millonarias inversiones y un alto grado de conocimiento y experiencia técnica para lograr extraer hidrocarburos que se localizan en tirantes de agua de más de 500 metros hasta 10 mil metros o más.
Seis bloques fueron ganados por consorcios formados por compañías petroleras como Murphy Sur, Ophir México Block 5 Salina, Carigali México, Sierra Offshore Exploration; Statoil E&P, BP Exploration Mexico, Chevron Energía de México, Pemex, Inpex E&P México, Exxonmobil, Total E&P México y China Offshore Oil Corporation E&P México (la compañía estatal china fue la única que compitió y ganó dos bloques sin asociarse con ninguna otra empresa).
Todas las empresas que obtuvieron los contratos ofrecieron un valor de la garantía mayor al solicitado por el gobierno federal. Sin embargo, el especialista en petróleo Francisco Garaicoechea, asegura que la rentabilidad de la explotación de los hidrocarburos contenidos en las aguas profundas del territorio marítimo mexicano es indeterminada porque no se han obtenido pruebas de presión y de producción prolongadas que permitan apreciar el ritmo de declinación de la producción.
“Todo lo que se ha dicho sobre reservas, producción esperada, costos, inversiones y beneficios, para Trión y los yacimientos licitados en aguas profundas es mera especulación”, considera el dirigente del grupo de jubilados de Pemex, Constitución del 17.
Las petroleras que fungirán como administradoras y operadoras de los proyectos petroleros aprovecharán la infraestructura que han construido y está subutilizada al norte de la frontera marina, cuando los fluidos producidos se conecten a sus ductos y plataformas para su procesamiento primario (deshidratación, eliminación de sal, ácido sulfhídrico, dióxido de carbono y sedimentos), y después para su envío, refinación y elaboración de petroquímicos, con alto valor agregado.
Las empresas chinas han estado adquiriendo compañías y derechos de explotación a lo largo y ancho del mundo, pagando la mayoría de las veces precios muy por encima de los establecidos por las leyes de la oferta y la demanda, porque el verdadero negocio para las compañías petroleras internacionales no es la exploración y explotación del petróleo y gas, sino la transformación de esos insumos en productos refinados y petroquímicos.
El beneficio para las empresas que asumirán grandes riesgos económicos y geológicos por la complejidad de los campos petroleros localizados en aguas profundas será la utilización de sus recursos humanos y los equipos y materiales que fabrican y aplicarán para extraer el petróleo mexicano.
La economía que logren a través de la cadena del valor agregado será lo verdaderamente relevante ya que, de acuerdo con el especialista, por cada dólar que entre al erario público nacional por extraer petróleo, entrarán al fisco extranjero más de 80 dólares por fabricar y utilizar los equipos de perforación, tuberías, barrenos, separadores, bombas, turbinas, barcos, helicópteros, tanques de almacenamiento, plantas de licuefacción de gas, fluidos para perforar y para fracturar los pozos, etc.
La derrama económica derivada de la apertura de los hidrocarburos a la inversión pública y privada, nacional y extranjera será relevante ya que por cada empleo que se genera por extraer petróleo se generan tres más para refinarlo y 20 más para convertirlo en petroquímicos. De ahí la crítica que siempre se hace al Estado mexicano por no haber invertido en el sistema de refinación y por haber permitido el deterioro de los complejos petroquímicos que hace tres décadas eran la envidia de países productores de petróleo.
En un periodo de cuatro años, la perforación de pozos de exploración y desarrollo de campos de hidrocarburos por Petróleos Mexicanos (Pemex) se desplomó más de 90 por ciento, una de las razones por las cuales la producción nacional de crudo ha tocado niveles mínimos históricos, revelan cifras de la compañía.
Mientras en 2012 Pemex contaba con mil 290 pozos de exploración y desarrollo (36 exploratorios y mil 254 de desarrollo), el año pasado la cifra apenas llegó a 93 (23 exploratorios y 70 de desarrollo).
En el mismo lapso, la producción de crudo de la petrolera cayó 15.4 por ciento, al pasar de 2 millones 548 mil barriles diarios en 2012 a 2 millones 154 mil el año pasado, su nivel más bajo desde 1990, cuando comenzaron los registros de la Secretaría de Energía (Sener).
Entre las causas por las que las actividades de exploración y desarrollo de campos petroleros han disminuido en años recientes ha sido el desplome de los precios internacionales del crudo, los cuales, en el caso de la mezcla mexicana de exportación pasaron de superar 150 dólares por barril en marzo de 2012 a tocar mínimos de alrededor de 20 dólares por barril en enero de 2016.
Una gráfica de la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) muestra que la caída en la utilización de equipos de perforación se ha mantenido casi al parejo del desplome en el precio de la mezcla mexicana de exportación a partir de 2011.
Respecto de los 93 pozos perforados el año pasado por Pemex Perforación y Servicios (PPS, la empresa productiva subsidiaria de Pemex dedicada a dicha labor) la compañía detalló que 41 fueron pozos terrestres y 52 marinos.
Las cifras de Pemex detallan que la superficie en kilómetros perforados también cayó cerca de 90 por ciento en los anteriores cuatro años, al pasar de 3 mil 7 kilómetros en 2012 a sólo 330 kilómetros el año pasado.
El equipo de perforación propio que la petrolera utilizó para las labores de exploración y desarrollo bajó de 136 a 110 en el mismo periodo.
En su reporte anual correspondiente a 2016 Pemex señaló que debido a la situación actual de relativa baja actividad de la industria petrolera, por la reducción de los precios del petróleo a nivel mundial, la demanda de perforación y servicios disminuyó el año pasado aproximadamente en 12 por ciento y se espera que este año la inversión en pozos se reduzca 37.9 por ciento más.
Mientras el año pasado la subsidiaria de Pemex utilizó 54 equipos de perforación y reparación propios y arrendados para concluir 92 pozos y realizar 617 reparaciones, para este año se espera que se utilicen apenas 35 equipos (sólo 16 de los cuales serían propios), lo que significará una reducción de 42.9 respecto de 2016. Se proyecta que al cierre de 2017 se operan 14 equipos propios en total.
Datos de la Comisión Nacional de Hidrocarburos señalan que en marzo pasado sólo nueve equipos de perforación estuvieron activos a nivel nacional, cinco en actividades de exploración y cuatro en desarrollo y detalla que tres de los nueve equipos operan en áreas contractuales.
De acuerdo con el órgano regulador, durante los primeros trimestres de 2009 a 2017 se observó disminución de más de 90 por ciento en el total de equipos activos en el país.
Los equipos en actividades de desarrollo han mostrado la mayor disminución, al pasar de 150 en promedio durante 2009 a 19 en 2016.
