Después de varios años de especulaciones, finalmente la canadiense Teck le puso fecha a la decisión de incluir un socio en la expansión de Quebrada Blanca, la principal operación de la norteamericana en el país, que le demandará una inversión de nada menos que US$4.700 millones.
El presidente y CEO de la firma, Don Lindsay, dijo en la conferencia con analistas en el marco de la entrega de resultados de la compañía al primer trimestre, que si bien se descartó la opción de concretar la entrada de un socio a la propiedad de la faena ubicada en la Región de Tarapacá, este pronunciamiento ya tiene un horizonte: la segunda mitad de 2018.
“El enfoque actual de Teck con Quebrada Blanca 2 es avanzar el proyecto a través del proceso de revisión regulatoria y estaríamos en posición de tomar la decisión de inversión a mediados de 2018”, ratificó la administración local de Teck al ser consultados por Diario Financiero.
De ahí que es en esa fase del proceso donde la empresa está concentrando los esfuerzos, luego que en octubre y tras un período de profunda revisión, ingresaron a evaluación el Estudio de Impacto Ambiental, el que ya recibió un primer set de consultas por parte de los servicios públicos, cuyas respuestas debieran ser entregadas dentro de las próximas semanas.
Eso sí la previsión de la propia Teck es que la tramitación se extienda al menos hasta comienzos del próximo año, considerando una segunda ronda de consultas.
Además, el miércoles de la semana pasada el director del SEA de Tarapacá decidió extender los plazos de la consulta indígena, basado en el “significativo impacto” que el tránsito de camiones desde y hacia la faena tendría sobre las comunidades locales.
La obtención del permiso ambiental sería la condicionante para definir la inclusión de otro inversionista en Quebrada Blanca, que el año pasado produjo casi 35 mil toneladas de cobre fino.
La expansión de Quebrada Blanca, tal como se consideraba en el proyecto desde sus inicios, es una de las iniciativas centrales en la cartera de Teck, ya que por un lado el rajo actual comienza a agotarse y por otro la expectativa es que la expansión traiga aparejada una producción que supere las 240 mil toneladas del metal rojo, más seis mil toneladas de molibdeno. Estos volúmenes situarían a Quebrada Blanca entre los quince mayores yacimientos a nivel global.
Para lograr ese nivel de producción se espera que la nueva fase entre en operación en 2021, con lo que la empresa proyecta que el Ebitda anual ronde los US $ 1.000 millones en los primeros cinco años.
En ese sentido, contar con más participantes dentro de la propiedad resulta fundamental para el óptimo desarrollo del proyecto, una de las razones se explica por el alto valor que tiene llevarlo adelante, pese al ajuste de más US$ 900 millones que arrojó la redefinición de la ingeniería que ya se realizó.
Actualmente la norteamericana tiene el 76,5% de la empresa, mientras que el grupo Hurtado Vicuña tiene el 13,5%, mientras que el 10% restante es de la Empresa Nacional de Minería (Enami), la que no está obligada a realizar aportes de capital y mantiene a firme su porcentaje.
Para el director de Plusmining, Juan Carlos Guajardo, este tipo de proyectos “ya no son fáciles de financiar, porque la industria ahora tiene una aproximación más cautelosa que en el superciclo, entonces es necesario pensar en asociaciones”.
Agregó que “Quebrada Blanca tiene varios temas de infraestructura relevantes, por lo que tiene que buscar sinergias en el desarrollo físico del proyecto”.
Por otra parte, la canadiense ha hecho gala de esta fórmula de desarrollo conjunto con la integración en Nueva Unión de su proyecto Relincho, con El Morro de Golcorp.
Prefactibilidad Hacia 2008 la canadiense Teck inició los estudios de prefactibilidad para la expansión de Quebrada Blanca. En ese momento la expectativa para el yacimiento era instalar una planta de procesamiento de 120 mil tpd, lo que llevaría la producción a un rango de 200 mil a 250 mil toneladas de cobre fino al año. Se esperaba en ese entonces que la flamante inversión entrara en operación en 2015.
Enami trata de salir Previo a estos análisis, en 2005 y cuando la mina era propiedad de la también canadiese, Aur Resources (que en 2007 fue adquirida por la entonces Teck Cominco), la estatal Empresa Nacional de Minería abrió un proceso de venta de su participación de 10% en la faena nortina, el que finalmente fue desechado.
Hurtado Vicuña pone cartel de venta En 2012, cuando el proyecto costaba US$ 5.600 millones, se empezó a especular con el interés del grupo Hurtado Vicuña por desprenderse de su 13,5% de la mina.