El precio del cobre registró un retroceso de 0,2% respecto al viernes de la semana pasada, situándose en US$ 2,5 la libra. Entre los fundamentos que explican la tendencia destaca la caída en 30% de las importaciones de cobre refinado de China en abril respecto de marzo, acentuando las expectativas de una demanda de cobre más débil de lo previsto para 2017.
Aunque la baja era una situación anticipada por el mercado, su magnitud superó las expectativas. En esto subyace la desaceleración de la actividad del sector manufacturero cuyo último indicador, publicado la semana pasada, evidenció sorpresivamente una desaceleración. La tendencia del precio del metal en el corto plazo estará influenciada por la trayectoria de la producción industrial de China que se publica la próxima semana.
Los precios del cobre subieron el viernes tras alcanzar un máximo de una semana en la sesión previa, ante un descenso en los inventarios y luego de las medidas que anunció China, el mayor consumidor del mundo, para estimular su crecimiento.
El cobre a tres meses en la Bolsa de Metales de Londres (LME) ganó 0.3% a 5,559 dólares la tonelada, tras cerrar el jueves con un alza de 0.8 por ciento.
El viernes, el banco central chino inyectó nuevos fondos mediante una línea de crédito de mediano plazo, aunque señaló que mantenía un control estricto del financiamiento a corto plazo con el fin de reducir la inversión especulativa y mantener la economía financiada.
Además, los bancos chinos entregaron 1.1 billones de yuanes (159,400 millones de dólares) en nuevos créditos netos el mes pasado, por encima de las expectativas de analistas.
Datos de la LME mostraron que las existencias de cobre bajaron 7,350 toneladas a 329,375 toneladas, su nivel más bajo desde el 3 de marzo. Los inventarios de cobre en los depósitos registrados ante la Bolsa de Futuros de Shanghai se redujeron a 194,993 toneladas, su menor nivel desde el 20 de enero.