La semana pasada, el periódico británico Financial Times resaltaba, en un reportaje, el conjunto de estrategias que pretende aplicar Chile para aprovechar la demanda de litio a nivel global: una promesa de precio más barato del mineral y con 25 años de provisión asegurada para atraer empresas. Paralelamente, el gobierno argentino impulsa políticas con el objetivo de triplicar su producción de litio para 2019. Además, este último país igualó a Bolivia en cantidad de recursos de litio. Los dos países vecinos han comenzado a activar políticas para adelantarse a Bolivia.
Sin embargo, tanto autoridades de energía de Bolivia como expertos en el tema coinciden en que si bien Chile y Argentina buscan sacar ventajas en la carrera, ninguno de los tres países alcanzó aún la fase de industrialización. Por tanto, la carrera está abierta.
Los expertos en materia de este mineral han bautizado a la zona geográfica de Sudamérica compuesta por Argentina, Chile y Bolivia como el “Triángulo del litio”.
Las estimaciones dicen que las tres naciones pueden llegar a concentrar entre el 58 y el 96 por ciento del total conocido por el planeta.
Argentina pretende triplicar la producción de carbonato de litio durante los próximos dos años, además de haber mejorado las condiciones impositivas para atraer a cerca de 17 empresas que pretenden extraer el mineral evaporítico desde 2019. La estrategia se complementa con un fuerte asesoramiento técnico de su ente científico especializado nacional.
Por su parte, Chile realizó un fuerte llamado internacional para que las empresas que pretendan desarrollar productos con un valor agregado a base de litio se instalen en su territorio. Para ello ofrece el 25 por ciento de la producción al costo más barato del mercado.
En Bolivia se anuncia un “avance” hacia la industrialización del litio, tras haber completado la denominada fase de pilotaje. El ambicioso plan busca la producción de cloruro de potasio y carbonato de litio grado batería.
El gerente de la Gerencia Nacional de Recursos Evaporíticos (GNRE), Juan Montenegro, considera que nuestro país, pese a todo, se encuentra liderando el proceso industrial de la región. En este sentido, asegura que los procesos de industrialización chilenos y argentinos no cuentan con los avances alcanzados en territorio boliviano.
“Estamos en los estándares. Si comparamos nuestro proyecto en Bolivia con Chile y Argentina, que son nuestras referencias más cercanas, podemos decir que estamos en una media. Son ocho años que estamos en este proyecto y tenemos proyectos vecinos que han llegado —el más pronto, el más rápido— en siete años, y el más extenso ha tardado precisamente en Chile, en el salar de Atacama, alrededor de 15 años”, explica.
Sin embargo, los especialistas en la economía del litio sostienen que ninguno de los tres países llegó a la fase de industrialización, aunque sí realizaron grandes esfuerzos en materia de cadena productiva de minerales.
“Ni Chile ni Bolivia ni Argentina tienen avances significativos en ese tema, y es una verdadera lástima. Ninguno ha tomado con absoluta seriedad su industrialización”, sostiene el economista experto en litio, Juan Carlos Zuleta Calderón.
Según el experto, la investigación debe ir acompañada de los procesos de desarrollo para este tipo de experiencias que pretenden industrializar a nuestra región.
Otro elemento a tomar en cuenta es que Bolivia ya no es el único mayor reservorio de litio. Con sus 9 millones de toneladas métricas de contenido metálico, Argentina igualó a Bolivia en este aspecto, añade Zuleta, quien cita, a su vez, un cálculo reciente realizado por el Servicio Geográfico de Estados Unidos.
Para Zuleta, Argentina, además, ha avanzado en términos de exploración geológica, lo que se ve reflejado en la cantidad de empresas que se encuentran desarrollando alrededor de 30 operaciones de litio en la actualidad.
Lithium Americas se asoció en enero con Ganfeng Lithium para construir una planta en Argentina, que estará operativa a mediados de 2019 y, según se anuncia, producirá 25 mil toneladas por año, un volumen que representa más del 85 por ciento de la producción actual de Argentina, según informa el portal de noticias Telam.
La minera australiana Orocobre planea expandir su producción en el Salar de Olaroz, Jujuy, a 17.500 toneladas este año, y llevarla a 35.000 para fines de 2018.
Actualmente, Argentina produce 29 mil toneladas de carbonato de litio por año, cerca del 15 por ciento de la producción global, que alcanza unas 200 mil toneladas anuales.
Chile, en tanto, cuenta con 7,5 millones de toneladas métricas de litio de contenido metálico. Sin embargo, a diferencia de Argentina y Bolivia, Chile no solo cuenta con recursos identificados con litio, sino con reservas.
“Ellos han dado un paso adelante. Si bien cuentan con menos recursos, 1,5 millones menos de recursos, 7,5 es el dato tanto para recursos como para reservas”, destaca Zuleta.
Asimismo, el experto resalta que el vecino país cuenta con las condiciones climáticas para producir litio a través de los mecanismos tradicionales utilizados en minerales.
En enero, la Corporación de Fomento de la Producción de Chile (Corfo) firmó un acuerdo para elevar la producción de litio de las 25 mil toneladas anuales que registraba hasta 2015 a 80 mil.
Gobierno sueña con ingresar en la fase de la industrialización del litio del salar de Uyuni
El titular de la Gerencia Nacional de Recursos Evaporíticos (GNRE), Juan Montenegro, considera que Bolivia ingresa en la fase de industrialización del litio, con la consolidación de las plantas piloto de cloruro de potasio, carbonato de litio y baterías de litio.
Para el proyecto, se demandó alrededor de 350 millones de dólares, y, a diferencia de las experiencias chilenas y argentinas, es un emprendimiento impulsado por el estado boliviano sin la llegada de empresas transnacionales para la explotación de los recursos, indica.
Contrariamente al optimismo del Gobierno, el experto en litio Juan Carlos Zuleta sostiene que la estrategia del Gobierno Boliviano no es de industrialización porque no transforma materias primas en bienes intermedios o finales. Al mismo tiempo, tilda de “magros” los resultados obtenidos hasta la fecha.
Montenegro, además, informa que se inscribieron 12 patentes desarrolladas por técnicos y científicos bolivianos. Entre ellos, procesos de obtención de sales, de obtención de carbonato de litio y proceso de purificación del carbonato de litio.
Estos productos alcanzaron ventas por 9,3 millones de bolivianos durante 2016. “Hemos vendido algunos miles de tonelada de cloruro de potasio, aproximadamente 26 toneladas de carbonato de litio, y alrededor de 300 toneladas de cloruro de magnesio”, agregó el funcionario de Gobierno.
El cloruro de potasio fue vendido al mercado interno, mientras que el carbonato de litio fue bien recibido en el mercado asiático, particularmente en China, donde la demanda es alta, explica Montenegro.
Finalmente, el Gerente de la Gerencia Nacional de Recursos Evaporíticos, calcula que para el año 2.020 se alcanzará la producción integral de la industrialización, a través de la comercialización de baterías de litio.
Montenegro realiza estimaciones que le permitirán al país generar ingresos económicos por al menos 1.500 millones de dólares.
El analista Juan Carlos Zuleta asegura que la planta de litio diseñada por el Gobierno tendrá capacidad para producir 15 mil toneladas anuales. De concretarse el proyecto, estima que entraría en funcionamiento dentro de dos años.
También estima que en el mismo tiempo la producción de litio a nivel mundial subirá de las 200 mil toneladas a 300 mil. "Quince mil toneladas de litio dentro de dos años nada más va a ser alrededor del 6 por ciento de la demanda total del litio de la tierra. Con el 6 por ciento de producción de litio vamos a dominar el mercado, vamos a decidir el precio. Total incongruencia", ironiza Zuleta.
Este incremento responde al aumento de la producción de autos solares de la empresa Tesla, que pretende fabricar 500 mil unidades desde el 2018.
Corporación de Fomento de la Producción (Corfo) estimó que Chile producirá el 50% de la demanda mundial de litio a 2035. El vicepresidente de la corporación, Eduardo Bitran, señaló que se podría aprovechar esto para reindustrializar el norte del país no solo extrayendo este tipo de mineral, sino que también mediante la ejecución de productos terminados.
“Al año 2035, si se dan 20 millones de vehículos (eléctricos) que se van a demandar cada año, o si se dan 40 millones de vehículos, estamos hablando entre 600.000 y 1 millón de toneladas de litio. Y nuestras estimaciones son que solo del Salar (de Atacama) vamos a producir 350.000 toneladas de litio, de esas 600 mil como mínimo, y de otros salares vamos a producir unas 100 mil más, y por lo tanto Chile va a ser el 50% de ese mercado mundial”, dijo la principal autoridad de Corfo en entrevista con `T13 Radio`.
En este sentido, Bitran señaló que Chile podría aprovechar esto para reindustrializar el norte del país no solo extrayendo este tipo de mineral, sino que también mediante la ejecución de productos terminados.
“Vamos a ser los reyes, actores principales, y vamos a usar ese poder estratégico de este recurso, en esta nueva onda de la electromovilidad para generar desarrollo en el norte, y vamos a reindustrializar Chile en el norte”, aseguró.
“No solo lo creo, estamos tomando acciones. Se va a crear el instituto solar minero en el norte en el mes de noviembre, y tendrá un presupuesto basal de US$ 8 millones, y esos recursos junto con la industria minera, vamos a hacer todos los cambios necesarios”, puntualizó.
El Salar de Atacama en los últimos años se ha transformado en la estrella del mercado internacional del litio, pues la extracción de este mineral en la zona está considerada como la más eficiente del mundo (con costos de entre USD 2.600 y USD 3.100 por tonelada, versus los USD 4.600 de Salar Olaroz de Argentina, su más cercano competidor) y porque sus reservas representan una millonaria fuente de recursos.
El salar, cuyas pertenencias mineras son de Corfo y están concesionadas a SQM y Rockwood (RLL), tiene según las proyecciones dadas por la estatal el año pasado a la Cámara de Diputados reservas estimadas entre las 5,1 y 9,1 millones de toneladas de litio metálico equivalente (LME).
Cifras que podrían aumentar considerando que existe escasa información sobre el litio depositado a más de 40 metros de profundidad y el existente en las áreas no concesionadas de la zona.
Reservas que llevadas a valor comercial y calculadas por La Segunda equivalen a entre USD 62.800 millones y USD 111.227 millones, si se valorizan al precio de mercado de cierre del año pasado, que llegó a USD12.200 la tonelada (al cuarto trimestre), según reportó Deutsche Bank la semana pasada. Es decir, comparativamente, en el mejor escenario de proyección de reservas de litio, éstas equivaldrían a casi la mitad del Producto Interno Bruto (PIB) actual de Chile, de unos USD 241 mil millones al año.
Cifras que se podrían incrementar en los próximos meses si se cumplen las estimaciones del Deutsche Bank, que proyectó para el litio un precio efectivo de USD 12.900 la tonelada en el segundo trimestre del año, con una demanda que crecería 24%, y que tendería a una estabilización de precios producto del ingreso de nuevos productores.
LA CUOTA DE SQM
“La concesión dura hasta el 2030, pero ellos tienen una cuota de extracción del litio que les da la Comisión Chilena de Energía Nuclear (Cchen) que nosotros estimamos que se agota en 2022, y se acaba en 2022”, dijo la autoridad en conversación con T13 Radio.
En este contexto, Bitran recalcó que su batalla contra la minera no metálica no es un tema personal, sino que solo es la continuación de las acciones iniciadas en el Gobierno de Sebastián Piñera.
“Lo que nosotros hemos hecho solamente es seguir diligentemente las acciones judiciales que corresponden”, enfatizó, agregando que aún están pendientes los tres arbitrajes entre Corfo y SQM.
“Nosotros tenemos un problema de cumplimiento. Esta empresa que ha incurrido en temas complejos que les implicaron millonarias sanciones de la SEC (EE.UU.), también ha estado incumpliendo recientemente sus responsabilidades ambientales en un ecosistema crítico que es el Salar de Atacama. Por lo tanto, nosotros no tenemos problemas con personas, pero sí los tenemos cuando las compañías no tienen una estructura de gobierno corporativo que genera una cultura de incumplimiento”, enfatizó.
En ese sentido, el vicepresidente ejecutivo de Corfo señaló que “queremos hacer todo lo necesario para que se corrijan de inmediato todos los incumplimientos, se aumente la transparencia y se genere un nuevo trato en términos de apertura de información y de cumplimiento. Tenemos serias dudas, eso sí, con la cultura corporativa de esta compañía, que tiene que ver con el controlador (Julio Ponce Lerou), sin duda”.