El Perú es minero, agrícola, ganadero y camina a ser industrial, actividades productivas que, si son desarrolladas de modo responsable, no afectarían al medio ambiente; además, este tampoco se vería afectado si el Estado deja de ser complaciente y hace cumplir las normas para un equilibrio sostenible.
El Perú es minero, agrícola, ganadero y camina a ser industrial, actividades productivas que, si son desarrolladas de modo responsable, no afectarían al medio ambiente; además, este tampoco se vería afectado si el Estado deja de ser complaciente y hace cumplir las normas para un equilibrio sostenible.
El concepto de minería se convirtió en negativo por la falta de mayor control de los gobiernos de turno, al igual que pasó con otras actividades, pero eso está cambiando.
La minería actuó de manera irresponsable y produjo daños al medio ambiente, pero en la actualidad los estándares internacionales obligan a las empresas a ser coherentes con su labor y a respetar a las comunidades de influencia en donde están presentes.
Por eso, destacan los avances registrados en este sector, con importantes mineras que trabajan cumpliendo la legislación peruana y realizan su actividad en armonía con los pueblos cercanos tras concluir mesas de desarrollo y diálogo con autoridades locales debidamente reconocidas, como debe ser y sin presencia de seudoluchadores medioambientales o politiqueros.
En Puno, la empresa Aruntani acaba de cerrar su mesa de diálogo y comprometió una inversión de 379 millones de soles para proyectos en los distritos de Ocuviri y Vila Vila, en Puno. Se trata de un acuerdo importante que se debe destacar y que demuestra que sí se pueden alcanzar objetivos comunes, como propiciar el desarrollo sostenido de los pueblos. Hay que seguir trabajando para destrabar decenas de proyectos “congelados” y que el Perú siga creciendo con miras al 2021.