Una de las decisiones más reciente del brazo de generación de la italiana fue poner la lápida a Neltume, central que pese a tener viabilidad social, no les resultaría rentable.
Los cambios en el negocio eléctrico a raíz de la caída en los precios, la mayor penetración que tendrán las Energías Renovables No Convencionales (ERNC) y las conservadoras proyecciones de crecimiento de la demanda, tienen a la industria adaptándose a la nueva realidad.
En el caso de Enel Generación Chile, a esto se suma la reformulación de la estrategia de desarrollo de la firma en materia comercial y social, lo que derivó en una importante reducción del portafolio de proyectos de la compañía, al punto que hoy mantiene en ejecución la construcción de una única iniciativa: la hidroeléctrica Los Cóndores.
Esta adecuación ha implicado que entre 2014 y 2016 la empresa ha desechado iniciativas por casi US$ 135 millones, mediante provisiones por deterioro, pérdidas por castigo de activos y por multas asociadas a la renuncia a terrenos fiscales adjudicados para dos centrales a carbón que ya no están en sus planes.
De acuerdo a la información contenida en la memoria anual y los estados financieros, la optimización de su cartera de proyectos, en la que aún se mantienen tres iniciativas (lejos de las 16 que llegó a tener), implicó restar alternativas termoeléctricas, hidroeléctricas e incluso varias ERNC, al igual que la devolución del 25% de los derechos de aguas que poseía la empresa.
A esto se suman casi US$ 68 millones de una provisión de deterioro que mantienen desde 2009 para una serie de instalaciones que fueron construidas en 1998 para dar respaldo a la generación del SIC y que con las condiciones de abastecimiento que se vislumbran, no serán necesarias en los próximos años, explica la empresa.
A proyectos como la termoeléctrica Punta Alcalde (740 MW), que fue uno de los primeros que la italiana sacó del pipeline, donde el castigo ascendió a casi US$ 20 millones y las otras dos termoeléctricas que desecharon (Tames 2 y Totoralillo), en ERNC también dieron de baja iniciativas como Waiwen, un parque eólico que no figuraba en los portafolios públicos que manejaban, así como otros desarrollos en base a viento, sol, minihidro y biomasa.
Respecto de todos ellos, dice la empresa, contaban con datos de los recursos y los estudios de ingeniería para visualizar sus perspectivas técnicas y económicas. “Al respecto, los resultados no han sido del todo satisfactorios, principalmente por la situación actual del mercado eléctrico chileno, haciendo incierta su viabilidad futura”.
En este caso, los US$ 10 millones provisionados por este concepto, “cubre el 100% de la inversión capitalizada a la fecha en proyectos de ERNC”, explican.
A través de sus declaraciones, distintos ejecutivos de Enel en Chile habían dado luces de una de las últimas decisiones que la empresa tomó en el marco de la optimización de su cartera de proyectos: sacar la hidroeléctrica Neltume (490 MW).
A fines de 2016 y pese a haber analizado otras opciones de desarrollo (como descargar las aguas en el río Fuy), finalmente la empresa provisionó US$ 37 millones por el deterioro de este desarrollo y también de Choshuenco (138 MW), otra hidroeléctrica que tenían en estudio.
“En cuanto a la nueva estrategia de sostenibilidad y al resultado del diálogo sostenido con las comunidades, se puede señalar que los proyectos Neltume y Choshuenco tienen buenas perspectivas desde el punto de vista social. Sin embargo, su rentabilidad es menor al total de la inversión capitalizada en estos”, aseguraron.
En la vereda contraria y tras cinco años, Enel Generación Chile decidió reversar la pérdida por US$ 20 millones que se hizo en 2012 por el deterioro de la central GasAtacama, unidad nortina en base a gas natural que, en 2007, estuvo al borde de la quiebra y que según los análisis de la empresa hoy tendría un nuevo impulso de la mano de la interconexión del SIC y el SING, que entre otras cosas “ampliará el mercado potencial para los activos específicos y disminución del riesgo global del portafolio”, plantean.