La caída de USD 4.100 millones de las reservas por el pago del BONAR X será la excusa perfecta para que el Banco Central salga de compras. Será en el transcurso de las próximas dos semanas, en el marco del pacto que alcanzó la entidad con el Tesoro nacional. Consiste, tal como adelantó Infobae, en adquirir el 100% de los dólares que vendan tanto el gobierno nacional como las provincias.
La cifra en juego es mayúscula, ya que el sector público posee USD 11.000 millones que están depositados en el sistema financiero local. Semejante cantidad de fondos es producto de las colocaciones de bonos realizadas en los últimos meses en el mercado internacional. Hasta ahora, las ventas han sido escasas: la provincia de Buenos Aires por unos USD 600 millones y el Tesoro nacional por cerca de USD 3.000 millones, pero la mayor parte de lo que se consiguió en el exterior aún sigue depositada.
El objetivo principal es, obviamente, evitar que se siga profundizando el atraso cambiario, en un contexto de dólar "planchado" y tasas de interés que incluso subieron la semana pasada. Por eso es imprescindible evitar que esos dólares del sector público se vendan en el mercado cambiario. Este escenario, además, atrae más capital de corto plazo que aprovecha para ganar con la "bicicleta financiera" posicionándose en pesos, pero obteniendo una jugosa ganancia mensual en dólares.
Las divisas del Tesoro y las provincias integran ya las reservas, ya que se encuentran encajados en el propio Central. Pero tanto la Nación como las provincias precisarán venderlas para hacerse de pesos para pagar sueldos y obra pública. Federico Sturzenegger, titular del BCRA, ya se comprometió a intervenir en el mercado para comprar la totalidad de esos dólares. Lo único que pudo negociar es que no sea de golpe sino en forma gradual.
Uno de los peligros de esta intervención es la fuerte inyección de pesos que debe llevar adelante la autoridad monetaria, justo cuando la inflación acaba de tocar un pico de 2,5% en febrero y 2,4% en marzo. Esa expansión monetaria deberá luego ser absorbida tanto con pases pasivos como con la emisión de LEBAC. Entre ambos instrumentos, el BCRA ya colocó deuda por $900.000 millones.
Al comprar las divisas del sector público, la entidad evitará que las reservas caigan un escalón adicional. Si no lo hiciera, a medida que las provincias venden en el mercado se verificaría en forma automática una caída del stock de divisas que contabiliza el Central. Más allá de sostener el tipo de cambio, para el Gobierno la intervención sirve como excusa: es importante la recomposición de las reservas por encima de un determinado nivel para evitar variaciones bruscas del tipo de cambio ante shocks externos.
El dólar mostró tendencia bajista durante los últimos meses y la semana pasada tocó su menor nivel del año, al ubicarse por debajo de $ 15,50 en el mercado minorista. Pero el peligro es que la caída se profundice mucho más por la liquidación de la cosecha de soja por parte de las cerealeras. Hacia fin de mes y especialmente en mayo se produciría este ingreso masivo de divisas que tradicionalmente empuja a la baja al tipo de cambio. Una manera de suavizar ese efecto será a través de una mayor intervención por parte del Central. La gran incógnita es si la compra de divisas quedará limitada a las ventas del sector público o en algún momento podría también salir a comprar lo que se venda a través del sector agroexportador.
José del Rio presentó un trabajo de LN Data donde se menciona la cantidad de billetes que circulan en el país; mirá las pintorescas comparaciones
En la Argentina hay en circulación 6242,2 millones de billetes, un elevado número, pese al lanzamiento de los de $500 y $200. Hace cinco años, al 31 de diciembre de 2012, esa cantidad era de 3526 millones y, en 2011, 2816 millones. El objetivo del Gobierno de que la inflación sea de 12/17% hizo que el Banco Central (BCRA) la semana pasada activara la aspiradora de pesos y elevara un punto y medio porcentual la tasa de interés de referencia del 24,75% al 26,25% anual.
No es sorpresa que el presidente del BCRA, Federico Sturzenegger , elogie el uso de la billetera electrónica. Además de combatir la informalidad hay un tema de costos. Poner en circulación cada billete, sin importar cual sea, le demanda al Estado $1,50 pesos, entre el precio de impresión y el logístico. Eso se traduce en un gasto total de 9363,3 millones de pesos.
La Nación accedió y analizó los datos de la máxima entidad bancaria. ¿Cuántos billetes hay de cada denominación? ¿Cuánto pesa cada uno? ¿Por qué aún hay 700 mil papeles de de un peso guardados, pese a que dejaron de estar en circulación en 1995? ¿Cuánta superficie cubren?
Los billetes de $ 100 son los más abundantes. Hay 4063,6 millones en circulación y representan el 65% del total. Sin embargo, la cantidad es la menor desde fines de 2015 cuando alcanzó un techo de 4191,9 millones.
En total, los billetes de $ 100 circulantes representan un valor de $ 406.360 millones. Esa cifra más que duplica el valor total que suman todos los billetes del resto de las denominaciones ($ 183.149 millones).
Después del de $ 100, el segundo billete más abundante es el de $ 5. Según los datos del BCRA, existen 479,1 millones de papeles con esta denominación. También se destaca el de $ 10: hay 479 millones de billetes circulando.
Desde el Banco Central impulsan una gradual disminución de los papeles con este valor. Son destruidos y reemplazados por los de mayor denominación ($ 200 y $ 500).
Los billetes de $ 500, que circulan desde agosto de 2016, están entre los de crecimiento más acelerado. Entre septiembre del año pasado y marzo, se quintuplicó su cantidad. Según los datos oficiales, había 47 millones de billetes de esta denominación el 15 de septiembre, y seis meses después ya circulan 294,8 millones. En ese mismo lapso, pasaron de representar el 0,97% del total al 4,72%.
La situación es similar entre los de $ 200, que fueron lanzados en octubre del año pasado. En los últimos tres meses, su cantidad se incrementó un 178%: pasaron de 13,1 millones circulando a mediados de diciembre a un total de 36,5 millones en marzo de 2017.
Los billetes de $ 50, por su parte, están cayendo en desuso. Según los últimos datos del BCRA, en marzo había 372 millones de estos papeles, un 21% menos de los 465,2 millones que había a fines de diciembre de 2015.
Cada billete pesa, según informaron fuentes del BCRA a LA NACION, un gramo. Por ende si se pusiesen todos los papeles en una balanza, pesarían 6242200 kilos, o si se prefiere 6242,2 toneladas. Lo que equivale a unas 2152 camionetas pick ups o a 1120 elefantes.
Los billetes tienen un tamaño uniforme de 155 mm de ancho y 65 mm de alto, aunque difiere si son o no viejos y si están arrugado. Por lo cual la superficie que ocupan todos los billetes que hay en circulación equivale a 62.890.165 m2, o si se prefiere 6289 km2. Eso alcanzaría para cubrir un tercio de la superficie de la Capital Federal (203 km2) u 8808 veces el césped de la Bombonera (7140 m2). Si se prefiere tomar como ejemplo, correspondería a cuatro veces la superficie del barrio de Palermo.
Hay 700.000 billetes de $ 1. No circulan entre la población desde 1995, pero están almacenados en el Banco Central.
Sumados, todos los billetes circulando en la Argentina tienen un valor de $ 589.510 millones. De esa manera, el valor promedio de un billete es de $ 94,44. Allí también se observa el impacto de la inflación y la aparición de papeles con mayor denominación. Según el BCRA, en marzo de 2016 el valor promedio de un billete era de $ 74,48.
Los cajeros pueden cargar cuatro o hasta cinco casettes -según la máquina- con 2000 unidades cada uno. Mientras circulaban sólo los billetes de $ 100, el monto máximo que podía cargar un cajero era de entre 800.000 pesos y 1 millón. Ahora, podría llegar hasta los $ 5 millones si se llenaran exclusivamente con unidades de 500 pesos. Con esto se redujeron los problemas de efectivo en algunas zonas del país o en los fines de semana largos.