El incremento en las tensiones en Oriente Medio puede impulsar aún más el precio del barril, aseguran analistas del sector energético
Los precios internacionales de petróleo tuvieron un cierre positivo superando 1% respecto al viernes, cotizando en precios máximos de mes y medio.
El crudo Brent subió a 55.98 dólares por barril, esto es una variación de 1.34%, apuntalado por un nuevo cierre del mayor yacimiento de Libia durante el fin de semana y por las tensiones geopolíticas exacerbadas por el ataque con misiles que lanzó Estados Unidos contra Siria la semana pasada.
El West Texas Intermediate terminó en un precio de 53.08 dólares por barril, lo que significa un alza de 1.61% respecto al 7 de abril.
Siguiendo la misma tendencia, la mezcla mexicana tuvo un repunte de 1.40%, cotizando en un precio de 46.24 dólares por barril.
El yacimiento Sharara de Libia fue cerrado el domingo después de que un grupo bloqueó el oleoducto que conecta con un terminal de crudo, dijo una fuente de la industria libia. El pozo recién había reanudado sus operaciones de extracción, luego de una parada de una semana que finalizó a inicios de abril.
La noticia empujaba aún más alzas del barril iniciadas la semana pasada cuando Estados Unidos disparó misiles contra una base área de Siria. Aunque los analistas destacan que Siria produce pequeñas cantidades de petróleo, Oriente Medio alberga más de una cuarta parte de la producción mundial de crudo.
El incremento de las tensiones en la región puede producir escaladas en el precio del barril, aunque importantes exportadores de Oriente Medio, como Irán o Arabia Saudita, no se vean afectados.
El mercado también se ha visto alentado por un acuerdo liderado por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) para recortar la producción en 1.8 millones de barriles por día durante el primer semestre del 2017, a fin de aliviar la abundancia de suministros. Libia y Nigeria están exentas de aplicar reducciones.
En una señal de la confianza de la OPEP en que el acuerdo está surtiendo efecto, el ministro del Petróleo de Kuwait dijo que esperaba que la adhesión de los productores a sus compromisos de recortes durante marzo sea “mayor que en el par de meses anteriores”.
Los inventarios comerciales de petróleo de Estados Unidos habrían subido por cuarta semana seguida. Mientras que los de productos refinados habrían retrocedido, según un sondeo preliminar de Reuters publicado el lunes.
Ocho analistas consultados antes de los reportes semanales del privado Instituto Americano del Petróleo y de la gubernamental Administración de Información de Energía (EIA, por sus siglas en inglés) estimaron, en promedio, que las existencias de crudo crecieron en alrededor de 300,000 barriles la última semana.
Los inventarios de petróleo subieron en 1.6 millones de barriles en la semana al 31 de marzo, frente a las expectativas de una baja de 435,000 barriles.
Los inventarios totales se ubicaron en 535.5 millones de barriles, una cifra récord, de acuerdo a datos de la EIA.
ARMANDO ÁLVAREZ ARNAL
A fines de 2014, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), liderada por Arabia Saudita, tomó la decisión de no ajustar su producción de crudo a pesar de que la economía china mostraba señales de debilitamiento, a fin de que los precios se redujeran a un nivel que desalentara la explotación no convencional, denominada shale oil, que había crecido de manera importante en Estados Unidos principalmente, gracias a los elevados precios del carburante. En ese entonces se estimaba que las explotaciones de shale oil requerían precios por encima de los $us 70 el barril WTI para ser rentables. La decisión de la OPEP generó una sobreoferta que llevó el precio del WTI a $us 26 el barril en febrero de 2015, su precio más bajo en 13 años.
Pero al parecer los bajos precios terminaron deteriorando las cuentas fiscales de los países miembros de la OPEP, cuyos principales ingresos provienen de las exportaciones de petróleo, mucho más que la situación financiera de las empresas que explotan el shale oil. En parte porque estas compañías pudieron acceder a financiamiento a bajas tasas de interés gracias a las medidas de flexibilización monetaria aplicadas por la Reserva Federal estadounidense para hacer frente a la crisis de 2008.
En noviembre de 2016, los miembros de la OPEP y otros países productores no miembros, como Rusia, alcanzaron un acuerdo para ajustar su producción por seis meses a partir de enero del presente año, a fin de reducir el exceso de oferta y así apuntalar su precio. Las naciones participantes del acuerdo estimaban que con el ajuste de producción pactada el precio del WTI se situará entre los $us 55 y $us 60 el barril. Luego del acuerdo, el precio del WTI se recuperó hasta situarse en torno a los $us 54, pero después retornó a un precio por debajo de los $us 50, a pesar de que los países productores han cumplido con la reducción acordada, con excepción de Rusia, que debe ajustar su producción hasta este abril. La principal razón por la que no se ha logrado alcanzar los precios esperados es que las reservas de Estados Unidos se han incrementado sistemáticamente desde inicios del año, debido principalmente al continuo crecimiento de la explotación del shale oil, que en muy corto plazo ha llegado a representar más del 50% del total del petróleo producido en ese país. Todo indica que mientras los países miembros de la OPEP deterioraron sus finanzas públicas con la estrategia de mantener precios bajos, las empresas que explotan el shale oil invirtieron en tecnología para reducir sus costos de producción, logrando en algunos casos rentabilidad con precios de $us 50 el barril. Sin embargo, el endeudamiento adquirido para financiar dicha inversión, cuyo costo financiero está subiendo, podría ponerlas en problemas si el precio se reduce por debajo de los $us 45 el barril.
Los países miembros de la OPEP mantendrán una reunión en mayo, oportunidad en la que podrían acordar un nuevo ajuste en la producción si los precios del petróleo no repuntan, pero acosta de perder mercados si las naciones que no son miembros (como Estados Unidos) no ajustan también su producción. Esa posibilidad parece poco probable, ya que, por un lado, la nueva administración estadounidense tiene el firme propósito de que Estados Unidos alcance la soberanía en términos energéticos y, por el otro, las compañías productoras estadounidenses, a diferencia de las empresas de los países miembros de la OPEP, son privadas