El yacimiento será explotado por una empresa mixta, de cuyo capital accionario el Estado posee 55%; el restante 45% le corresponde a Gold Reserve.
Geográficamente la mina Las Brisas-Las Cristinas está ubicada en el municipio Sifontes del estado Bolívar, entre los parques nacionales Imataca y Gran Sabana. Aunque la certificación estará lista entre ocho meses y un año, desde ya se le considera la mina de oro más grande del mundo. Políticamente está en el centro de la diatriba. Por un lado, gravitan las acusaciones sobre el daño ambiental que podría causar en la zona la explotación de los minerales. Y, por el otro, que se convierta en el soporte financiero del gobierno que, urgido de dinero, es acusado de regalar no solo las riquezas mineras sino también las petroleras.
El yacimiento de 5 kilómetros de largo y 2,5 de ancho y con una profundidad de más de 500 metros, posee 55 millones de onzas troy, certificadas mundialmente, que representan entre 70 millardos y 80 millardos de dólares dependiendo de la cotización de la onza de oro. La semana pasada el valor era de entre 1.200 y 1.600 dólares.
Este proyecto le dejará al país 1,4 millardos de dólares al año, es decir, que proporcionará más recursos que la faja petrolífera del Orinoco. Además, se prevé que generará 4.000 empleos directos, y en 24 meses se invertirán 2,2 millardos de dólares.
La responsable de sacar ese potencial a la superficie es la empresa mixta Ecosocialista Siembra Minera, fundada el 7 de agosto de 2016 y cuyo capital accionario está repartido de la siguiente manera: 55% del Estado venezolano y 45% de la minera canadiense Gold Reserve. Este acuerdo la convierte en la primera empresa mixta en el arco minero del Orinoco con capital extranjero.
Inicialmente, a Gold Reserve le correspondía la explotación de Las Brisas, que está localizada en la parte sur, pero dados la cercanía y el caudal de Las Cristinas, la minera canadiense negoció con el gobierno para hacer una explotación conjunta. En este momento, sobre la República pesa una demanda en el Centro de Resolución de Conflictos del Banco Mundial por Crystallex, que fue despojada de la concesión de Las Cristinas.
En este negocio aurífero están interesadas varias transnacionales, así que Gold Reserve se asoció con una empresa alemana que será la que procese el oro, afirmó una fuente ligada a la empresa mixta.
Explicó que el oro está muy diluido y se sacará concentrado. “Son granitos muy chiquititos”. El mineral en esa forma puede ser procesado en China, Japón o Alemania. La minera canadiense optó por la empresa alemana porque, además de conocer la mina venezolana, “se dedica a comprar arena de este tipo en el mundo”, añadió la fuente.
La producción de oro ya está precolocada con los alemanes, de acuerdo con la fuente. Tienen una megaplanta que procesa oro y cobre, mineral que también se encuentra en Las Brisas-Las Cristinas.
Y la vía está libre: el presidente Maduro firmó durante la ExpoVenezuela Potencia 2017 un decreto, con el acuerdo de transacción y finiquito, que permite las actividades de exploración y explotación del oro y demás minerales estratégicos. Además, la empresa será exonerada del pago del impuesto al valor agregado de importación y tasa por determinación de régimen aduanero a las importaciones definitivas de bienes muebles corporales y nuevos o usados. También se beneficiará del mismo costo de electricidad, diesel y gasolina que aplica para el gobierno o entidades relacionadas.
Gold Reserve ha sido paciente ante el impago del gobierno por la indemnización que ganó luego de ocho años de litigio en el Ciadi por haberle revocado la concesión de Las Brisas en 2009.
Como parte de las negociaciones para entrar a formar la empresa mixta, la minera canadiense le requirió al Estado venezolano garantías para invertir en el negocio aurífero.
Una de ellas se consagró en el decreto de la Ley del Oro y otros Minerales Estratégicos que promulgó el presidente Maduro el 30 de diciembre de 2015. Gold Reserve, a diferencia de otras compañías extranjeras, no tendrá problemas para repatriar su capital. La fuente afirmó que la norma jurídica establece que se puede comercializar el oro en el exterior y cobrar afuera. “Todo el que invierta en minería sabe que puede repatriar sus capital cobrando su dinero después de que se comercializa”, dijo.
La minera canadiense también tiene algunas cartas bajo la manga en el hipotético caso de que en Venezuela haya un cambio de gobierno o que la Asamblea Nacional desconozca el acuerdo por no haber sido autorizado por ese poder. “Los contratos de las transnacionales con una República se reconocen y están sujetos a normas de arbitraje internacional. Están jugando con el futuro de un nuevo gobierno. Si me anulas el contrato, activo las normas de arbitraje y esta vez por 80 millardos de dólares”, afirmó la fuente.
95% del proyecto está listo para su comienzo. De acuerdo con la fuente, son trabas burocráticas y de papeleo las que lo han retrasado. Gold Reserve, de la mano de la Misión Piar, brigadas mineras y consejos comunales, ya tiene prácticamente ganada la entrada en la zona. Esperan que con esas organizaciones populares se pueda hacer la sinergia entre los sectores público y privado.
También, confían en que, con la presencia de la FANB, las guerrillas, grupos irregulares y demás malhechores se retirarán, porque, entre otras cosas, los militares deben resguardar la planta de explosivos, que será una de las más grandes de Venezuela.