Un grupo de intendentes del Valle de Punilla, legisladores y el Defensor del Pueblo de Córdoba recorrieron la vieja planta de uranio de Los Gigantes y rechazaron la apertura de un basurero nuclear en el sector, un proyecto que impulsa la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y que incluye el traslado de los desechos tóxicos que se encuentran alojados en Alta Córdoba.
Un grupo de intendentes del Valle de Punilla, legisladores y el Defensor del Pueblo de Córdoba recorrieron la vieja planta de uranio de Los Gigantes y rechazaron la apertura de un basurero nuclear en el sector, un proyecto que impulsa la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y que incluye el traslado de los desechos tóxicos que se encuentran alojados en Alta Córdoba. La comitiva visitó la zona de los piletones (donde en la década del ochenta se produjeron filtraciones que terminaron contaminando la cuenca del lago San Roque) y obligaron al cierre del yacimiento.
La recorrida se gestionó hace veinte días, cuando trascendió el proyecto que la Nación presentó al Banco Mundial para encarar la remediación ambiental de la mina de Los Gigantes y la propuesta de trasladar al lugar los residuos radiactivos que se encuentran alojados en la planta de Dioxitek. Una comitiva integrada por el defensor Mario Decara, los legisladores Mariana Caserio y Hugo Capdevila y los intendentes Patricia Cicerone (San Antonio), Eduardo Arduh (La Falda), José Gava (Icho Cruz), Dardo Zanotti (Santa María de Punilla) y los presidentes comunales Ana Miranda (Tala Huasi) y Andrea Jordán (Cuesta Blanca) participaron de la visita al predio ubicado sobre el macizo.
El antiguo yacimiento de uranio de Los Gigantes contaminó durante décadas la cuenca del lago y constituyó un verdadero desastre ambiental en el corazón turístico de Córdoba. Ahora se especula con el depósito de 57 mil toneladas de residuos radiactivos en la ex mina que dejó de funcionar a fines de la década del ochenta y donde se cometió uno de los mayores atentados ambientales en la historia de Córdoba. La alarma se encendió cuando el proyecto se presentó al Banco Mundial con el aval de la Secretaría de Ambiente de la Municipalidad de Córdoba, que provocó la crítica de la Secretaría de Minería de la Provincia de Córdoba y el rechazo de las intendencias y comunas.
Y es que nadie está dispuesto a autorizar el paso de una flota de camiones, que durante siete meses, deberá realizar un total de 27 viajes diarios desde Alta Córdoba hasta Los Gigantes para llevar los residuos (pasando por Carlos Paz, Tanti y otras localidades de Punilla). Asimismo, se cuestionaron los argumentos esgrimidos por la CNEA (que luego de no haber encarado ninguna acción de remediación ambiental en décadas) dice que el volumen que se encuentra alojado en la ciudad de Córdoba tendrá "incidencia mínima" en la cantidad que debe remediarse en la ex mina.
Hace algunas semanas, la comitiva visitó la CNEA y se entrevistó al gerente general del organismo, Enrique Cinat, quien manifestó que los residuos nucleares alojados en el barrio Alta Córdoba no producen ninguna contaminación a los vecinos que viven en las cercanías del predio de Dioxitek.