Eso es apostar al caballo vencedor, sin que importe qué caballo gane. Primero, los Emiratos Árabes Unidos realizaron donaciones millonarias a la Fundación Clinton. Cuando Donald Trump ganó las elecciones, organizaron un encuentro secreto entre Erik Prince, el fundador de la empresa de mercenarios Blackwater y representantes del Gobierno de Vladimir Putin, para crear un canal de comunicación entre Washington y Moscú.
Aunque oficialmente Prince no tenía ningún cargo en el equipo de Trump, su hermana, Betsy DeVos, ya había sido escogida por el presidente electo para ser secretaria de Educación. El empresario, además, había donado 250.000 dólares (235.000 euros) a la campaña de Trump, grupos vinculados a ésta, y al Partido Republicano. El encuentro se celebró con la máxima discreción en la segunda semana de enero en las Islas Seychelles, en el Océano Índico, lejos, en el sentido más estricto de la palabra, de cualquier mirada indiscreta.
Así lo ha desvelado el diario 'The Washington Post', citando a fuentes de los servicios de espionaje de EEUU y de varios países europeos. La Casa Blanca ha declarado que no sabe nada de la reunión, mientras que un portavoz de Prince ha señalado que "el encuentro no tuvo nada que ver con el presidente Trump". Según el diario, durante la reunión, Prince trató de convencer a los representantes de Vladimir Putin de que Rusia redujera su apoyo militar a Irán y que no coordinara sus acciones militares en Siria con Hezbolá, un grupo chií libanés al que EEUU considera una organización terrorista.
La noticia del encuentro entre Price y los enviados rusos ha llegado justo cuando se ha hecho público que el príncipe heredero de Abu Dhabi, uno de los países que forman los emiratos, se reunió en enero en Nueva York con Jared Kushner, el yerno de Trump, y con Mike Flynn, que sería nombrado consejero de Seguridad Nacional hasta que sus vínculos con Moscú forzaran su dimisión en febrero. La visita el príncipe, Mohamed bin Zayed al-Nahyan, no fue comunicada al Gobierno de Barack Obama.
Todas estas revelaciones no solo siguen apuntando a los vínculos entre el equipo de Trump y el régimen ruso, sino que también ponen de manifiesto la tendencia del presidente de Estados Unidos de recurrir a canales de 'diplomacia paralela' con personas de su confianza, sin informar al Departamento de Estado o a otras instituciones de la Administración.
Erik Prince, el fundador de la empresa militar privada estadounidense Blackwater, que participó en la ocupación de Irak la pasada década, anunció que va a abrir centros para la formación de personal de seguridad en China, informó hoy el diario oficial Global Times.
En una entrevista a ese diario ligado al Partido Comunista de China, Prince explicó que en un principio se planea el establecimiento de dos centros de su nueva firma, Frontier Services Group, en zonas fronterizas y conflictivas del gigante asiático.
Una estaría en la región noroccidental de Xinjiang, donde se han registrado en los últimos años varios ataques violentos ligados al conflicto entre minorías musulmanas como la uigur y el Gobierno chino, que Pekín vincula con la presencia de grupos yihadistas.
Otra se situaría en Yunnan (sur del país), otra zona sensible para China ya que en la cercana Birmania hay un enfrentamiento armado entre el Ejército de ese país y minorías como los kokang, lo que ha causado "daños colaterales" en territorio chino y la afluencia de miles de refugiados.
La nueva firma de Prince, exmilitar estadounidense de 47 años, se presenta como una empresa que ayuda a negocios que operan en zonas fronterizas, a las que presta servicios de protección.
En declaraciones a Global Times, el empresario señaló que con su presencia en China quiera apoyar el desarrollo de las "Nuevas Rutas de la Seda", el proyecto de redes de transporte y telecomunicaciones fundamentalmente en Asia que abandera Pekín, y que encuentra entre otros obstáculos los conflictos armados que persisten en varias zonas del continente.
Su anterior firma, Blackwater (ahora rebautizada como Academi), que vendió a un grupo inversor en 2010, fue acusada de violaciones de derechos humanos durante la intervención estadounidense en Irak, la pasada década.
Prince está ligado también a la nueva Administración estadounidense de Donald Trump: es hermano de la actual secretaria de Educación de EEUU, Betsy DeVos, y habitual tertuliano de radio junto a Stephen Bannon, estratega jefe de la Casa Blanca.