Otras razones que explican por qué el oro es tan valioso van desde su escasez hasta su belleza y propiedades. Paradójicamente, gran parte de su atractivo se debe a su simplicidad química: no reacciona ante otros compuestos químicos y por lo tanto no se deteriora, lo que le permite conservarse reluciente pese al paso del tiempo. El color dorado, además, lo convierte en un metal único y exclusivo, pues todos los demás son plateados, excepto el cobre, que se corroe.
Aunque a simple vista pueda parecer que hay mucho oro en el mundo, lo cierto es que es una materia que destaca por su escasez. Según el World Gold Council en 2015 había alrededor de 184.000 toneladas en todo el mundo, y la mayor parte en manos de los bancos centrales. Puede parecer una gran cantidad de oro pero si tenemos en cuenta que solamente un metro cúbico de oro ya pesa más de 19 toneladas, nos damos cuenta de que en realidad se trata de una cuantía ínfima.
El Servicio de Geología de Estados Unidos (USGS) nos da otro dato: en toda la historia de la humanidad se calcula que se habrían extraído aproximadamente 168.000 toneladas. El 10% de ese oro se ha perdido, por lo que habría aproximadamente 151.000 toneladas que se encuentran en forma de monedas, lingotes, joyería, etc. A esto hay que sumarle las 51.000 toneladas de oro que calculan que todavía queda por extraer en las minas. En resumen, y según este organismo, existe en el mundo un total de 202.000 toneladas de oro.
Así pues, tal como demuestra este baile de cifras, estimar cuánto oro hay exactamente en el planeta es una tarea casi imposible.