MARC FORTUÑO
El crecimiento de la población del planeta parece no detenerse. Las actuales tendencias demográficas proyectan que para los siguientes 50-75 años la población mundial asumirá 3.000 millones de personas más. Un dato que nos invita hacernos ciertos planteamientos económicos... Y es que la primera ley de la economía es que los recursos son escasos.
Un incremento de la población mundial implica un mayor consumo de agua potable y a su vez una mayor probabilidad de que las fuentes de agua existentes se contaminen por la acción humana. Sin embargo, nos encontramos en la actualidad con problemas en el agua por residuos industriales, pesticidas y otros contaminantes que no sólo hacen que el agua sea sucia sino un fuerte riesgo asociado a la mortalidad.
Si hacemos una fotografía actual del mundo, observamos que en muchas regiones del mundo se encuentran en lo que se denomina "estrés hídrico" debido al crecimiento demográfico y económico. De hecho, 2.500 millones de personas (36% de la población mundial) viven en zonas bajo "estrés hídrico" y más del 20% del PIB global ya se produce en zonas de riesgo de escasez de agua.
Para el consumo del agua, en líneas generales nos encontramos con dos problemáticas. El primero es la escasez física de agua que se deriva de que la demanda de agua es mayor que el suministro de agua. El segundo sería la escasez económica de agua que supone que existe disponibilidad de agua pero por alguna razón económica que no es posible utilizar plenamente la fuente de agua (costes de extracción, agua contaminada, etc.)
Aunque la seguridad alimentaria se ha incrementado significativamente en los últimos treinta años, la extracción de agua para el riego representan 66% del total de extracciones y hasta el 90% en las regiones poco fértiles y de bajas precipitaciones, el otro 34% se utilizan por los hogares domésticos (10%), la industria (20 %), o evaporado de depósitos (4%).
Dado que el uso per cápita aumenta debido a los cambios en el estilo de vida y al aumento de la población, en consecuencia, la proporción de agua para uso humano está aumentando. Esto, unido a las variaciones espaciales y temporales en la disponibilidad de agua, significa que el agua que se utiliza para producir alimentos para el consumo humano, los procesos industriales y demás usos se está convirtiendo es un bien cada vez más escaso.
En especial, uno de los grandes problemas reside en los mercados emergentes, y más específicamente, en China, es el crecimiento de la población que conlleva a una disminución del suministro de la ratio agua potable per cápita. Y es que los números impactan... China con el 7% del suministro del agua en el mundo tiene el 20% de la población mundial.
En América Latina, menos del 20% de la población tiene acceso a sistemas de saneamiento adecuados a las demandas de consumo. Asimismo, la Ciudad de México que soporta 23 millones de habitantes ha crecido por encima que la capacidad de su sistema de agua y su sistema de saneamiento.
El futuro se avecina complicado... para mediados del siglo XXI se proyecta que alrededor de 2.000 millones de personas que residen en Oriente Medio y el norte de África vivirán en zonas con escasez de absoluta de agua y alrededor de 5.000 millones de personas (de una población estimada en 9.700 millones), vivirían en regiones geográficas con escasez física o económica de agua.
El agua es vital para nuestra actividad económica, mucho más de lo que algunos podrían llegarse a imaginar. En el proceso productivo de los alimentos interviene grandes cantidades de agua para que nosotros podamos degustarlos sentados en en una mesa.
Para una simple taza de té son necesarios 35 litros de agua, una copa de vino llevaría implícito en su proceso productivo la utilización de 120 litros de agua y para un vaso de zumo de naranja la cifra alcanzaría los 170 litros de agua.
Si nos centramos en los alimentos, una bolsa de patatas fritas conlleva la utilización de 185 litros de agua, y las cifras de agua utilizada se dispararían para productos cárnicos como una hamburguesa que necesita 2.400 litros o bien un kilo de carne res que asocia 15.000 litros de agua en su proceso de producción.
Como hemos visto, en la agricultura tiene un gran peso en la utilización de agua dulce y por su parte, la producción industrial. Se contamina las aguas superficiales y subterráneas de manera directa, y de manera indirecta, se ejerce en una contaminación por el uso de pesticidas y suplementos alimentarios como hormonas o antibióticos.
Si examinamos el consumo medio por habitante de los diferentes países, nos encontramos con países que destacan por su elevado consumo de agua, superando los 300 litros por habitante: Estados Unidos (575 litros), Australia (493 litros), Italia (386 litros), Japón (374 litros), México (366 litros), España (366 litros) y Noruega (301 litros).
Para hacer frente a la escasez de agua, se ha identificado la desalinización y tratamiento de aguas residuales como las dos tecnologías más importantes. Y por ello, tenemos tres actividades productivas que pueden dar respuesta a la problemática futura del agua:
Las membranas para la desalinización y tratamiento de aguas residuales.Infraestructura necesaria para el suministro del agua: Tuberías, válvulas y bombas de extracción.Productos químicos para tratamiento de aguas.
En Estados Unidos se publicó un informe de la American Society of Civil Engineers en el que se estimaba que para solucionar las necesidades futuras de agua en las siguientes dos décadas, se deberá invertir 298.000 millones de dólares para el tratamiento de aguas residuales y hasta un billón de dólares en sistemas de agua potable para evitar una crisis de abastecimiento.
China es uno de los países que mayores urgencias tiene para solucionar los problemas de la escasez de agua pues el 90% de las reservas de agua son subterráneas y el 75% de sus ríos y lagos están muy contaminados. Como respuesta, China está haciendo múltiples esfuerzos para asegurarse la potabilidad del agua necesaria para sus ciudadanos.
Por el lado de los controles, se están fortaleciendo los controles de contaminación del agua en el río Yangtze, con la construcción de 52 estaciones para examinar la calidad del agua a nivel provincial. En relación a las infraestructuras, la más ambiciosa es una infraestructura que deberá bombear cerca de 45.000 millones de metros cúbicos de agua al año hacia el norte de China.
Para el 2020, China tiene el objetivo de una tasa de tratamiento de aguas residuales de por lo menos el 70% para la mayoría de las áreas urbanas. Este objetivo se apoya en un aumento previsto del 23% en la capacidad de tratamiento de aguas residuales urbanas. Además, la recolección de aguas residuales también es probable que mejore con 125.900 kilómetros de la red de tuberías.