ALIETO GUADAGNI*
Por la caída en las inversiones exploratorias perdimos el autoabastecimiento energético en la última década, a pesar de los altos precios internaciones del petróleo que llegaron a superar los 120 dólares por barril
Argentina descubrió petróleo en Comodoro Rivadavia en el año 1907, en 1922 se creó YPF y comenzó el desarrollo de los hidrocarburos en nuestro país. A lo largo del siglo XX la política petrolera registró muchos cambios y hubo años de estancamiento productivo, pero la constante era que nunca caía sistemáticamente ni la producción de petróleo ni la de gas. A principios de este siglo éramos exportadores de hidrocarburos que llegaron a aportar la mitad del superávit comercial de nuestra balanza de pagos.
Por esta razón, que ahora seamos grandes importadores tanto de gas como de derivados de petróleo es un hecho nuevo y negativo, que se explica por la caída en las inversiones exploratorias y en la producción en los últimos años. Tengamos presente que en el año 2003 producíamos 45% más petróleo que hoy y las reservas de gas eran entonces un 75% mayor, por eso también cayó la producción de gas, ya que en el 2003 producíamos 18% más que en el 2015. El año pasado creció la producción de gas (4,6%), pero cayó aún más la de petróleo (3,8%).
Por la caída en las inversiones exploratorias perdimos el autoabastecimiento energético en la última década, a pesar de los altos precios internaciones del petróleo que llegaron a superar los 120 dólares por barril, cuando en la década del noventa apenas oscilaba alrededor de 20 dólares. Hoy el precio del petróleo está por debajo de los 50 dólares.
La gran dependencia de importaciones energéticas en los últimos años, principalmente gas, GNL, gasoil y fueloil nos hace ahora muy vulnerables a eventuales alzas de los precios en los mercados energéticos internacionales. Por esta razón será necesario superar en los próximos años esta gran debilidad y lograr que antes de una década los hidrocarburos dejen de ser una carga para nuestra balanza internacional de pagos, dejando así de utilizar las escasas divisas que tenemos y que deberíamos aplicar al fortalecimiento productivo.
La buena noticia es que poseemos recursos naturales abundantes, particularmente recursos gasíferos en Neuquén. Si somos capaces de movilizar las grandes inversiones requeridas para explotar estos recursos, podremos dejar atrás este escenario de retroceso productivo que caracterizó a los últimos doce años. La meta del autoabastecimiento energético es alcanzable.
*Economista graduado en la Universidad Nacional de Buenos Aires