Desde que asumió en el cargo, Bitran definió ciertos focos estratégicos hacia los que se iban a destinar mayores esfuerzos y recursos. Entre ellos están los alimentos sofisticados o las industrias inteligentes, junto con el sector minero
Equidad de género, descentralización, foco estratégico. Cuando el vicepresidente ejecutivo de la Corfo, Eduardo Bitran, habla de innovación y emprendimiento y de las metas, logros y desafíos que han marcado sus tres años a la cabeza del organismo, el espectro es amplio.
Sentado en la sala de reuniones contigua a su oficina en la estatal, explica que uno de sus principales focos durante este tiempo ha sido la democratización de las oportunidades y que eso se ha cristalizado a través de las 10 redes de mentores que han ayudado a instalar, de los 10 espacios de cowork que han apoyado en 14 ciudades, de los tres hubs globales que financiaron o de las 1.000 empresas apoyadas con fondos de capital Semilla cada año.
Sin ocultar su orgullo por los avances que ha experimentado el ecosistema nacional -y que destaca mostrando los diversos rankings en los que Chile alcanza altas posiciones en temas de innovación- Bitran también está consciente de las falencias que todavía mellan la posibilidad de que Chile logre descollar.
“Hay que mirar toda la cadena del financiamiento y no basta con que el sector público aporte hoy 1.000 apoyos a capital Semilla si después las empresas se tienen que ir a otra parte porque no tienen capital de escalamiento. Entonces, pusimos el concepto -y los vamos a mantener este año- primero de Scale Up para los mejores de todo el sistema, pero después lanzamos una línea de fondos de fase temprana”, adelanta y agrega que, a fines de año, la Corfo va a contar con cinco instrumentos de inversión de fase temprana que serán entre US$ 200 mil y US$ 1 millón por empresa. “La obligación contractual es enfocarse en aquellas empresas que están pasando el valle de la muerte y que tiene que crecer”, agrega.
En esa misma línea y mientras afina los detalles de la incorporación de Chile a Eureka, la red de I+D e innovación más importante del mundo, revela que otro de los focos para este año será el fortalecimiento de las redes internacionales para las compañías que surjan en el país. De hecho, señala que para el próximo 21 de marzo están invitando a los países miembros de la Alianza del Pacífico a una reunión para crear un sistema de incubación y aceleración simultánea, en el que una empresa en Chile se acelere al mismo tiempo en México, Colombia y Perú y viceversa. De ese modo, explica, será posible bajar los costos de entrada a un mercado de más de 200 millones de habitantes.
“Lo que tenemos que hacer es permitir que la aceleradora chilena que está apoyando un negocio acá pueda tener un convenio con una aceleradora en México y, a su vez, que esa entidad tenga los incentivos para hacer el mismo esfuerzo que hace con cualquier otra empresa con las compañías chilenas en el mercado mexicano”, dice Bitran, asegurando, además, que eso requiere un sistema de compensaciones de stock options y que es justamente lo que están diseñando. “De aquí a un año, necesitamos cinco aceleradoras chilenas operando regionalmente en la Alianza del Pacífico”, afirma.
Desde que asumió en el cargo, Bitran definió ciertos focos estratégicos hacia los que se iban a destinar mayores esfuerzos y recursos. Entre ellos están los alimentos sofisticados o las industrias inteligentes, junto con el sector minero, donde se pretende generar emprendimientos de escala global. “Se armó un fondo de inversión asociado con los emprendimientos mineros que ya fue financiado. En estos momentos debemos tener unas 40 o 50 empresas que están exportando US$ 500 millones en servicios tecnológicos y tenemos la meta de llegar a US$ 4 mil millones el año 2030 y tener 250 proveedores de clase mundial”, apunta.
Junto con el cobre, las ventajas de Chile en áreas como la energía solar o el litio son otros de los asuntos que le interesan a Bitran. Indica que el norte de Chile y Perú van a concentrar el 60% de la inversión en minería metálica y que esa es una oportunidad que no se puede pasar por alto.
Explica, por ejemplo, que la industria de los vehículos eléctricos, además de representar un mercado gigantesco para el litio, lo es también para el cobre y para la energía solar. Esto, porque ese tipo de vehículos utiliza mucho más cobre que los tradicionales y porque, además, las grandes empresas están buscando disminuir la trazabilidad de CO {-2} .
Es en ese contexto que -utilizando los US$ 8 millones al año que le reportará el contrato con Rockwood- busca transformar a Chile en líder en cobre bajo en emisiones, que es posible de obtener justamente con el uso de energías solares.
Para conseguir ese objetivo, en octubre la Corfo va a crear un laboratorio nacional del cobre, desde donde se buscará potenciar esa materia prima. “Vamos a crear un Instituto Solar Minero del Norte de Chile y esperamos invitar al sector a trabajar con nosotros. Vamos a sumar a los emprendedores, vamos a hacer convocatorias desde Start-Up Chile y todos los mecanismos para que vengan a innovar a nuestras plantas piloto. Eso es un enfoque de apoyo a la innovación y el emprendimiento con lógica, es casi una lógica empresarial”, concluye.