La defensa del proletariado la heredó de su madre, una ex funcionaria de la Inspección del Trabajo y ex presidenta de la Anef regional, exonerada por Pinochet. Estudió en la Universidad de Chile, militó en el Partido Radical y se desafilió por personajes como Lagos, a quien culpa de traicionar las luchas sociales. Hoy lleva adelante la negociación de la huelga, que podría convertirse en la más larga de la historia de las empresas mineras. Su estrategia es cansar al adversario y seguir una pauta propia. $200 millones serían los que cobraría al término de las tratativas.
Cual avezado tahúr, Marco López Pérez, el polémico abogado que asesora a los trabajadores de Escondida y que tiene a la más grande mina de cobre del mundo paralizada desde hace un mes, responde al perfil del apostador que, de ser necesario, arriesga todas las fichas y juega a ganador.
Sus movimientos son heredados, de cierta manera, de su real afición por el póker, el cual practicaba desde que cursaba la carrera de Derecho en La Universidad de Chile, tiempos en que manejaba un escueto presupuesto de un estudiante de provincia que llegara con solo 17 años a estudiar a Santiago.
El joven, nacido en Antofagasta, había egresado del colegio jesuita San Luis de dicha ciudad y obtuvo puntaje regional en la entonces Prueba de Aptitud Académica (PAA). Era el primer varón del matrimonio de Mario López y Georgina Pérez en estudiar Derecho, aunque dos de sus hermanas mayores siguieron por el mismo camino. Una cuarta, estudió Ingeniería Comercial.
Los buenos resultados en el ramo de Derecho Laboral y la influencia de la trayectoria de su madre –quien durante 27 años fue funcionaria de la Inspección del Trabajo y presidenta regional de la ANEF, exonerada en los años 80 por Pinochet–, sin duda marcaron su rumbo.
López pertenecía a lo que se conoció como la “Generación Perdida”. En la universidad fue un militante activo del Partido Radical y un estudiante comprometido con la recuperación de la democracia. Sin embargo, al tiempo dejó su militancia partidaria, porque se sintió decepcionado sobre cómo se llevó a cabo el proceso de transición a un sistema democrático.
Su reciente aparición junto al vocero del sindicato de Escondida, Carlos Allendes, y el abanderado presidencial del Partido Radical, Alejandro Guillier, levantaron suspicacias entre los abogados de la plaza. No obstante, el asesor de los trabajadores indica que no tiene militancia política alguna.
Aunque reconoce que, entre Guillier y Ricardo Lagos, simpatiza más con el abanderado radical. “Lagos es parte de la generación política que traicionó las luchas sociales que se dieron para el retorno de la democracia y pactó con los sectores que provenían del gobierno militar y nos llevó a esta democracia que sigue siendo limitada. Recién se ha podido hacer una reforma laboral que, con limitaciones, es un avance”, recalca.
Hace 20 años que López asesora a sindicatos de empresas mineras, lo que muchos consideran “el filete de las negociaciones colectivas” o el segmento “Premium” dentro de la asesoría laboral, por los jugosos dividendos que reporta.
De hecho, para la asesoría del sindicato de Escondida, López –con un equipo formado por 11 personas– cobró un poco más de 3 UF por trabajador sindicalizado, que en total suman 2.500 funcionarios. Es decir, cobrará al término de la negociación cerca de $200 millones.
Su asesoría para el sindicato de Escondida partió hace 10 meses. Con él colaboran tres abogados. Parte de ese grupo es su esposa Ivette Salfate, con quien tiene tres hijos. Asimismo, trabajan con él dos ingenieros comerciales, una asesora previsional, psicólogas sociales, periodistas y el ex gerente de Salud de la minera, quien se desempeña como asesor.
Todas estas negociaciones le han permitido a López gozar de una muy buena condición económica. Pero, para algunos, si bien el dinero es un gran incentivo, “él actúa muchas veces con la pasión, la convicción y empoderamiento propio de un dirigente sindical. Si uno lo analizara psicológicamente, es un dirigente sindical frustrado”, destacan.
Los abogados de la plaza que se han enfrentado a él o conocen de cerca las negociaciones colectivas que ha liderado, coinciden en señalar que Marco López es un profesional que se maneja muy bien en el tema laboral. Destacan de él su caballerosidad y pulcritud – “nunca se sale de madre” –, pero también su temeridad.
“Juega al todo o nada en un instante y no tiene problemas en hacerlo”, precisan. Faceta por la que ha sido calificado de “intransigente, en el sentido de que, si no se satisfacen sus expectativas, la huelga se prolonga”.
Además, detallan que esa misma actitud le ha jugado en contra en algunas oportunidades. “Le han terminado quebrando la mano y ha perdido el sindicato”, aseguran desde el otro lado de la trinchera.
Pero le temen. Es de aquellos abogados que nadie quiere enfrentar, “porque es capaz de terminar en acciones de violencia, que nadie quiere”. Incluso, lo responsabilizan –junto al presidente del sindicato de Escondida, Patricio Tapia–, de los bloqueos de la mina, que impiden que los trabajadores salgan o entren en ella, razón por lo cual el Tribunal del Trabajo de Antofagasta condenó hace tres días a la organización sindical a pagar más de $2 millones, por no respetar la resolución de la Inspección del Trabajo, que fijó la incorporación de un equipo de servicios mínimos de 80 trabajadores, para que el yacimiento se mantuviera en funciones.
“Él cosecha lo que siembra. Genera tanta presión con actos de fuerzas, bloqueos y tomarse la calle, que las empresas responden y sueltan el dinero. Él aplica la experiencia que ha acumulado en 20 años de negociación, la fórmula y la receta ganadora”, destaca un conocedor de las negociaciones en las que ha participado López.
Ese perfil conflictivo es rechazado por los dirigentes y los más cercanos a López, quienes enfatizan que ha participado en diversas negociaciones que han terminado con una negociación anticipada, como ocurrió con su asesoría en la Minera Los Bronces y de Anglo.
Asimismo, el propio abogado dice no compartir para nada la violencia, porque, a su juicio, le hace daño al movimiento.
Muchos han estudiado con lupa sus movimientos y advierten que sigue un patrón en la negociación y una agenda propia.
A sus pares les llama la atención cómo Marco López, de 49 años, se preocupa de los detalles más mínimos en una mesa negociadora. “Él arma un equipo de asesores –antes lo hacía con su hermana y señora– y divide la mesa de la dirigencia sindical, intercalando a su equipo entre los dirigentes sindicales, con el fin de que, durante las negociaciones, los dirigentes no tengan contacto”, relatan.
“Él controla a su cliente, controla al sindicato. Es capaz de extremar la negociación, tomando el riesgo de perderlo todo en el proceso”, puntualizan.
Incluso, algunos aluden a que el abogado laboral desarrolla estas estrategias de ser “el más fiero e indomable” para posicionarse, en futuras negociaciones, como el próximo asesor de los sindicatos de compañías mineras que reúne el Frente de Trabajadores Mineros.
Según una fuente que ha estado con él en la mesa de negociación, su objetivo es tomar el nicho de asesoría sindical que dejaron los dirigentes Manuel Ahumada, de la Confederación de Contratistas del Cobre, y Cristián Cuevas, del Frente Quichillao.
El sindicato de Escondida disiente de estas visiones, indicando que la Asamblea es la que decide finalmente, pero otras versiones apuntan a que un grupo de dirigentes quiso sentarse a dialogar con la empresa, pero la cúpula y Marco López lo habrían prohibido.
Ello, porque López entiende muy bien la lógica de negociación y los tiempos, de acuerdo a abogados de la plaza. “Sabe que la huelga o amenaza de huelga es la mejor herramienta de presión que tienen los trabajadores y, por lo tanto, no se apura en los primeros días a sentarse a dialogar, deja que pase el tiempo”.
En el caso de Escondida, ya han transcurrido 30 días y solo en una ocasión la firma y los dirigentes se sentaron a conversar, aunque sin encontrar puntos de acuerdo. Todo indica que tanto los dirigentes como el abogado prefieren esperar. Los trabajadores llevan 30 días en huelga y, según el sentir de los trabajadores y haciendo una analogía futbolística, “este es un partido de 90 minutos y estamos recién acercándonos en términos del primer tiempo”.
En contrapartida, la minera angloaustraliana decidió iniciar una ofensiva invitando formalmente al sindicato a sentarse a negociar o, de lo contrario, presentaría su oferta.
Esta sería mucho mejor que los $8 millones que ofreció por bono de término de conflicto y el nulo reajuste de los sueldos, luego que BHP Billiton perdiera un 6% de sus acciones en la Bolsa, lo que representa más de US$7 mil millones en capitalización bursátil. Aunque el punto clave para superar el quiebre lo constituyen las condiciones para los nuevos trabajadores. BHP insiste en que tiene que reflejar la nueva realidad de la industria; el sindicato, en cambio, que no puede haber trabajadores de segunda clase.