Estamos trabajando de los dos lados. Estamos retrasados en la fecha con respecto a los planes iniciales, pero sin mayores problemas estaremos terminando en el segundo semestre del año”. La frase fue dicha en abril del 2014 por el entonces ministro de Energía e Industria, Ernesto Kreimerman a “El País”, en referencia a la obra de interconexión eléctrica con Brasil.
Hoy, casi tres años y varios cientos de millones de dólares después, el proyecto considerado “estratégico” para el país y su diversificación energética ya está terminado, pero no se usó nunca y hay pocas posibilidades de que eso suceda en el futuro cercano. Ideado para venderle el excedente energético de Uruguay a Brasil (mucho del cual se produciría a través de los parques eólicos), la interconexión no es algo tentador para el país norteño en este momento.
Técnicos de UTE consultados por Búsqueda dijeron que, debido a la situación económica de Brasil y a las trabas “técnicas y comerciales” impuestas por ese país, la venta de los primeros megavatios (MW) demorará “al menos” un año más, a menos que ocurra un “milagro” político.
Fuentes del gobierno de Brasil dijeron a Búsqueda que por ahora no está previsto comprar energía a Uruguay porque hay exceso de producción en su país. Señalaron además que los costos de la energía uruguaya son “altos”, por lo que antes de adquirirla debería haber una negociación para bajar los precios.
El proyecto de la interconexión con Brasil fue uno de los ejes estratégicos del gobierno de José Mujica. En varios documentos de esa administración se hace referencia a la conveniencia de la iniciativa. De hecho, el entonces presidente la mencionó reiteradas veces como un ejemplo de la integración entre ambos países y asisitó a la inauguración de la conversora en 2012.
Pero aun con esa impronta, su concreción no fue fácil. La obra implicó un tendido eléctrico de 400 kilómetros desde la ciudad de San Carlos (Maldonado), a través de una conversora de frecuencia en Melo (Cerro Largo), hasta una subestación en Candiota (Brasil).
La conexión permite transferir hasta 500 MW en ambas direcciones y costó unos U$S 360 millones, incluyendo algunos sobrecostos en el tendido que tuvieron a la obra parada por meses en 2013 durante las negociaciones entre UTE y Techint, la constructora designada para el tendido de la línea de extra alta tensión.
El proyecto era tan relevante para el gobierno de Mujica que, en su último día como presidente, en febrero del 2015, participó junto a la entonces mandataria brasileña Dilma Rousseff, en la inauguración del parque eólico Artilleros en Colonia y acordaron concretar la venta de electricidad desde Uruguay (Búsqueda Nº 1.811).
Brasil era visto como un comprador “seguro” en el que se podrían verter los excedentes energéticos de Uruguay, en particular tras la caída del megaproyecto minero de Aratirí. La idea de conectar ambos sistemas viene de hace décadas: en 1997 se firmó un memorándum de entendimiento para explorar las opciones en ese sentido.
Por el momento Uruguay no logró entrar en el mercado brasileño. El miércoles 15 autoridades del Ministerio de Industria y Energía mantuvieron una teleconferencia con sus pares brasileños para “empujar” y “avanzar” hacia este anhelado objetivo, dijeron a Búsqueda participantes en la reunión.
En la teleconferencia se trataron dos temas. El primero fue el memorándum de entendimiento entre ambos ministerios para la compra-venta de energía que “estaría próximo a firmarse”, según dijo una fuente del Ministerio.
Ese memorándum es muy parecido al que Brasil tiene con otros países y consta de tres modalidades. El intercambio de excedentes producidos por energía hidráulica con carácter de “devolvible”, es decir que no se paga por esta energía sino que el que la utiliza se compromete a “devolverla” cuando se lo pida la contraparte.
También incluye la venta de excedentes de energía eólica y térmica a precios a ser fijados cada semana.
Por último, prevé la firma de contratos por una determinada cantidad de energía.
El otro tema abordado fue de carácter técnico y tiene que ver con las líneas de tensión del lado brasileño que actualmente no están capacitadas (a la altura de Candiota, donde llega la interconexión) a trasladar energía a tan alta tensión.
A pesar de estos avances, la posibilidad de concretar la venta de energía a Brasil es vista como algo “muy lejano”, dijeron a Búsqueda fuentes ministeriales y de UTE.
La explicación más mencionada fue la de las “trabas” comerciales que aparecen cuando un proveedor extranjero quiere entrar al mercado brasileño con precios competitivos.
Según las fuentes, existen tres asociaciones que agrupan generadores brasileños que hacen “un lobby muy importante” para “trancar” este tipo de iniciativas.
“A ellos no les sirve porque hoy están vendiendo energía a muy buenos precios y no quieren competencia de afuera, entonces el lobby y la presión son enormes”, dijo una fuente.
Esos grupos de generadores son operadores tanto privados como públicos, explicaron los informantes.
En el gobierno uruguayo saben que esto “complica” las posibilidades y por eso apelan a trabajar “al más alto nivel”, para negociar por encima de estos intereses.
Pero incluso si se superara el escollo comercial, aún hay otro obstáculo importante: Brasil atraviesa una de las peores recesiones económicas de su historia y eso se traduce en un desplome de su consumo energético.
“Tienen una disminución de la demanda tal que hace inviable hoy por hoy venderle energía. En particular porque ellos hoy tienen excedente. Habrá que esperar a que esto cambie y para ello puede faltar un año o más”, explicó una fuente a Búsqueda.
Según los datos divulgados por el Ministerio de Minas y Energía brasileño en enero de este año, el consumo eléctrico en ese país se redujo un 0,9% en 2016. Es el tercer año consecutivo de reducción del consumo en Brasil y las perspectivas de los analistas locales no son auspiciosas para 2017.
