En el gobierno neuquino creen que ya están dadas las condiciones como para que empiecen a llegar, de una vez por todas, los miles de millones de dólares que se necesitan para reactivar Vaca Muerta. Por eso, el gobernador Omar Gutiérrez incluyó como uno de los aspectos salientes de su discurso del miércoles en la Legislatura algo así como un plazo: habló de 60 días para que las productoras confirmen cuánto pondrá cada una en la cuenca neuquina.
El anuncio hace pensar que, por las dudas, el gobierno neuquino despliega el paraguas. En la Casa de Gobierno creen que “es el momento de las empresas” y consideran que la Provincia cumplió con su parte en la mesa de negociaciones del “acuerdo petrolero” tan promocionado por el gobierno de Mauricio Macri.
Ofrecen dos argumentos para explicar que el contexto propicio ya está generado. Por un lado, la firma de la adenda al nuevo convenio colectivo de no convencionales, reclamo de las operadoras para “optimizar” el gasto, en un contexto de precios bajos y altos costos para producir en Vaca Muerta. Y, por otra parte, traen a colación la resolución del Ministerio de Energía de la Nación, que fijará un nuevo precio hasta el 2021. Esto haría más rentable buscar gas en el reservorio de no convencionales.
Neuquén espera un incentivo para que se produzca más. Es una resolución del Ministerio de Energía de la Nación, que mantendría un precio del fluido que incentivaría la llegada de inversiones y la producción en la cuenca neuquina.
Por eso, en el Gobierno sostienen que lo único que falta es “la parte de las empresas”, a las que le reclaman “el protagonismo que deben asumir”.
Con todo, ese apuro marcado por el Gobierno no se ajusta a la realidad con la que suelen darse estos procesos de inversión, en los que hay mucho para ganar, pero también para perder.
En el Gobierno no hablan de un incumplimiento ni mucho menos. Pero lo cierto es que en un escenario económico complicado, el ingreso de las inversiones ofrecerían, sobre todo en el mediano plazo, un poco de aire fresco. Más producción implica más empleo y más regalías petroleras, en un momento en el que la Provincia volverá a endeudarse.
Durante su discurso, Gutiérrez le habló de forma directa al titular del gremio petrolero, Guillermo Pererya, como si de este modo aludiera al poder de fuego que, aún cuestionado como está dentro de la estructura del sindicato, el senador del MPN conserva intacto.
Nación anticipó a principios de año que hay unos 5000 millones de dólares que se invertirían en Neuquén en el 2017. Es una cifra difícil pero no imposible de conseguir. Vaca Muerta necesita decenas de miles de millones de dólares para un boom como el que se promociona. Fuentes del sector petrolero sostienen que hay varios acuerdos importantes que se están negociando. Pero lo cierto es que no terminan de oficializarse.
La aplicación en la práctica de la adenda al convenio colectivo de trabajo de los petroleros, delineada con la intención de mejorar la rentabilidad de la explotación de hidrocarburos no convencionales, presenta un cúmulo de complejidades no declaradas en los anuncios oficiales compartidos por el presidente Mauricio Macri, el gobernador neuquino Omar Gutiérrez y los líderes sindicales con competencia en la provincia, Guillermo Pereyra, de los obreros, y Manuel Arévalo, de los jerárquicos.
En los pozos cada equipo de trabajo trata de imponer sus reglas en una negociación particular con los representantes de las patronales en el territorio. La situación se la describió a este medio una fuente calificada del sector empresario. Por ahora, los tire y afloje se han resuelto sin conflictos de magnitud, pero las empresas con intereses avanzados sobre la riqueza contenida en la roca de la famosa formación no pudieron aplicar los términos de la reconversión laboral al ciento por ciento con los trabajadores que ya estaban desplegados en las explotaciones de hidrocarburos no convencionales con anterioridad a la confección de las nuevas reglas.
El sector empresarial no pateará el tablero mientras las demandas contra los términos de la adenda se mantengan en la marginalidad, como hasta ahora. Irán resolviendo las situaciones particulares que se plantean, mientras los costos de esa resolución no excedan la lógica, evitando la profundización de conflictos con los trabajadores e incluso las condiciones que puedan complicar la gestión de la conducción sindical.
La convicción es que toda la situación se normalizará cuando se consoliden las nuevas inversiones, que comenzaron a tomar color con el primer anuncio de asociación de YPF (en este caso con Shell) en la era Macri, conocido la semana pasada. Desde la petrolera deslizaron que como ese habrá al menos otros dos antes de fin de año (ver recuadro).
Las empresas y el Gobierno lograron afinidad total con los gremialistas, principalmente con Pereyra, secretario general del Sindicato de los Trabajadores del Petróleo y el Gas Privado de Neuquén, Río Negro y La Pampa y senador nacional por el Movimiento Popular Neuquino. No obstante, el enorme poder sobre la estructura gremial del legislador nacional no impide que haya focos independientes dentro de la actividad y que algunos de estos tengan capacidad de generar conflictos e incluso de arrastrar al gremio a conflictos no deseados desde su cúspide.
Con tal de no arruinar la laboriosa tarea que fue necesaria para llegar a un entendimiento entre las partes sobre la letra nueva del convenio colectivo para los no convencionales, las empresas y los gobiernos nacionales o provinciales han tratado de evitar una generalización de los focos de conflicto marginales devenidos de las modificaciones a las condiciones laborales. Una de las más costosas en términos económicos para los trabajadores es la eliminación de las denominadas horas taxi, que refieren al pago como tiempo trabajado de los lapsos en los que los trabajadores van en camino al yacimiento. Esa metodología desapareció con la adenda, pero en la práctica sigue vigente en algunos casos, refirió una voz del empresariado a LM Neuquén.
La denominada adenda al convenio estableció cambios para abaratar la mano de obra de las empresas que deplieguen equipos de trabajo en la prometedora roca de la formación Vaca Muerta. Con una política nacional que optó por dejar el precio del producto librado a las fluctuaciones del mercado internacional con un plan para ir eliminando los subsidios que le dan un sostén nacional, los costos de la mano de obra adquirieron una trascendencia más grande entre las variables que determinan la rentabilidad del negocio.
La adenda fue concebida para ser aplicada con carácter general a la actividad no convencional, pero a un mes del anuncio final de la firma del convenio cada empresa sigue tejiendo su estrategia particular con los trabajadores a su cargo. Esto en el caso de las empresas que ya tienen equipos desplegados en el amplio campo de existencia de Vaca Muerta. Los nuevos emprendimientos tendrán una ventaja para el sector empresarial, que se evitará renegociar las condiciones que existían hasta la firma de la adenda.
Legalmente, las empresas tienen la potestad de imponer las condiciones de la reconversión del convenio de trabajo a sus dependientes, pero para evitar conflictos han venido negociando sin ruidos estridentes. Los conflictos en esta actividad tienen costos altísimos. Por eso, suele ser mejor una negociación cara que una confrontación que derive en la paralización de las actividades, explicó un vocero del sector empresario.
La estrategia de negociar antes que imponer tiene el paraguas de la temporalidad. Una vez que se ajusten los mecanismos determinados por la adenda, creen los empresarios, se pasará a otra fase en las relaciones laborales que estará determinada por la letra del pacto que firmaron los gremios del sector con el gobierno de Macri.
El peso del convenio para la actividad tiene tanta importancia en el horizonte económico de la administración macrista que el presidente habló del advenimiento de la revolución de inversiones en Vaca Muerta, en particular en la parte de la formación enclavada en territorio neuquino, la más tentadora por ahora, sólo por los efectos que espera de la merma de los costos de la mano de obra.