Si usted tiene la impresión de que el clima enloqueció, las cifras le estarían dando la razón. Así como en enero una de las zonas secas del país como Atacama recibió una impensada lluvia que derivó en un aluvión, algo similar ocurrió este fin de semana en la zona de la precordillera de la Región Metropolitana y de O’Higgins. No obstante, esta última y Biobío aun viven una sequía no vista en años, lo que ha mermado los embalses que sirven para generar electricidad.
“Hay una situación generalizada de bajos niveles en todos los embalses, especialmente en la zona sur del país”, señala Valter Moro, gerente general de Enel Generación Chile. “Los principales embalses se encuentran por debajo del promedio histórico, lo cual repercute directamente en su aporte para cubrir la demanda del Sistema Interconectado Central (SIC)”, agrega Colbún, del grupo Matte.
¿Qué tan disminuidos están los embalses de generación hidroeléctrica? La situación más crítica la vive la laguna del Laja, que anota un 82,56% de déficit respecto de su promedio histórico a la fecha, según cifras entregadas por la Dirección General de Aguas el viernes. Esta cuenca lacustre “está próxima al 8% de su volumen total y abasteciendo únicamente compromisos de riego”, señala al respecto el Coordinador Eléctrico Nacional, organismo encargado del despacho de centrales eléctricas desde Arica hasta Chiloé.
La laguna del Maule, en tanto, tiene un 72,4% menos de agua que su nivel promedio en febrero, mientras que en el embalse Colbún, el saldo en rojo es de 17,11%.
La eléctrica de los Matte señala que los principales embalses tienen restricciones de generación asociadas tanto a su hidrología como a los convenios con los regantes. “El año hidrológico en curso en Chile ha presentado precipitaciones y condiciones de deshielos extremadamente secas, siendo las más bajas de los últimos seis años”, explica Colbún.
El experto Sebastián Bernstein, socio de Synex, advierte que esto marca un hito en la historia pluviométrica nacional. “Nunca, desde que se tiene registro, se había visto en Chile un ciclo de sequía tan largo, de seis años, porque normalmente eran tres años a tres años y medio de sequía, como máximo”, afirma.
Esta situación de escasez se agravaría si es que este año vuelven a mermar las lluvias en la zona centro-sur. “El 2017 empezó como un año seco y por lo menos hasta mayo-junio no se prevé una mejora de la hidrología del país. El año hidrológico 2016, que finaliza en marzo de 2017, es uno de los más secos desde hace algunos años”, enfatiza Valter Moro, de Enel Generación. “En este escenario, los desafíos que tenemos están en buscar alternativas que nos permitan enfrentar de mejor forma un período de sequía, como por ejemplo, la llegada de más gas natural licuado (GNL)”, agrega Moro.
¿Qué efecto tiene en la generación? El Coordinador Eléctrico Nacional explica que si el ciclo de sequía continuara en 2017, “el sistema tiene suficientes instalaciones generadoras térmicas y de ERNC para abastecer con holgura la demanda del año”.
Sin embargo, advierte que una hidrología seca “implica utilizar generación de mayores costos de operación para el sistema eléctrico, lo que podría llevar a mayores costos marginales de energía”.
Bernstein acota que habría un impacto en el precio, en especial hacia mediados de año, elevando las tarifas marginales -que se pagan en el mercado libre o spot – en hasta cerca de 50%, pero como los valores están en un rango bajo, el alza no afectaría a los consumidores residenciales ni llegarían a los niveles máximos alcanzados hace unos años, cuando superaron los US$ 200 el MW/h, sino que se situarían en los US$ 100 MW/h.
Colbún precisa que si bien las ERNC permiten compensar el menor aporte hidroeléctrico, no siempre pueden ser despachadas debido a que una parte de ellas se emplazan en la zona norte del SIC (entre Taltal y la subestación Cardones), donde existen importantes limitaciones a la transmisión eléctrica hacia el centro del país.
En ese sentido, el Coordinador Eléctrico Nacional enfatiza que “las obras de transmisión previstas en la zona norte y la interconexión entre los sistemas del Norte Grande y Central resultan claves para un mayor aprovechamiento de los recursos ERNC de la zona norte del país”.
La situación del Laja afecta a varias centrales hidroeléctricas. Con las aguas de esta laguna se alimentan tres centrales pertenecientes a Enel Generación: El Toro, con capacidad de 450 megawatts (MW) Abanico (136 MW) y Antuco (320 MW). Aguas abajo, en esta cuenca, se encuentran las centrales de pasada Rucúe (178 MW) y Quilleco (72,2 MW), ambas de Colbún.
La laguna del Maule es otro acuífero clave. De allí se abastecen las centrales Ojos de Agua (9 MW), Los Cipreses (106 MW), Isla (68 MW), Curillinque (89 MW) y Loma Alta (40 MW), todas de Enel Generación. Su filial Pehuenche opera la central de embalse del mismo nombre de 570 MW, que utiliza las aguas del río Melado y río Maule.
Más abajo, este curso de agua abastece al embalse Colbún (474 MW), de la eléctrica del mismo nombre, y a Machicura (95 MW), de la misma empresa.