La compañía decidió excluir el proyecto de expansión que contemplaba una inversión de US$ 1.500 millones.
Nada feliz, al menos en el aspecto financiero, ha sido el desembarco de la minera estatal polaca KGHM en Chile. En 2014 inauguraron la faena Sierra Gorda, ubicada en la Región de Antofagasta, que con un desembolso de US$ 4.200 millones se transformó en la mayor inversión en la historia de la compañía fuera de su país. Sin embargo, los precios del cobre y del molibdeno no acompañaron a la firma y desde su apertura solo ha informado pérdidas.
El desempeño de la faena se transformó en un tema político en Polonia, que incluyó investigaciones judiciales sobre el proceso de compra del yacimiento, lo que los llevó a revisar en profundidad el modelo minero de la compañía, dando como resultado una baja en los supuestos de rendimiento del yacimiento. Esto último, obligó a la minera a reconocer una pérdida contable por US$ 1.036 millones, en base al 55% que poseen del activo, el que se suma al ya realizado un año atrás.
La minera explicó que, para determinar la cuantía del deterioro, se revisaron las cantidades de reservas, parámetros técnicos y de producción, planes de desarrollo e inversión para partes individuales del proceso de minería, en base a supuestos de precios del cobre y molibdeno más conservadores respecto a los que usaron al momento de desarrollar el proyecto.
El reconocimiento de KGHM se suma al ya realizado hace algunas semanas por sus socios japoneses de Sumitomo -que ostentan el 45% de la propiedad del yacimiento-, quienes registraron una pérdida por deterioro de US$ 711,3 millones por su participación en la mina chilena.
En la compañía polaca recalcan que están enfocados en consolidar sus operaciones en Sierra Gorda para optimizar sus parámetros financieros y productivos.
A septiembre de 2016, últimos resultados publicados, la compañía informó una pérdida de US$ 386,5 millones. Eso sí, estos números deberían mejorar dado el repunte en el precio del cobre exhibido en la parte final del ejercicio pasado.
De todas formas, los polacos buscan ir más despacio, por lo que excluyeron de su análisis del modelo minero la expansión planeada para la mina. La denominada Fase II del proyecto contemplaba una inversión por unos US$ 1.500 millones.
Sumitomo también ha reconocido una pérdida por deterioro de US$ 711,3 millones por su participación en la mina chilena.