Los precios del petróleo finalizaron las operaciones de este jueves en alza de hasta el uno por ciento, impulsados por la depreciación del dólar y el reporte de las cifras de inventarios de crudo en Estados Unidos que subieron por séptima vez, aunque menos de los previsto.
Los acuerdos de la cumbre de París, tendentes a descarbonizar la economía, y la creciente prevalencia de fuentes de energía alternativas auguran, a largo plazo, un mundo donde el petróleo será casi residual. Sin embargo, a corto plazo, las previsiones apuntan a que reinará la estabilidad, aunque con ligeras variaciones.
En el International Exchange Futures de Londres, el barril de crudo Brent ganó 1.22 por ciento, a 56.58 dólares por barril. En contrato para entrega en abril marcó un máximo intradía de 57.13 dólares.
En tanto que el crudo WTI de referencia en Estados Unidos, subió 1.60 por ciento, hasta quedar en 54.5 dólares al cierre de la Bolsa Mercantil de Nueva York (Nymex).
Los contratos de gasolina para entrega en marzo, que se siguen tomando como referencia, subieron cerca de 2 centavos y terminaron en 1.53 dólares el galón, y los de gas natural con vencimiento también en marzo subieron casi 3 centavos y terminaron en 2.62 dólares por cada mil pies cúbicos.
La jornada de este jueves giró mayormente en las cifras publicadas por la Administración de Información de Energía (AIE) sobre los inventarios de crudo en Estados Unidos que se incrementaron en 564 mil barriles en la semana que terminó el 17 de febrero.
Sin embargo, el pronóstico de los analistas apuntaban a un aumento de 3.5 millones de barriles.
Las existencias de crudo en el punto de entrega de Cushing, Oklahoma, bajaron en 1.5 millones de barriles, agregó la gubernamental EIA.
Las tasas de operación en refinerías cayeron en 187 mil barriles por día, mientras que las tasas de utilización presentaron un declive de 1.1 puntos porcentuales a 84.3 por ciento del total de capacidad, de acuerdo a los datos de AIE.
Este organismo espera que el incremento de la demanda se produzca en los países emergentes y no pertenecientes a la OCDE. En los Estados más desarrollados, la demanda de crudo continuará prácticamente igual o con ligeros repuntes. Es el caso de España que ha elevado en los últimos 25 años su dependencia de las importaciones de los combustibles fósiles, del 81% en 1990 al 98% en 2015, acaba de difundir Eurostat.
En lo que se refiere a la producción, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) decretó a finales de 2016 una reducción de la misma a fin de conseguir un alza de los precios, que se ha desplomado desde 2013. De los 14 países socios, que controlan el 42% de la producción mundial, no todos han acatado este recorte, pero la organización logró el pasado enero el cumplimiento del 90% de su mandato. Y en los países exportadores no pertenecientes a la OPEP, Brasil, Canadá y los exsoviéticos, la producción va a crecer en 2017 cerca de 220.000 barriles diarios, calcula la AIE.
Sobre cómo van a influir estos dos factores en el precio, las opiniones divergen en el momento de su subida. Un informe de coyuntura, en el que Repsol ha recogido previsiones de analistas y fuentes oficiales, anuncia un repunte medio del crudo Brent para 2017 y 2018 en torno a los 10 dólares/barril, hasta alcanzar los 57 y los 65 dólares/barril, respectivamente. Los mercados bursátiles han constatado que desde que se aprobó producir menos petróleo el precio ha subido casi un 30%, lo que significa que los recortes han logrado lo que se proponían.
En los próximos años será clave una regulación internacional sólida y homogénea, debido a la lucha contra el cambioclimático y para asegurar una correcta transición energética”, afirman en Cepsa
Otros esperan que el incremento de la cotización sea definitivo a medio plazo. En Cepsa trabajan con una hipótesis de precios de entre 50 y 70 dólares/barril en los próximos cinco años, “lo que será vital para la recuperación de las inversiones”. Hay quien prevé subidas en 2018, como la aseguradora Crédito y Caución, pues “en 2017 el precio se mantendrá estable”. Su último informe señala que “el dinamismo del sector petrolero estadounidense actuará como un límite en el alza de los precios.
Por otro lado, el compromiso con los recortes de la OPEP y otros grandes productores también debería actuar como un límite en las bajadas”. En BP estiman que “el objetivo del recorte de la OPEP es elevar el precio del petróleo, y este impacto estará también mermado (porque creen que no habrá pleno cumplimiento de la orden de bajar producción) por la reacción de la industria norteamericana del fracking”.
Y en BP señalan que a corto plazo habrá “una relativa estabilidad del mercado, salvo disrupciones geopolíticas”, mientras que a largo plazo “el sector se enfrenta a grandes retos” derivados del Acuerdo de París y la transición energética.
Si hay alguien que puede poner patas arriba todo el sector petrolero es el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. En un mes, ha cumplido ya con promesas muy polémicas, por lo que su liberalismo a ultranza y su nacionalismo en temas energéticos causan expectación.
Trump pretende levantar las moratorias impuestas por Obama a la producción de petróleo, gas y carbón para lograr dos cosas: subir el empleo y cortar la dependencia con el exterior, sobre todo con los países productores de la OPEP.
Los analistas coinciden en que, de llevarse a efecto estas promesas, se producirán aumentos en los precios del crudo inevitablemente. No obstante, la Agencia Internacional de la Energía se ha apresurado a tranquilizar a la opinión pública mundial. El crecimiento de las renovables es imparable y no se pueden desmantelar en unos pocos meses, ha venido a decir.
Por otra parte, en el sector están convencidos de que una cosa es prometer y otra enfrentarse al poderoso Congreso estadounidense, que puede no aprobar “una vuelta tan drástica al pasado”.
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